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La despedida de Fela Fábregas, marcada por anécdotas sobre su fructífera carrera

Brindan los últimos aplausos a la gran dama del teatro en su recinto consentido

Actores, productores y alumnos exaltan su fuerte carácter y su enorme generosidad

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Fela Fábregas, cuyo nombre de soltera era Rafaela Salinas, falleció el jueves a los 87 añosFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de mayo de 2018, p. 9

Una atronadora y prolongada salva de aplausos, acompañada de exclamaciones de ¡Fela, Fela, Fela!, rubricó la emotiva despedida a Fela Fabregas en su última función, como bien podría considerarse, en el que fue su teatro consentido.

El sobrio féretro de madera café permanecía en el centro del inmaculadamente brilloso piso del escenario rodeado de arreglos florales, con una fotografía de la fallecida a un lado y al otro una de Fela con su esposo durante un ensayo. Ante él desfilaron familiares, colaboradores, amigos y alumnos de la escuela de quien fue, a decir de muchos de los presentes, la gran dama del teatro en México.

Fela Fábregas, cuyo nombre de soltera fue Rafaela Salinas, falleció el jueves a los 87 años, luego de una fructífera vida entregada a las artes escénicas, primero como compañera de su esposo Manolo y, a la desaparición de éste, de los seis hijos que procreó la pareja a partir de su matrimonio en 1951.

Alguno de los presentes recordó que Fela solía decir que como Manolo fue actor ella fue su ayudante, y que si él hubiese sido médico ella hubiese sido enfermera.

Al mediodía de ayer se le tributó un homenaje en el teatro que lleva el nombre de Manolo Fábregas, en la calle de Serapio Rendón, colonia San Rafael, recinto que, se sabe, costó sus ahorros a Manuel Sánchez Navarro, el nombre de pila del llamado Señor Teatro, y edificado en lo que fue el Ideal para así comenzar a erigir una serie de inmuebles que, como se mencionó en una de las eulogías, nadie le ha dado más butacas a esta arte en México que la familia Fábregas.

Personajes del medio, como Felipe Armas, el por años asistente de Manolo en sus menesteres teatrales; las actrices Chantal Andere, Edith González y María Victoria; Jorge Ortiz de Pinedo, Héctor Bonilla, Morris Gilbert, Alicia Encinas, fueron algunas de las personas que montaron guardia antes de que José de Jesús Aguilar, el sacerdote de la aledaña parroquia de San Damián, comenzara el acto litúrgico en el que se entremezclaron anécdotas, como aquella cuando de viaje por España Fela y Manolo estuvieron en una representación de El diluvio que viene, obra que Manolo consideró que no tendría éxito en México, pero de la que Fela adquirió los derechos y ya de regreso en casa le propuso a su esposo ser socio para ponerla en escena; aquí nada más se sostuvo en cartelera tres años con 15 días y mil 800 funciones.

Se hizo mención del carác- ter fuerte y decidido de la fallecida. El actor Patricio Castillo recordó sonriente que Manolo tuvo antecedentes de disciplina militar, lo que le ayudó a lidiar con su cónyuge.

A ese carácter oponía a la vez una gran generosidad, como recordaron varios de los alumnos de la escuela de teatro que sostenía. “Ante alguna equivocación, –decía– nunca pidas perdón, mejor no lo vuelvas a hacer”, rememoró Luis Huesca, uno de los que habló luego de la convocatoria que hizo la hija mayor Virginia para invitar a los presentes a expresar sus sentimientos.

Por su parte, Manolo hijo aseguró que la familia continuará involucrada en el rubro teatral.