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No busco piedad, sino justicia, sostiene la mujer de 37 años

Inmigrante guatemalteca se refugia en iglesia santuario en NY
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Un religioso lava los pies de Aura Hernandez, inmigrante guatemalteca que desde ayer está en el templo de la Cuarta Sociedad Universalista, una iglesia santuario ubicada a un lado de Central Park, en Nueva York. Al fondo, en el extremo derecho, el padre Alejandro SolalindeFoto Cinthya Santos Briones
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 30 de marzo de 2018, p. 21

Nueva York.

Aura Hernandez, inmigrante guatemalteca, se declaró públicamente en santuario físico en una iglesia en Nueva York, aclarando que este acto no es para esconderse de las autoridades, sino para enfrentarlas abiertamente en busca de justicia para ella y los millones de inmigrantes en su situación.

Hernandez, de 37 años, acompañada de dos de sus hijos y rodeada de curas, reverendos, rabinos y líderes comunitarios –entre ellos el padre Alejandro Solalinde, quien se encuentra aquí en gira de trabajo– declaró dentro de la iglesia de la Cuarta Sociedad Universalista, a un lado de Central Park, que esto no es un acto en solitario, pues fue con el apoyo de muchos que logró tomar esta difícil decisión, y subrayó: no soy la única, somos muchos los que estamos en esta situación.

Ante el coro de: no estás sola, no estás sola de religiosos, defensores de inmigrantes y activistas comunitarios, Hernandez declaró: no me quedaré callada, esto es para los derechos de nuestros hijos (...) Lo que quiero pedir a todos es que tampoco se queden callados. Insistió: no estoy pidiendo piedad, estoy pidiendo justicia.

Jeanette Vizguerra, inmigrante mexicana que pasó 86 días en santuario en Colorado, acompañó a Hernandez y declaró que estar así es un acto de resistencia, de valor, e informó que hay más de 100 personas en iglesias santuarios en el país, en contra de la división de las familias.

Hernandez cruzó la frontera en 2005 huyendo del abuso doméstico, fue detenida por la Patrulla Fronteriza y acusa que fue abusada sexualmente por un oficial. Otro agente la liberó y logró llegar hasta Nueva York, donde vivía su hermana. Encontró trabajo y se casó con un mexicano. En 2013, después de una infracción menor de tránsito, un policía la reportó a las autoridades de migración, y descubrió que existía una orden de deportación. Su solicitud para una visa especial, a raíz del abuso sexual que sufrió, fue negada. Ahora busca reabrir su caso bajo protección del santuario.

Los religiosos y los ciudadanos solidarios iniciaron el día con una procesión alrededor del Hotel Trump, en Columbus Circle, antes de llegar a la iglesia para denunciar las políticas de persecución de familias inmigrantes impulsadas por el presidente.

El reverendo Juan Carlos Ruiz, de la Coalición Nuevo Santuario, declaró que este acto de Hernandez no es para esconderse de la justicia, sino justo para buscarla.

Solalinde recordó que Jesús es el migrante más famoso de la historia y que todos somos migrantes existenciales.

Un rabino mencionó que la Pascua judía que inicia este Viernes Santo es el día esencial de liberación marcando el éxodo no sólo de los israelitas, sino de todo pueblo oprimido por el faraón, y afirmó que los inmigrantes indocumentados son los israelitas de hoy, y estamos con ellos.

El reverendo Schuyler Vogel, al frente de la congregación que ofrece el santuario a Hernandez, recordó: “estamos aquí para demostrar que ningún ser humano debería ser visto como otros, estamos aquí como gente de consciencia para ofrecer santuario y demostrar que Aura es querida, es parte de nosotros”.

El acto concluyó, por ser Jueves Santo, con los líderes religiosos lavando los pies de Hernandez y otras dos mujeres que han luchado contra las políticas antimigrantes, el rito de Jesús con sus discípulos que expresa que el poder debe estar al servicio del pueblo y de los más vulnerables, explicaron Ruiz y Vogel.

Hernandez es el segundo caso de santuario público en esta ciudad. La primera fue Amanda Morales Guerra, otra guatemalteca, quien ha estado viviendo durante ocho meses en otra iglesia del norte de la ciudad. Hay otros casos no públicos, según la Coalición Nuevo Santuario.

Por otro lado, las autoridades estadunidenses anunciaron que ya no ofrecerán la posibilidad de que inmigrantes indocumentadas embarazadas permanezcan en libertad mientras proceden sus casos en los tribunales, informó Ap.