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Trabaja contrarreloj para conseguir nuevo retador al título el 10 de febrero en Cancún

Una falta de respeto que Mijares cancelara a pocos días del combate, reclama Berchelt
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Miguel Berchelt prefirió evadir la opción del miedo como excusa para que Cristian Mijares rechazara la peleaFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Jueves 18 de enero de 2018, p. a11

De pronto, Cristian Mijares dijo que no pelearía contra el cam-peón del mundo Miguel Berchelt. No dio razones, sólo que no iba. A tres semanas de la pelea, el 10 de febrero en Cancún, conseguir un retador para un peleador que el año pasado regaló dos actuaciones demoledoras hace todavía más complicado el trabajo de búsqueda. Es –reconoce– como si muchos rehuyeran enfrentarlo.

Fue una falta de respeto cancelar a unas semanas de la pelea, reclama Berchelt, quien a pesar del plantón prefiere evadir la opción del miedo como excusa para que Mijares peleara por el cinturón superpluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

No sé si tuvo miedo, plantea Berchelt; lo que fue es falta de profesionalismo, porque el fue campeón, tiene un nombre por eso y no debe responder de esa forma. No tuvo mentalidad para afrontar la pelea, no sé si se sintió menos o qué, pero no quiso arriesgar y así es imposible ganar algo.

Ahora se percibe la presión en su equipo de trabajo que busca a contrarreloj un retador para mantener el regreso de Berchelt a su tierra. Hay un argentino, un español y un francés entre las opciones, pero nada concreto.

Es muy difícil encontrar un rival ahorita, porque todos empiezan a entrenar a mediados de enero, explica Berchelt; queda poco tiempo para encontrar a alguien. El año pasado, cuando me di cuenta que no podía pelear por la lesión, avisé con anticipación para que no cancelaran la pelea de Orlando Salido.

En el fondo sabe que además de la fecha tan cercana, en el ambiente de su división hay demasiada precaución entre los posibles retadores. Berchelt derribó en un año a dos peleadores valerosos, primero al arrebatarle el cinturón a Francisco Vargas; después al retirar al japonés Takashi Miura.

Tal vez se espantaron con lo que hice en esas dos peleas, dice sin falsa modestia; “pero cuando llegué contra Bandido Vargas nadie daba un peso por mí, decían que me iba a matar y no aguantaría. Y lo destroné. A veces lo que circula en las redes puede influir, no sé si eso le pasó a Mijares”.

Berchelt apostó demasiado para poder pelear en Cancún, para conseguirlo –asegura– sacrificó ganancias, se dedicó a entrenar con obsesión casi religiosa, no celebró las fiestas de fin de año; todo por cumplir con su regreso en casa.

Yo salí de Cancún hace muchos años, relata; mi ilusión era volver para que mi gente pudiera verme, para que mi mamá fuera a la función. Quería que todos los que me vieron cuando niño que iba al gimnasio en bicicleta, con los guantes colgando del manubrio, me vieran ahora con un cinturón de campeón.

Es una oportunidad que podría ser muy difícil repetir –reconoce– porque en un mercado que mueve grandes cantidades de dólares y con compromisos importan tes con la televisión, lo más probable es que las próximas defensas ocurran fuera de México.