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El pontífice hospeda en su casa a tres de los agredidos por el sacerdote Kadima

Esto no es una cruzada contra la Iglesia, aclaran víctimas de abuso al papa Francisco

Le expresamos la importancia no sólo del perdón, sino de que se asuma la responsabilidad

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El médico James Hamilton, el filósofo José Andrés Murillo y el periodista Juan Carlos Cruz Chellew llegaron al Vaticano para entrevistarse con el papa FranciscoFoto La Jornada
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 29 de abril de 2018, p. 13

En un gesto inédito y sin precedentes en la historia de la Iglesia católica, el papa Francisco invitó a tres víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes a hospedarse en su casa, la residencia de Santa Marta, en el Vaticano, para escuchar con tranquilidad sus testimonios, luego de haberles pedido perdón públicamente por defender durante años al obispo Juan Barros Madrid, quien encubrió los crímenes del sacerdote Fernando Karadima, conocido como el Marcial Maciel chileno.

El periodista Juan Carlos Cruz Chellew, el médico James Hamilton y el filósofo José Andrés Murillo llegaron al Vaticano la semana pasada y desde el jueves iniciaron sus entrevistas personales y en lo individual con el Papa argentino. Las víctimas de Karadima, quien actualmente tiene 87 años, han sido entrevistadas por La Jornada en varias ocasiones desde 2014.

Sólo espero que sea útil, qué ayude a cambiar lo que sea necesario para que el mundo sea un lugar que cuide, sane, acompañe y no que maltrate, y que la Iglesia católica en eso sea aliada y no más abusadora, escribió el pasado viernes en su cuenta de Twitter el doctor en filosofía José Andrés Murillo, primero en entrevistarse con el Papa, tras pernoctar en su residencia.

Añadió: Hoy conversé dos horas con el Papa. De manera muy respetuosa y franca le expresé la importancia de entender el abuso como un abuso de poder, de la necesidad de asumir la responsabilidad, el cuidado y no sólo el perdón. También, del postergado rol de la mujer y las comunidades.

Las pruebas

Este histórico encuentro entre víctimas de agresión sexual y el papa Francisco surge después de su visita a Chile, en enero pasado, considerada un fracaso, luego de que el pontífice defendió al obispo de la diócesis de Osorno, Juan Barros Madrid, y declaró que no había pruebas sobre su protección al cura pederasta Karadima, con el que estuvo durante 37 años sin denunciar lo que sucedía.

El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia. ¿Está claro?, dijo, mientras el obispo aludido señalaba a los medios que el pontífice le había expresado palabras de ánimo, apoyo y cariño.

La reacción de las víctimas fue inmediata: Como si uno hubiese podido sacarse una selfie o foto mientras Karadima abusaba de mí u otros con Juan Barros parado al lado viéndolo todo. Estas personas desde arriba están locos y el Papa habla de reparación a las víctimas. Seguimos igual y su perdón sigue siendo vacío, dijo Juan Carlos Cruz Chellew en su cuenta de Twitter.

Luego los tres ofrecieron una conferencia de prensa para denunciar que los obispos cómplices y encubridores de Karadima: Juan Barros, Horacio Valenzuela, Andrés Arteaga y Tomislav Koljatic estaban siendo igualmente protegidos por el Vaticano, así como los cardenales Francisco Javier Errázuri Ossa y Ricardo Ezzati Andrello, este último convertido en cardenal por el papa Francisco a pesar de las denuncias.

Demostraron a través de documentos que la jerarquía católica chilena estaba al tanto de las conductas criminales del sacerdote pederasta y sus encubridores desde la década de los 80 del siglo pasado. El secretario de Karadima era el obispo Barros y viajó al Vaticano para reunirse con Luis Ladaria Ferrer, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para blindar al cura pederasta y desacreditar a las víctimas.

Esto no es una cruzada contra la Iglesia católica; lo nuestro es contra el abuso sexual, el abuso sicológico y los encubrimientos de estos abusos, dijo el médico James Hamilton.

Más aún, el periodista Juan Carlos Cruz Chellew publicó una carta fechada el 3 de marzo de 2015, enviada al papa Francisco, para notificarle de los abusos de Karadima y el encubrimiento de Barros y otros obispos de su circulo personal. Además, exhibió una foto que demuestra que la misiva fue entregada por la religiosa Marie Collins al ex asesor del pontífice en materia de abusos, Sean O’Malley, quien finalmente dimitió.

También mostró una carta enviada al nuncio apostólico en Chile, Ivo Scapolo, donde le informaba de los abusos sexuales cometidos por Karadima contra menores de edad de la Acción Católica Juvenil de la parroquia del Sagrado Corazón en el bosque de la comuna de Providencia, un barrio de clase alta chilena, denunciados desde 2004.

“Ellos estaban cerca y a veces parados a nuestro lado cuando Karadima nos abusaba. Incluso, ellos eran tocados en forma muy inapropiada por Karadima… Por favor, ayúdenos. Quiero desesperadamente creer en usted y mantener mi fe. Todo lo que ha pasado en los últimos años y los últimos días me dice lo contrario”, escribió Cruz Chellew.

El mea culpa del Papa

Ante la polémica desatada luego de su visita a Chile, el Papa envió al arzobispo de Malta Charles Schicluna y al sacerdote Jordi Bertomeu Farnós, oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a entrevistar a las víctimas chilenas: Ya te han atacado suficientemente violándote, pero después siguen los ataques no creyéndote y pegándote bofetadas, dijo a La Jornada Cruz Chellew al acudir a Nueva York para entrevistarse con Schicluna.

El resultado de la investigación de Schicluna sobre este caso paradigmático de pederastia clerical en el mundo fue contundente: un informe de 2 mil 300 páginas con 66 entrevistas a las víctimas y a las autoridades de la Iglesia chilena.

A continuación, el pasado 11 de abril, el papa Francisco reconoció haberse equivocado y pidió perdón a las víctimas. Dijo sentir dolor y vergüenza y aceptó que cometió graves equivocaciones de valoración sobre el caso del obispo Juan Barros, principal encubridor de Karadima, al tiempo de enviar una carta a la Conferencia Episcopal de Chile.

“He incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada… ya desde ahora pido perdón a todos aquellos que ofendí y espero poder hacerlo personalmente en las próximas semanas, en las reuniones que tendré con representantes de las personas entrevistadas”, escribió el pontífice.

El Vaticano, entonces, publicó un boletín el pasado martes, donde informaba de la invitación a hospedarse en su residencia a las tres víctimas de Karadima.

El Papa les da las gracias por haber aceptado su invitación: durante estos días de encuentro personal y fraterno, quiere pedirles perdón, compartir su dolor y su vergüenza por lo que han sufrido y, sobre todo, escucharlos en todas aquellas sugerencias que puedan realizarle para evitar la repetición de semejantes hechos reprobables. El pontífice recibirá a las víctimas individualmente, dejando hablar a cada uno de ellos todo el tiempo que sea necesario.

Y añade: El Papa pide oraciones por la Iglesia de Chile en este momento doloroso, esperando que estos encuentros puedan desarrollarse en un clima de serena confianza y sean un paso crucial para remediar y evitar para siempre los abusos de conciencia, de poder y, particularmente, sexuales en el seno de la Iglesia.

Hechos, no palabras

Juan Carlos, James y José Andrés han declarado en varias ocasiones que más que discursos, promesas y palabras, esperan que este encuentro con el Papa dé como resultado hechos concretos, como el debido castigo a Karadima y sus encubridores.

Los tres han expresado su solidaridad con las víctimas de abuso sexual de sacerdotes católicos en el mundo: Ojalá este encuentro aporte nuestro grano de arena para que sea el fin de la cultura de abusos y encubrimiento por parte de los obispos en la Iglesia, dijo Juan Carlos, quien se entrevistará con el Papa este lunes.

James Hamilton, por su parte, quien se entrevistó con el Papa el sábado, valoró la invitación de pontífice como un gesto de reparación y humildad. Se necesitan medidas concretas, reformas profundas y que signifiquen un aporte serio para que la Iglesia sea nuevamente espacio y expresión de acogida y no de huida, dijo a la cadena alemana DW.

La prueba de fuego para el Papa llegará en unos días. El pontífice escribió una carta a los obispos de Chile invitándolos a una reunión plenaria el próximo mes en el Vaticano, de donde se espera surjan importantes cambios para reducir al estado laical a los culpables y las sanciones contra ellos.

El papa Francisco les advierte a los obispos: “Solicito vuestra colaboración y asistencia en el discernimiento de las medidas que a corto, mediano y largo plazos deberán ser adoptadas para restablecer la comunión eclesial en Chile con el objetivo de reparar en lo posible el escándalo y restablecer la justicia.