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Cátedra en honor del corresponsal de La Jornada organizada por la UdeG

Apesar del miedo, Javier Valdez siempre tuvo la esperanza de un cambio: Villarreal

El trabajo periodístico del sinaloense siempre estuvo basado en la calle y la investigación

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Andrés Villarreal, editor del semanario sinaloense Río Doce, durante la cátedra en honor de Javier ValdezFoto Juan Carlos G. Partida
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 5 de mayo de 2018, p. 13

Guadalajara, Jal.

Javier Valdez, el corresponsal de La Jornada en Sinaloa asesinado el 15 de mayo del año pasado en Culiacán, solía decir que pare los libros y no los publica, recordó Andrés Villarreal, editor del semanario Río Doce, del que Valdez fue confundador, durante la cátedra en honor del periodista caído que organiza la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) de la Universidad de Guadalajara.

Villarreal, invitado principal a una mesa de análisis realizada en el paraninfo Enrique Díaz de León, de la UdeG, dijo que el trabajo periodístico de casi tres décadas del sinaloense fue describir a detalle una realidad que no tuvo que buscar porque ésta lo atropelló.

Recordó que el trabajo de Valdez siempre estuvo basado en la calle, en la investigación, en un sufrido trabajo de reporteo que lograba textos en los que era claro que parecían más un acto de dolor que de placer.

Hablando en tiempo presente, porque Javier sigue aquí, Villarreal dijo que a pesar de todo, del miedo que sentía por los temas que abordaba, en sus libros y trabajos reporteriles cotidianos era claro que la esperanza del cambio estaba siempre presente.

Acercarse a los libros de Javier es ver cómo nuestra ciudad y nuestro país no es otra cosa que un estado cavernario, agregó.

Comparó la obra periodística que Javier legó con la creación de un mural a partir de pequeños mosaicos que tenían por sí mismo colores, los cuales a su vez formaron una gran imagen clara para todos quienes lo han leído.

Es un mural de dolor, de terror, pero es al mismo tiempo de esperanza y de luces, y no olvidar que ese mural también es un reflejo de nosotros mismos, dijo.

Sonia Serrano, periodista de Canal 44 de la UdeG y del diario NTR, afirmó que la muerte de Javier fue un duro golpe al periodismo de nuestro país, no porque sea un periodista más importante o más querido, sino porque defendía que se podía hacer periodismo en México sin morir en el intento. Y no fue así.

Recordó que la última vez que platicó con Valdez fue cuando la entrevistó para el libro que entonces preparaba, Narcoperiodismo, y aseguró que tras la charla le habló de la importancia de la valentía y de que el periodismo inteligente siempre mantendría a los comunicadores a salvo.

Recalcó el lado humano, generoso y festivo de Valdez que iniciaba charlando de periodismo, pero terminaba haciendo bromas y cantando al español Joaquín Sabina con un whisky en la mano.

Gricelda Torres Zambrano, periodista de Notisistema, aseguró que el asesinato de Valdez “fue una noticia que nos partió el corazón en dos a quienes le conocimos y aprendimos de esa rara combinación de humor, dignidad y sabiduría que sólo se obtienen al patear la calle entre testimonios de dolor y rabia.

No sólo lloramos al amigo y al maestro, asesinado de la manera más cobarde en Culiacán, también por toda su voz y trabajo que representaba para el gremio, para el periodismo de investigación y para la gente a la que siempre puso en primer plano, de la que conoció sus nombres y sus rostros, agregó.