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El promotor cultural reunió en Antología esencial a 100 creadores de la lírica nacional

Diversidad y libertad, características de la poesía mexicana: Juan Domingo Argüelles

El objetivo es fomentar lectores de este género, más íntimo, más personal, dijo en entrevista

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Para el antologador, los poetas mexicanos saben que no van a vivir de la poesía, por lo que no se ajustan a la dictadura del mercado editorialFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Martes 23 de enero de 2018, p. 5

La poesía es una necesidad, pues los poemas nos transforman la existencia, expresa Juan Domingo Argüelles, a propósito de la Antología esencial de la poesía mexicana, recién publicada por Editorial Océano, cuya apuesta es incrementar el número de lectores del género a partir de acercar la lírica de cinco siglos a sus posibles receptores.

En charla con La Jornada, el poeta y promotor de la lectura explica que esta selección es la segunda parte de un proyecto que incluye los dos volúmenes de la ya publicada Antología general de la poesía mexicana, que será completada con el lanzamiento, previsto para el año que entra, de una Antología mínima, que incluirá “lo más paradigmático de los poemas en México, aquellos que ningún mexicano debería ignorar.

La poesía mexicana tiene una gran ventaja con relación a otros géneros. Como los poetas mexicanos saben de antemano que no van a vivir de la poesía, ellos no se han plegado a la dictadura del mercado. Hay un sector editorial y literario que está muy ceñido a las demanda del mercado. El poeta no. Escribe como se le da la gana, lo que ha enriquecido las posibilidades de la poesía mexicana, justamente su característica es su diversidad, su gran libertad para plantear las cosas.

La presente Antología esencial reúne 100 autores y poco más de 800 poemas, cuyo planteamiento es reflejar y representar tanto a los escritores muy antiguos y clásicos, como Nezahualcóyotl y Sor Juana Inés de la Cruz, hasta los más recientes. Lo detuve en la década de 1970. El más joven de todos ellos es Hernán Bravo Varela, nacido en 1979, destaca Argüelles (Chetumal, 1958).

El volumen se inicia con las líneas del poeta prehispánico: Con flores escribes las cosas,/ ¡oh, Dador de la Vida! Con cantos das color,/ con cantos sombreas/ a los que han de vivir en la tierra./ Después destruirás/ a águilas y tigres:/ solamente en tu pintura vivimos,/ aquí, sobre la tierra./ Con tinta negra borrarás/ lo que fue la hermandad,/ la comunidad, la nobleza.

En sus más de 800 páginas, la Antología esencial consigna poemas de autores como Sor Juana Inés de la Cruz, Vicente Riva Palacio, Manuel Acuña, José Juan Tablada, Enrique González Martínez, Efrén Rebolledo, Ramón López Velarde, Carlos Pellicer, José Gorostiza, Efraín Huerta, Alí Chumacero, Margarita Michelena, Rubén Bonifaz Nuño, Rosario Castellanos, Dolores Castro, Gerardo Deniz, José Carlos Becerra, José Emilio Pacheco, Ricardo Yáñez, Pura López Colomé, Veronica Volkow y Tedi López Mills.

Contiene letras de Xavier Villaurrutia: En vano amenazas, Muerte,/ cerrar la boca a mi herida/ y poner fin a mi vida/ con una palabra inerte./ ¡Qué puedo pensar al verte,/ si en mi angustia verdadera/ tuve que violar la espera;/ si en vista de tu tardanza/ para llenar mi esperanza/ no hay hora en que yo no muera!.

Argüelles detalla que el proyecto está destinado a los lectores en general, para que este tipo de libros llegue a las manos de personas que no necesariamente leen poesía y que quizás algún vez la buscan y no la encuentran. Ahí están las antologías general y esencial, mediante las que pueden acercarse a la poesía para leer algunos centenares de poemas y luego a la obra de los autores que les han gustado, o bien, a la lírica en general, porque el gran problema de la poesía es que no están en el circuito comercial.

Así se puede hallar en la selección a Amado Nervo, Manuel José Othón, Myriam Moscona, Elsa Cross, Guadalupe Amor y Enriqueta Ochoa; así como a autores más recientes, que están creando una obra, y a los grandes autores que ya dieron su mejor producción, como Eduardo Lizalde. Cada lector encontrará algo distinto, ya que las antologías funcionan en la medida en que les podamos dar algo a cada uno, que el lector de Nervo tenga la oportunidad de leer a autores más recientes, y a otros, el acceso a poetas del siglo XIX, agrega el antologador.

También “buscamos incorporar a aquellos lectores que no necesariamente lo eran de poesía, sino que pueden ser asiduos de la novela y otros géneros, pero que no tenían claro que la poesía es una forma de acercarse al mundo no desde la ficción, sino desde lo entrañable que representa la experiencia de cada poeta a través del género más íntimo, más personal.

Difícilmente podemos separar los poemas de Jaime Sabines de la persona. Igual que Octavio Paz, poeta mucho más complejo en términos intelectuales. Cada uno representa una experiencia vital; la poesía se comprende a partir de la emoción.

Así se puede leer a José Emilio Pacheco y su Contraelegía: Mi único tema es lo que ya no está./ Sólo parezco hablar de lo perdido./ Mi punzante estribillo es nunca más./ Y sin embargo amo este cambio perpetuo,/ este variar segundo tras segundo,/ porque sin él lo que llamamos vida/ sería de piedra.

Argüelles sintetiza: Toda literatura, todo arte y las posibilidades de la cultura más profunda buscan el mejoramiento de las personas. Eso sí es una búsqueda. Que no se cumpla en muchos casos es una prueba de que tampoco los seres humanos con cultura estarán inmunizados ante el mal, pero es claro que las personas que leen tienen una visión diferente de las personas que no han leído.