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Indignado por el allanamiento a casa y oficina de su abogado, alude a una cacería de brujas

Trump cancela su viaje a Perú para la Cumbre de las Américas

Habla de un ataque a EU, pero no de Siria o Norcorea, sino del Departamento de Justicia y la FBI

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Crece en Estados Unidos la especulación sobre un posible despido del subprocurador general Rod Rosenstein, quien provocó la ira del presidente Donald Trump al permitir el allanamiento a las oficinas de su abogado personal. La imagen, ayer en el Salón Oval de la Casa BlancaFoto Ap
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Michael Cohen (en imagen de archivo), abogado personal del presidente Donald Trump, está bajo investigación federal por posible fraude bancario y violaciones a las leyes de financiamiento de campañas electoralesFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de abril de 2018, p. 26

Nueva York.

El presidente Donald Trump amaneció reiterativo este martes y en un tuit denunció que es objeto de una total cacería de brujas, en referencia al allanamiento a la oficina y a la residencia de su abogado personal por agentes federales, e insinuando que su propio gobierno atenta contra él, generando con ello incertidumbre y alarma sobre su reacción, en lo que algunos consideran uno de los momentos más peligrosos de su presidencia.

Mientras considera una respuesta militar contra Siria, el presidente también está evaluando si continúa el ataque contra su propio Departamento de Justicia, la FBI y el fiscal especial Robert Mueller.

No se sabe si es por lo ocurrido aquí o por asuntos internacionales, pero la Casa Blanca anunció que Trump canceló su viaje a Perú este viernes para participar en la Cumbre de las Américas, argumentando la necesidad de permanecer en Washington para encargarse de la respuesta de su gobierno al presunto ataque químico en Siria. Se informó que el vicepresidente Mike Pence viajará a Lima en su lugar.

Será la primera vez en las ocho cumbres que el mandatario estadunidense no estará presente y este era el primer viaje del mandatario a América Latina. El líder de la minoría demócrata del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Eliot Engel, declaró que con esta decisión Trump una vez más está cediendo liderazgo estadunidense en América, pero que el anuncio no debe sorprender, pues viene de una administración cuya política hacia la región comienza con la construcción de un muro entre nuestro país y los vecinos del sur.

Mientras tanto, aquí en casa, la escena el lunes, la respuesta del presidente a la noticia de que las oficinas, residencia y hotel de Michael Cohen, su abogado personal que ha trabajado con él durante una década, habían sido allanadas por agentes de la FBI, fue ominosa (y perfecta para los que acusan que el presidente tiene tendencias autoritarias): Trump, rodeado de altos mandos militares antes de una reunión para aclarar la respuesta bélica a Siria, declara que hubo un ataque contra nuestro país en un sentido verdadero. Pero no estaba hablando de Siria o de Corea del Norte, ni de inmigrantes ni de terroristas, sino de su propio Departamento de Justicia, la FBI, y los investigadores federales.

Todo esto desató una intensa especulación sobre cuál sería la respuesta presidencial, ya que Trump dejó en veremos la posibilidad de despedir al subprocurador general Rod Rosenstein, o al procurador general (y secretario del Departamento de Justicia) Jeff Sessions, o incluso al fiscal especial Robert Mueller.

Según algunas versiones, asesores de Trump han pasado las recientes 24 horas tratando de convencer a un presidente furioso de no tomar decisiones imprudentes que podrían colocarlo en dificultades legales y hasta podrían generar una crisis para su presidencia.

No ayudó a calmar los nervios este martes que la vocera de la Casa Blanca Sarah Sanders haya comentado que Trump tiene la autoridad para despedir a Mueller directamente sin tener que solicitar esa acción al Departamento de Justicia (algo discutido por expertos en leyes). No es la primera vez que está considerando correr al fiscal especial: buscó hacerlo en diciembre, y también el verano pasado, reveló hoy el New York Times.

Por su parte, el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, dijo a CNN que sigue pensando que “se le debería permitir a Mueller concluir su tarea (…) No creo que sea removido”, pero rehusó contestar qué hará en caso de que el presidente intente despedir al fiscal especial que encabeza la investigación federal, bajo supervisión del Departamento de Justicia, sobre la injerencia rusa en las elecciones. El senador republicano Charles Grassley, presidente del Comité Judicial, comentó este martes que sería un suicidio para el presidente hablar de despedir a Mueller.

Pero según otros, Rosenstein es quien está en la mira, y es quien más ha provocado la ira del presidente en estos momentos.

Aunque fue Mueller quien refirió el asunto a los fiscales federales en Nueva York, los cuales consiguieron la orden judicial de un juez federal –algo que no se consigue fácilmente en el caso de un abogado, sobre todo uno que trabaja para el presidente– para realizar el allanamiento, eso primero fue aprobado por el subprocurador general Rosenstein, quien es el encargado máximo de todo lo relacionado con esta investigación en el Departamento de Justicia después de que Sessions se vio obligado a recusarse del caso.

De acuerdo con versiones extraoficiales, el objetivo de los agentes federales –quienes se llevaron todo tipo de documentos, comunicaciones y hasta una computadora– era sobre varios asuntos relacionados con la investigación federal de Cohen por posible fraude bancario y violaciones de leyes de financiamiento de campañas electorales, reveló el Washington Post.

Como parte de eso, un enfoque particular de los agentes fue captar información relacionada con los pagos a dos mujeres, la actriz porno Stormy Daniels y la ex modelo de Playboy Karen McDougal, realizados por o por conducto de Cohen poco antes de la elección de 2016, a cambio de acuerdos legales para prohibir la divulgación de sus relaciones sexuales con Trump hace unos 12 años.

Esta dramática acción de las autoridades es considerada por algunos como la más grave para el presidente hasta la fecha, en el contexto de las investigaciones sobre él y su equipo. Hasta el momento, lo que Trump llama una cacería de brujas incluye la acusación penal de su ex jefe de campaña Paul Manafort, la admisión de culpa por mentir a autoridades federales de su primer asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, quien ahora, junto con por lo menos otros dos ex asesores de su campaña, están cooperando con la investigación a cambio de reducción en posibles condenas, mientras su yerno Jared Kushner está en la lente de Mueller, y por otro lado, sus negocios están bajo escrutinio de fiscales en Nueva York por posibles delitos.

Y todo eso no incluye al propio presidente, por ahora.