Opinión
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Ciudad Perdida

News Divine: el peso de la tragedia

Chíguil, candidato incómodo

Lastre para Morena

T

odos los afanes de los candidatos a gobernar la Ciudad de México no logran, debemos decirlo, borrar los malos manejos o las malas decisiones de los partidos a los que representan. Ninguno, ni Morena, ni el PRD y menos aún el PRI pueden sentirse limpios en esta campaña.

En Morena bien podríamos decir que las encuestas parecen haber señalado a quienes difícilmente podrán ganar los espacios en competencia. El ejemplo mayor es el del hombre que pretende volver a gobernar en Gustavo A Madero, Francisco Chíguil, actor impune en el caso News Divine.

Aquella tarde en la redacción de este diario se empezaron a registrar llamadas en protesta por lo que estaba sucediendo en el antro. Nadie imaginaba, nadie sabía la dimensión de aquella tragedia. Quienes buscaban llamar la atención del diario lo hacían armados de la denuncia sobre lo que sucedía en el lugar. Se hablaba de venta de droga y licores a estudiantes y muchachos menores de edad. Los vecinos estaban escandalizados.

Chíguil, entonces jefe delegacional, había recibido muchas más denuncias que las que esa tarde y noche llegaron a la redacción, pero por razones que aún no quedan claras, que permanecen en ignominioso silencio, no hizo nada; en el mejor de los casos dejó que el antro siguiera con las prácticas que denunciaban los vecinos.

El delegado en aquel 2008 sabía qué pasaba en el antro, eso lo sabemos todos, hasta la ley, pero lo que no sabemos es por qué el lugar no estaba clausurado.

Malo será que se utilice la tragedia para fines de campaña política, pero mucho peor sería olvidar la tragedia y permitir que este actor impune vuelva a gobernar donde no pudo o no quiso poner orden. Morena, principalmente, debería tener en cuenta que la memoria es la única herramienta que nos impide (a veces) cometer el mismo error, o para decirlo más claro: sería imperdonable que repitiera el error del PRD.

Hoy Chíguil es el candidato, pero ese juego va en contra de Claudia Sheinbaum. Los votos de memoria que darán seguramente en contra de Chíguil serán votos en contra de Claudia, e incluso de Andrés Manuel López Obrador. La cosa es grave porque habla, además, de una gran insensibilidad del aparato encargado de hacer las encuestas. La derrota de Chíguil es una derrota anunciada, y frente a eso ¿qué explicación creíble podrá dar el aparato de las encuestas?

Morena no puede apostar al olvido; ese partido ha prometido ser otra cosa, por más que las rémoras perredistas incrustadas en su cuerpo traten de llevarlo por los rumbos de la derecha. Pero el asunto es más grave de lo que creíamos: ¿de verdad quienes deciden las candidaturas no se dieron cuenta del gran fracaso que se avecina con esa candidatura? ¿De verdad creyeron que el mal gobierno de Lobo sería suficiente para hacer que la gente olvidara a sus muertos?

No hay cómo sostener la candidatura de Chíguil. El arrastre de López Obrador o la figura de Claudia no son suficientes para dejar sin filo a la memoria, y un error de aquel tamaño ya no se puede permitir. Morena debería saberlo.

De pasadita

¿Cuánto tiempo tendrá que aguantar el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, para que su paciencia reviente frente a los datos bufos de la SSP, que en el papel, o mejor dicho, en la pantalla, asegura que la delincuencia ha mermado mientras en las calles los delincuentes, muertos de risa y operando a sus anchas, preparan el siguiente asalto, el siguiente secuestro, el siguiente robo? No será fácil quitar a uno y poner otro, pero lo que no funciona, perdón, ya no funcionó, ya no funcionará.