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México SA

Plan B, al Senado

Apuesta al CPTPP

Trump, amigo y socio

C

on la novedad de que el inquilino de Los Pinos envió al Senado de la República lo que, se supone, sería su plan B ante la cada día más cercana posibilidad de que el gobierno de Donald Trump tire a la basura el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, tal cual lo hizo, al principio de su estancia en la Casa Blanca, con el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, conocido como TPP por sus siglas en inglés.

Ante dicha posibilidad, el gobierno peñanietista, vía Ildefonso Guajardo, ha dicho que el tratado trilateral simple y sencillamente se convertiría en bilateral (México-Canadá), ergo, no desaparecería. Pues bien, algo similar ha manifestado en torno al otrora TPP (renombrado como CPTPP), porque ahora sólo quedan 11 de las 12 naciones originalmente convocadas e involucradas en las supuestas negociaciones, lo que a simple vista no tendría mayores consecuencias de no ser que la nación faltante es Estados Unidos, con las restantes tendría el mayor flujo comercial.

Ayer, Enrique Peña Nieto envió al Senado el ahora denominado Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP/TPP-11) para que los señores de los escaños lo analicen y, en su caso, lo ratifiquen. En dicho mecanismo participaría México y Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, y el objetivo –versión oficial– es contribuir al crecimiento económico y crear nuevas oportunidades para empresas, trabajadores, agricultores y consumidores.

De acuerdo con el inquilino de Los Pinos, de ser aprobado el CPTPP permitirá incorporar cuestiones comerciales y transversales al comercio que son nuevas y emergentes, que incluyen aspectos vinculados a Internet y la economía digital, la participación de empresas de propiedad estatal en el comercio internacional y la inversión. En conjunto, las naciones participantes suman un mercado potencial cercano a 500 millones de consumidores.

Bien, pero como de tiempo atrás los advirtió el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic), al igual que en el caso del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la principal competencia para México en el TPP será el país que no es integrante de ese mecanismo: China. Básicamente, porque los integrantes del TPP tienen una relación comercial más intensa con China que con México, la competencia será muy fuerte.

En el plan original (con Estados Unidos, en tiempos de Obama), el mensaje para México fue que el TPP representa un nuevo reto para los países que orbitan alrededor de la política estadunidense, particularmente para quienes compiten directamente con China y que no han desarrollado una estrategia de desarrollo industrial adecuada.

El gran problema que enfrentarán los firmantes del TPP es que China domina el mercado de las 12 naciones (ahora 11) que integran el acuerdo, la preponderancia de la economía asiática es clara aun en el área del TLCAN. Aun sin tratados directos, China avasalló a otras naciones que intentaron crecer bajo un modelo de exportaciones incompleto. Lograron desplazar a los países que carecen de una política industrial activa y efectiva. Uno de ellos es México.

México, apunta el Idic, tiene acuerdos y tratados comerciales con casi todos los integrantes del TPP; el resto representa muy poco. Las oportunidades que agrega el nuevo acuerdo son pocas. Se debe ser claro: nuestro país participa marginalmente en Brunéi, Vietnam, Malasia, Australia y Nueva Zelanda. Además, lo poco que se exporta a los países mencionados enfrenta una competencia directa con China, nación que detenta una proporción de mercado superior a la de México. Maquinaria y equipo mecánico, equipo eléctrico, electrónico y de cómputo, hierro y acero, autopartes, plásticos, textiles y productos químicos constituyen la mayor proporción de lo que vendemos a dichos países, los mismos que produce y vende China, nación que tiene el liderazgo en dicha región.

Investigaciones renombradas demuestran que México no pudo enfrentar la competencia de China el área del TLCAN; aun con acuerdo comercial, nuestro país no enfrentó exitosamente el desafío de la nación oriental: el libre comercio no funciona sin política industrial. Eso lo conocen los países asiáticos y por ello han complementado su política de apertura con una abocada al desarrollo de la industria.

México entró a las negociaciones del TPP de forma reactiva y con una estrategia defensiva. El desafío para nuestro país es que busca un acuerdo comercial con naciones que han aplicado una exitosa política de desarrollo industrial durante 30 años. Además, varios de ellos tienen una política de Estado intervencionista para favorecer a su industria, como Vietnam.

Por el contrario, durante 20 años en México la política económica fue enfática en indicar que la mejor política industrial es la que no existe. Se combatió a quienes defendieron la vía industrial como mecanismo de desarrollo. Aunque eso comienza a cambiar, todavía falta mucho por hacer. El sector público, aun el privado, no han hecho propios los cambios que a escala global existen para favorecer el desarrollo industrial.

Dicha estrategia de política económica fue errónea, apunta el Idic, ya que tuvo un costo que llevo a lo que Villarreal llamó la desindustrialización precoz: antes de alcanzar una plena industrialización se dio marcha atrás y comenzó a migrar hacia un sector de los servicios de bajo valor agregado, dominado fuertemente por un comercio al por menor que demanda importaciones baratas y que no genera innovación y riqueza.

Con este antecedente México decidió entrar a las negociaciones del TPP. El principal argumento fue que era porque Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, estaba en la negociación y que si México no participaba podría perder lo ganado con el TLCAN (Estados Unidos abandonó ese mecanismo y ahora nuestro país está a punto de perder el TLCAN).

Por ello, si el gobierno mexicano decidió participar, entonces debe modificar la estrategia de política económica y tener un perfil industrial de alta productividad y competitividad. Para ello es preciso que se elabore una estrategia de fomento económico y de promoción dedicada a las empresas del sector industrial. De otra forma, la importación de manufacturas terminará por romper la estructura productiva nacional.

Las rebanadas del pastel

El inquilino de Los Pinos y el aprendiz de canciller insisten en que el esquizoide de la Casa Blanca es amigo y socio de México, por mucho que ahora amenace con militarizar su frontera sur.

Twitter: @cafevega