Opinión
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La encrucijada de Facebook
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ark Zuckerberg, creador y presidente de Facebook, empresa que se ha convertido en la más importante red social de comunicación con el mayor número de suscriptores en el planeta, compareció ante el Congreso estadunidense, donde fue sometido a un intenso interrogatorio durante casi 10 horas. De entre los cuestionamientos de los legisladores destacaron el papel que Facebook había tenido en la intromisión de los rusos en el proceso electoral de 2016, y la relativa laxitud de ese medio para permitir comentarios e información que pudiera considerarse ofensiva a ciertas personas u organizaciones.

De entrada, Zuckerberg admitió su responsabilidad por la forma equivocada en el uso de la base de datos de Facebook para subvertir la democracia. Fue un gran error y pidió disculpas. Cuando se descubrió que un importante volumen de información estaba siendo usado en forma incorrecta por parte de la empresa Cambridge Analytics, violando las normas establecidas por Facebook en la utilización de su base de datos, los dirigentes de esa empresa se comprometieron a corregir esa práctica.

Nuestro error fue creer en su buena fe, ya que continuaron haciendo mal uso de la información por lo que se canceló de inmediato el acceso a nuestra base de datos. Desafortunadamente el daño estaba hecho. Cambridge Analytics usufructuó la información de 80 millones de suscriptores que fue usada por terceros para influir en las elecciones de 2016.

Los senadores más conspicuos en esta parte del interrogatorio fueron los demócratas, cuyo candidato presidencial fue el blanco de la información falsa divulgada por ese medio. Zuckerberg abundó al respecto, e informó que este año Facebook enfrenta un reto especial, debido a que se efectuarán elecciones cruciales en naciones como Pakistán, Hungría, Brasil, India, Brasil y México, y desde luego las intermedias en Estados Unidos.

Advirtió que el pirateo en Internet crecerá como medio para obtener grandes ganancias robando y vendiendo información a las campañas de algunos candidatos. Para evitarlo, dijo, hemos contratado y capacitado a más de 20 mil personas que detectarán cualquier anomalía en el uso de nuestras bases de datos.

Otro aspecto crucial de la comparecencia fue la relativa laxitud con la que los usuarios de Facebook, Google, Yahoo y otras redes intercambian mensajes e información mediante Internet. La respuesta de Zuckerberg fue escueta: en Facebook creemos que quienes intercambian su información en nuestra plataforma están conscientes de que puede ser vista por muchas personas; la censura la ejercen ellos mismos.

Las preguntas que siguieron en torno del tema por parte de los senadores rebelan las fisuras que existen en torno de la libertad de expresión y su regulación en Estados Unidos. Se ha legislado al respecto, pero lo que se desprende de las preguntas y opiniones de los legisladores es que aún hay grandes lagunas, e inclusive contradicciones sobre el tema, en un país donde se han percatado que las regulaciones son necesarias para preservar otras libertades.

Con aplomo y respeto, Zuckerberg advirtió que su misión cuando creó Facebook fue conectar a las personas, crear un sentido de comunidad, promover el empleo y ayudar en diversas causas sociales. Nuestro compromiso en Facebook es continuar con ese puente de comunicación en forma gratuita, pero subrayó que para mantenerlo es preciso incorporar publicidad pagada.

Al respecto, en un espléndido artículo, Andrew Ross Sorking escribió en The New York Times: “La realidad es que hablando de privacía hay un quid pro quo, ya que desde hace mucho tiempo decidimos que damos información personal –en plataformas como Google o Facebook– a cambio del acceso gratuito a información y de la posibilidad de interactuar con otros”.

Varias lecciones deja la comparecencia de Zuckerberg, una de las más apremiantes es el peligro de la piratería con fines electorales. La pregunta es: ¿hasta dónde será posible evitarla?