Opinión
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Fox, puntal de AMLO
E

n vez de quedarse en casa rumiando sus miserias intelectuales, Vicente Fox gusta de salir a la palestra con el patrocinio de una empresa periodística que cada vez deja más que desear.

Con la misma gracia que si bailara un foxtrot y con un tufillo mesiánico, a quien es precursor indiscutible del moderno desastre mexicano ahora le da por arremeter, con calificativos y no con sustantivos, como hizo antaño, en contra de Andrés Manuel López Obrador. Igual que entonces, está consiguiendo exactamente lo contrario de lo que se propone: fortalecer a su enemigo. De continuar así, en caso de ganar, el Peje se verá obligado a mostrar de por vida un enorme agradecimiento por la gran ayuda recibida.

¡Parece haberse olvidado de cómo mejoró la imagen pública de López Obrador cuando el entonces lamentable presidente Fox arremetió con tanta furia contra él!

Aparte de la gran pobreza conceptual que lo caracteriza y recurriendo a la diatriba barata, dado el repudio general, del que parece no haberse enterado tampoco, cada vez que Fox insulta a AMLO, éste tiende a fortalecerse. Si fuéramos mal pensados podríamos llegar a suponer que el ex presidente percibe una buena feria del tabasqueño por hacer lo que hace…

Supongo que era una ilusión vana haber supuesto que después del primer sexenio de la llamada docena trágica el ilustre guanajuatense se retiraría con silenciosa dignidad al castillo que se mandó construir en San Francisco del Rincón (otrora afamado por las Poquianchis) a vivir con discreción y promover que otros desarrollaran ideas benéficas para el país. Es de suponer que hasta para ser modosito se requiere de talento y, como estamos viendo, no es el caso.

No es con base en insultos y diciendo barbaridades como se puede combatir a un rival político que exhibe, quiérase o no, una tendencia sumamente favorable. Valdría más la pena pensar seriamente en las razones por las cuales se mantiene a la cabeza de las encuestas y no amenazar con el petate del muerto de la venezolanización cuando, entre Fox y Felipe Calderón, por seguir con el mismo juego retórico latinoamericanista, lograron sumergirnos en esta colombianización

Un poco de raciocinio y de conciencia histórica debería hacer pensar más en el por qué de las cosas en vez de caer en una retórica comparativa tan barata. Cuando las cosas suceden es porque pueden suceder. Lo imposible nunca ocurre. De haberse hecho las cosas con sentido patriótico y conciencia social, seguramente podríamos estar ahora gozando de una sana mexicanización menos desequilibrada y con mayor armonía social.

En el pasado (que ahora está de moda renegar de él) este país logró éxitos extraordinarios y envidiables que hacen pensar que, en vez de echarlo todo por la borda para navegar por aguas neoliberales o neoporfiristas, se debió haber corregido el rumbo, mas no cambiar de dirección tan abruptamente y tomar un camino en muchos sentidos contrario a los intereses de la mayoría de los mexicanos. Ello no equivaldría al populismo, como ahora se dice, sino a una verdadera democracia.

Tal como dijo Luis Donaldo Colosio: “La modernización económica sólo cobra verdadero sentido cuando se traduce en bienestar para las familias mexicanas…”, y luego agrega: Por supuesto, ¡manteniendo lo propio: nuestros valores y nuestra cultura!