Activistas y familiares de víctimas de violaciones graves de derechos humanos denunciaron que en el estado de Chihuahua se vive actualmente un clima de inseguridad, violencia e impunidad frente al cual el gobernador Javier Corral Jurado no ha atinado a responder de manera eficiente.

Luego de participar en la llamada Caravana de la Realidad del Norte –que salió el pasado 19 de mayo de Ciudad Juárez y ha recorrido ocho ciudades–, los integrantes de la movilización indicaron en conferencia de prensa que la administración de Corral ha adoptado un doble discurso para ocultar su indolencia y pasividad frente a los problemas del estado.

Percibimos una discordancia enorme entre el decir y el hacer del gobernador. Por un lado, recibió apoyo ciudadano para derrotar a (su antecesor, el priísta) César Duarte, pero, por otro lado, ha reprimido todos los movimientos sociales, señaló Rosalío Morales, profesor jubilado y participante de la Caravana.

De igual forma, el mandatario panista disputa por recursos ante el gobierno federal, pero tiene un afán recaudatorio desmedido que confisca el salario de la gente; proclama la soberanía del estado, pero va a Canadá a venderlo a las empresas mineras; se opuso a la Ley de Seguridad Interior, pero no a la militarización.

En suma, recalcó Morales, Corral no ha resuelto los problemas de Chihuahua, entre ellos la violencia contra los periodistas, que el 23 de marzo de 2017 cobró la vida de Miroslava Breach, corresponsal de este diario. Levantó grandes expectativas, pero éstas rápidamente se vieron frustradas por el incumplimiento de sus promesas de campaña.

Familiares de personas desaparecidas o asesinadas señalaron también que Javier Corral no ha cumplido su obligación de investigar las agresiones contra sus seres queridos y castigar a los responsables. Su promesa de encontrar a los culpables se convirtió justo en eso: en una simple promesa, lamentó José Luis Castillo, padre de la joven Esmeralda Castillo, desaparecida en 2009.

Otro de los señalamientos críticos hacia la gestión del panista fue la imposibilidad de detener las agresiones de grupos criminales contra pueblos enteros, que han generado desplazamiento forzoso masivo.

De donde yo vengo, de cada 20 casas sólo hay una habitada. Es un escenario catastrófico donde la guerra despobló zonas enteras que le interesan al capital internacional, relató por su parte el arquitecto Alejandro González.