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Beatriz del Carmen Bazán convoca a los medios para limpiar mi imagen y la del artista

Viuda de José Luis Cuevas da a conocer la última voluntad del dibujante

Con documentos legales respalda la situación actual del museo del pintor ubicado en el Centro Histórico

Él dispuso depositar sus cenizas, con las de su esposa, en la Catedral Metropolitana

Foto
Beatriz del Carmen Bazán, ayer, en su casaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de febrero de 2018, p. 5

Al día siguiente de que José Luis Cuevas (26 de febrero de 1931-3 de julio de 2017) hubiera cumplido 87 años, su viuda, Beatriz del Carmen Bazán, convocó a una conferencia de prensa para dar a conocer la última voluntad del dibujante, aclarar varias dudas sobre nuestra relación, que duró 15 años y limpiar mi imagen y la del artista, de las notas sensacionalistas y amarillistas que han manejado algunos medios.

Entre la abundante información aportada y respaldada con documentos legales, la situación del Museo José Luis Cuevas no podía quedar fuera, porque Bazán fungió de directora desde 2005 hasta que el año pasado fue borrada, dijo, como tal, sin ningún documento de por medio. Además, no ha recibido su sueldo de 30 mil pesos mensuales desde abril de 2017. Ya no puedo entrar al museo, incluso pusieron dos candados en la librería donde tengo todavía cosas mías y de mi esposo, expresó la pintora en el jardín de su casa de San Ángel.

Albergado en el ex convento de Santa Inés, propiedad del Gobierno de la Ciudad de México, donde se resguarda el acervo de mil 860 obras donadas por el artista al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el museo se maneja por la Fundación José Luis Cuevas y Novelo AC, cuyo apoderado legal es Salvador Vázquez Araujo, y de la que no es asociada la viuda.

¿Recurrir a una acción penal?

Bazán dijo que en vida de su esposo se detectaron anomalías en el manejo de la fundación y de su información financiera. Prosiguió: “En 2014 el apoderado legal me dijo, ‘Beatriz, fíjate que el SAT nos demanda por 10 millones de pesos con impuestos y todo. Creo que se llevan La Giganta’. José Luis me dijo: ‘vamos a buscar un despacho de contadores para que aclaren esta situación. Sin embargo el apoderado legal negó que un despacho ajeno al museo entrara. De allí empezó una guerra espantosa en nuestra contra porque no quería que José Luis supiera de los eventos sociales que se hacían, cuánto dinero se recibía (y no se registraban en la contabilidad). Los mismos trabajadores pensaban que llevábamos una partida”. La fundación sirvió para hacer una empresa del museo.

Esas irregularidades fueron oportunamente informadas a las autoridades culturales, incluso se externó a la directora del INBA, Lidia Camacho, el deseo de José Luis de suprimir su nombre de la denominación social de la fundación y se le plantearon diversas alternativas para una nueva y transparente administración, sin que hasta el momento el INBA haya intervenido, acotó Beatriz de Carmen Bazán.

El artista no quería que una asociación civil lucrara mediante su nombre artístico, precisó Katya Mardueno Ruiz, experta en derecho civil, quien añadió que Bazán sólo atendía la parte cultural del museo y nunca manejó el dinero.

“En realidad –sostuvo la jurista– ninguna de las autoridades dio una solución sensata. Siempre nos dijeron que era una asociación civil regida por las normas de los particulares y que en todo caso se tenía que hacer una asamblea en la que se le pedía la rendición de cuentas al apoderado actual. El maestro Cuevas tenía la facultad de hacer la convocatoria correspondiente, pero ya no le dio tiempo.”

Preguntada por qué se mantuvo al frente del museo a pesar de la situación, Beatriz del Carmen Bazán dijo que su esposo no quería que renunciara: “Me decía: ‘Carmen, ¿qué va a pasar con el museo? No quiero que te vayas’”.

El abogado penalista Ricardo Olmedo Gaxiola dijo que se ve la viabilidad de interponer una denuncia por administración fraudulenta contra quien resulte responsable.

La última voluntad de Cuevas fue que sus cenizas se mezclen con las de su esposa, cuando ella fallezca, en la urna de Los Siameses y se depositen en un nicho en la Catedral Metropolitana.