20 de enero de 2018     Número 124

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada


El baile de la muñeca.

San Gregorio Atlapulco, Xochimilco

Las celebraciones
del calendario agrícola

Francisco Javier Márquez Juárez

La cosmovisión de los pueblos originarios parte de un enfoque naturalista y anímico en donde la tierra deja de ser un medio de producción, para convertirse en un ente espiritual que se manifiesta en las fiestas tradicionales.

Al catolicismo institucional se contrapone la religiosidad popular. Por medio de ésta, la comunidad se apropia del significado de la liturgia y lo replantea dándole un sentido propio; se incorporan rituales que tienen que ver más con los ciclos agrícolas y la organización comunal que con el dogma de fe.

San Gregorio Atlapulco es un pueblo ubicado en la delegación de Xochimilco. De sus cincuenta mil habitantes, novecientos son agricultores. A pesar de que la mayoría de los habitantes ya no son campesinos operativos, su forma de entender el mundo parte de una visión campesina.

Si bien las fiestas están dedicadas a algún santo, podemos observar en ellas dos motivos subconscientes: las que celebran alguna etapa del ciclo agrícola y las que incorporan elementos de la historia local. A su vez, las fiestas que celebran el ciclo agrícola se pueden subdividir en: propiciatorias, de rogación y de agradecimiento.


Hay candelas para las ánimas benditas


Corte de leña.


Peregrinación a Chalma


Las salvas. Petición de lluvia

Fiestas propiciatorias o de inicio. El calendario ritual y agrícola inicia el 2 de febrero con el cambio de mayordomos. La fiesta empieza con una procesión con la virgen de la Candelaria. Los asistentes llevan canastas con semillas que se utilizarán en los cultivos e imágenes de Jesús niño.

Después de la misa y hasta altas horas de la madrugada, los grupos de mayordomos recorren sus domicilios ofreciendo comida en medio de algarabía, con música y cohetes.

El carnaval se celebra un domingo antes y un domingo después del miércoles de ceniza. Las comparsas se disfrazan de huehuenches o charros. Recorren las calles del pueblo y en la casa que los solicitan se detienen a bailar “La muñeca”. Este baile representa simbólicamente a la tierra en el momento de ser fecundada.

Fiestas de petición o rogación.  La fiesta más importante se dedica a San Gregorio Magno, el 12 de marzo. Este es el momento de iniciar la siembra del maíz marceño; la amapola, el alhelí y el chile chicuarote. Estos productos, junto con la lechuga, son la principal fuente de ingresos de los campesinos desde la época colonial.

Es basto el derroche de cohetes y fuegos pirotécnicos. Las salvas se queman como petición de lluvia; y los “castillos” recuerdan la ceremonia de los Cuahupantlaques (similar a los voladores de Papantla), que se realizaba en el cráter del volcán Tehutli.

La Semana Santa se celebra en el primer plenilunio de primavera. A partir del miércoles, las calles del pueblo son adornadas con ramas de huejotes y se montan altares con ensartes de frutas que cuelgan simbolizando las lágrimas de la Virgen que se convierten en alimento para los seres humanos.

Están presentes también elementos coloniales como son la “Asociación de Varones”, que rememora a los franciscanos, y la caja del común, representada en la moneda que el síndico entrega a los apóstoles.

La peregrinación al Santuario de Chalma es la segunda fiesta en importancia y se realiza entre los meses de mayo y junio. Es tiempo nuevamente de ensemillar el chile chicuarote. Esta fiesta está relacionada con el culto al agua, a los cerros y a las cuevas.

Cuenta la tradición que, después de una noche tormentosa, la imagen de Oztoteotl (lo sagrado de las cuevas) amaneció rota y junto a ella el Cristo que se venera. A esta fiesta asisten los peregrinos de San Gregorio.

El miércoles de esa semana se realiza el cambio de mayordomos. Ese mismo día las corporaciones de concheros, realizan velaciones en honor de las cruces que, al día siguiente, antes del amanecer, son conducidas a los cerros circundantes al santuario, también como simbolismos de petición de lluvia.

Fiestas de agradecimiento. Para el día de muertos se recogen flores silvestres como el cocoxacle y el tecolotito y frutos como chayotes y chilacayotes.

Por la noche los niños recorren las casas con sus chilacayotes, que representan las almas de los difuntos; cantan y rezan para solicitar “candelas para las ánimas benditas”. A cambio reciben fruta o tamales.

En el mes de enero los pueblos de Santa Cruz Acalpixca, San Bartolomé Xicomulco, San Pedro Actopan y San Gregorio, convocados por los mayordomos del Cristo del “Leñerito”, suben al monte para hacer leña, se deja secar en el monte y un sábado después del miércoles de ceniza se baja a San Pedro. La leña se utiliza en las fiestas que se realizan en honor del Señor de las Misericordias.

En los meses de junio o julio, según caigan las primeras lluvias, se vuelve a subir al monte para reforestarlo.

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