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El despertar

Meade: perspectiva difícil

E

n los círculos de opinión hay una percepción, que se va generalizando: el candidato oficial a la Presidencia, José Antonio Meade, no levanta, es decir que resulta poco atractivo para el electorado. Vale la pena revisar sus puntos fuertes y sus negativos.

Tiene varios puntos positivos. Primero: está bien preparado para la función pública. En los dos últimos sexenios ha ocupado cinco carteras, dos veces ha sido secretario de Hacienda: un alto burócrata. Hay que subrayar que eso no lo convierte en un personaje popular. Es visto con simpatía por los partidos conservadores PRI y PAN unidos desde 1989. Los electores de esos dos partidos se inclinarían por él y eso le da una base amplia. Es el candidato del Estado y del Presidente y de buena parte de los grupos de interés. Puede contar con un caudal de dinero capaz de una compra masiva de voto. Tendrá el apoyo de los gobernadores del PRI y de varios panistas. Incluso podría contar con dineros gris y negro; no hay indicios de que el INE pueda impedir esos excesos.

Pero sus negativos son bastante altos. Carece de lo que se llama carisma y con ello de la posibilidad de atraer a las masas populares. Aspirar a la Presidencia por los méritos de no pertenecer al PRI, cuando el PRI es quien lo propone es un contrasentido peligroso. Es muy difícil sacar adelante a un tecnócrata. Salinas se impuso en 1988, pero hoy el escenario es muy distinto. Pepe Toño, como lo llaman sus promotores es demasiado conservador. Su ejecutoria no es impecable. Ha sido encubridor y quizás cómplice de los grandes desvíos de la administración de Peña, que salieron de la Secretaría de Hacienda durante su gestión. Meade tendrá que afrontar el voto de castigo por el mal desempeño de Peña y por el desprestigio del PRI. El Presidente ésta en un nivel menor de 15 por ciento de aprobación y el PRI tiene 75 por ciento de negativos.

La contienda será un referendo. La población decidirá, si el camino que lleva la nación es el correcto o si debe buscarse un cambio. Hay un posicionamiento de lo que pudiera llamarse el partido conservador del siglo XXI y también una nueva propuesta progresista bastante fuerte: la nación enfrentará un reto y el gobierno también. Si los comicios no son auténticos y los resultados dudosos. Otra ronda de fraudes será una provocación intolerable. Podría propiciar una reacción en cadena, que se asocie con núcleos de poder efectivo de la delincuencia que no ha podido controlar el actual gobierno. Intentar ganar con trampas es una apuesta peligrosa. La candidatura de Meade tiene un pronóstico difícil.