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Homenaje por su centenario natal

Pita Amor, lejos del morbo y el regodeo

Disfrutar su poesía directa y angustiada, metafísica, sugiere ponente en Bellas Artes

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La efigie de la poeta Pita Amor en su centenario natalFoto Luis Humberto González
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La efigie de Pita Amor presidió la mesa dedicada a la poeta con motivo de su centenario natal; paticiparon Geney Beltrán, Claudia Hernández de Valle-Arizpe, Michael K. Schuessler y Nadia UgaldeFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Jueves 31 de mayo de 2018, p. 4

Hablar de Pita Amor implica deshacernos de las repeticiones, el morbo y el regodeo para ver lo que importa: su poesía, dijo la ensayista Claudia Hernández de Valle-Arizpe, durante el homenaje que se rindió a la escritora en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

En la mesa Mi vida de centellas y secretos: cien años de Pita Amor, efectuada la noche del martes, la también poeta aclaró que a la autora de Polvo no se le puede abordar solamente desde la admiración.

Añadió: Una vida así de intensa, tan llena de altibajos más que de contradicciones, consecuencia de su enfermedad; tan llena de talento y producción literaria, pero devastadora en términos humanos no pudo haber sido fácil de sobrellevar, explicó Hernández de Valle-Arizpe.

En los libros Puerta obstinada, Círculo de angustia y, sobre todo, Polvo es posible que la poeta que cumpliría 100 años este 30 de mayo, se situó por encima de su propio personaje. Ahí están claros los temas que persistirán obstinados en el resto de sus textos. Ella ante el cuestionamiento de Dios, en relación con sus ideas y su cuerpo, frente a la muerte, la negra noche que la perturba.

Claudia Hernández destacó el lenguaje claro y directo en Pita Amor (Ciudad de México, 1918-2000), cuyo sentido no es hueco; así como que “el erotismo y lo femenino también deben revisarse con cuidado en su trabajo.

“El mejor homenaje que se puede hacer a la autora de Polvo, Más allá de lo oscuro, Décimas a Dios y otras obras, es leerla para sólo después emitir juicios certeros, pero sobre todo para disfrutar su poesía directa y angustiada, metafísica, habitada por la pasión creadora, la soledad y las preguntas desesperadas y retadoras”, ponderó Hernández de Valle-Arizpe.

En los intermedios de las participaciones, las actrices Jimena Hinojosa y Mariana Villalobos leyeron algunos poemas de Guadalupe Amor, seguidos de la introducción de Geney Beltrán, titular de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Poesía y libertad

El investigador Michael K. Schuessler relató anécdotas sobre la homenajeada cuando escribió en los años 90 el libro Pita Amor: la undécima musa, que indaga sobre Pita, la persona, Guadalupe, la gran poeta.

Recordó que “entre los autores para mí desconocidos, el que más poder ejercía en mi imaginación fue Guadalupe Amor, que se distinguía por ser una leyenda viva que en aquel entonces habitaba los numerosos hoteles de la Zona Rosa y que a veces ofrecía recitales poéticos, que eran a su vez las primeras obras de performance de México”.

Luego de una curiosa búsqueda, compartió Schuessler, localizó a la “genio artístico. Hallarme frente a este monstruo de la poesía fue para mí una experiencia cuyo primer impacto nunca me ha abandonado y cuya fuerza persistiría hasta mi muerte.

Durante varios años indagué sobre la obra literaria de Guadalupe Amor, que tuvo su gran momento de esplendor en los años 40 y 50 del siglo pasado, para luego, tal vez imitando el trabajo de su sobrina Elena Poniatowska Amor, quien también resguardaba mucho material y no pocos recuerdos de su tía, me puse a ordenarlo e interpretarlo.

Por su parte, la curadora Nadia Ugalde Gómez dijo: La poesía y la libertad serían las señas de identidad de Amor. Mujer sin inhibiciones, exhibicionista a los ojos de la sociedad.

Refirió que fue modelo, pues varios artistas eligieron perpetuar su imagen. Musa de cuadro, objeto de contemplación, como los reconocidos Roberto Montenegro, Diego Rivera, Cordelia Urueta, Juan Soriano y Raúl Anguiano, algunos de quienes pintaron desnuda a la figura entrañable del México del siglo XX.