Opinión
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Creatividad excepcional
S

i alguien tiene la menor duda de que el mexicano posee una creatividad sobresaliente, que vaya a darse una vuelta por la exposición Nacimientos: arte y tradición popular que exhibe el Palacio de Iturbide, situado en Madero 17.

Se muestran alrededor de cinco mil piezas agrupadas en más de 500 nacimientos, realizados por 335 maestros artesanos, provenientes de 24 estados del país y 112 comunidades. Entre otras obras, se pueden admirar por primera vez adquisiciones recientes de los Grandes Maestros del Arte Popular de México y algunas de Iberoamérica, pertenecientes al Programa de Apoyo al Arte Popular de Fomento Cultural Banamex (FCB)

Esta labor que ha desarrollado la institución desde hace varios lustros le ha permitido conjuntar una vasta colección de arte popular de extraordinaria calidad y dar reconocimiento a grandes maestros, que a su vez son apoyados para formar talleres donde comparten su habilidad y esmero para crear obras maestras.

Los talentosos artesanos incorporan elementos característicos de sus localidades, como la flora, fauna y arquitectura, en muchas ocasiones con gran sentido del humor. Prácticamente no hay un material que no esté representado: barro, madera, fibras vegetales, papel, piel, metales, piedra, cera, técnicas textiles, plumaria y enconchado.

Es una exposición deslumbrante que no hay que perderse; está abierta diariamente de forma gratuita, de 10 a 19 horas, hasta el 5 de febrero de 2018. En la tienda podrá adquirir las creaciones de los grandes maestros del arte popular y todo lo recaudado se destinará íntegramente a los creadores de las obras.

La tradición del nacimiento se remonta a los inicios del siglo XIII y se le atribuye a San Francisco de Asís. Se cuenta que tuvo la feliz ocurrencia de representar en vivo el nacimiento del Niño Dios, en el pequeño pueblo de Greccio, en Italia. Poco después se representó con figuras de madera vestidas con tela.

La bella costumbre pasó a España y luego a México, donde de inmediato fue bien acogida. Las monjas fueron de las primeras en colocar nacimientos y a algunas, como las del convento de la Encarnación, les gustó tanto la idea que los tenían todo el año en sus celdas.

Las iglesias montaban sus nacimientos desde la Navidad hasta la fiesta de Reyes, costumbre copiada en todas las casas. Según el presupuesto, se instalaba con sencillas figuritas de barro o finísimas de madera, cerámica o cera, lujosamente ataviadas, en complicadas representaciones, con infinidad de personajes.

Y ya que andamos en el Centro Histórico, hay que aprovechar para ver otra extraordinaria exposición. El Museo de la Ciudad de México, después de ser objeto de una buena remodelación acaba de inaugurar La Ciudad de México en el arte. Travesía de ocho siglos.

Inicia con la ciudad prehispánica de la que muestra piezas soberbias; conjunta más de 500 obras de alrededor de 190 creadores de la talla de Manuel Tolsá, José Guadalupe Posada, José María Velasco, Joaquín Clausell, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Frida Kahlo.

Se contó con la participación de 15 instituciones mexicanas, 17 museos, seis fundaciones, 35 coleccionistas privados, 40 artistas, cuatro templos, cinco galerías y nueve instituciones y museos internacionales. El resultado es espectacular. El talentoso poeta Eduardo Vázquez, secretario de cultura capitalino mencionó que a la exposición le acompañarán actividades paralelas como charlas, conferencias, talleres y conciertos; hay que estar pendientes.

El majestuoso palacio que alberga el museo esta enfrente de la Plaza de Jesús. En el número 13, se encuentra el restaurante La Rinconada. Ocupa una bella casona que se dice data del siglo XVII, lo cual es muy posible por sus características arquitectónicas. Saborear su sabrosa comida mexicana junto a uno de los balcones con vista a la plaza es deleitoso.

Hay que destacar que los palacios que albergan ambas exposiciones son en si mismos obras de arte que hay que admirar desde las fachadas.

¡Feliz Navidad!