Sociedad y Justicia
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Agrupaciones de AL participan en un encuentro en Chiapas

Quienes defienden la vida y a la Madre Tierra están en riesgo

Nuestra lucha nos ha traído represión y muerte, afirmaron activistas

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 25 de mayo de 2018, p. 38

San Cristóbal de Las Casas, Chis.

Representantes de 40 agrupaciones de seis países de América Latina advirtieron que quienes defienden la vida y a la Madre Tierra están en un riesgo constante bajo las amenazas de empresarios, de la delincuencia organizada y del Estado, favoreciendo el camino de la impunidad, la injusticia, la desigualdad, el despojo, la explotación, el desprecio en contra de los pueblos originarios y comunidades, su cultura y cosmovisión.

Nuestra resistencia y lucha en defensa de la Madre Tierra nos ha traído como consecuencia la represión, la intimidación, la amenaza, la persecución, el encarcelamiento y el asesinato de defensoras y defensores comunitarios de derechos humanos, afirmaron activistas que iniciaron ayer por la mañana en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, los trabajos del encuentro Intercambio de experiencias comunitarias en resistencia no violenta frente al extractivismo.

“Constatamos que los estados crean leyes y reformas para permitir que las grandes empresas nos despojen de nuestros territorios; usan el sistema de impartición de justicia para criminalizar nuestros movimientos; buscan imponer el modelo extractivista manipulando el derecho a la consulta y al consentimiento libre, previo e informado para no respetar nuestros derechos ancestrales al territorio, al cual nos impiden el acceso mediante la imposición de ‘áreas naturales protegidas’”, agregaron en un pronunciamiento leído por Martha Inés Romero, coordinadora regional para América Latina de Pax Christi, organismo que convocó al encuentro.

Las agrupaciones de Perú, Chile, Paraguay, Colombia, Guatemala y México que asisten a la reunión exigieron a las organizaciones de las Naciones Unidas y de los Estados Americanos, a la Unión Europea y al Vaticano que ejerzan más presión sobre los gobiernos de América Latina y sobre las corporaciones trasnacionales, para que respeten los derechos humanos, haciendo eco de las comunidades y de los problemas que las aquejan.

Aseguraron que el modelo extractivista condena a pobladores al desplazamiento forzado, al desarraigo y afectaciones a la salud de nuestras familias, mujeres, ancianos, jóvenes, niños y niñas, pretendiendo cancelar así el futuro para nuestras nuevas generaciones.