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Venezuela: economía exhausta

Cae desde 2014; en 2018, -5.5%

México: a deuda, 21% del gasto

L

a economía venezolana echa chispas, por mucho que el gobierno de aquella nación hace de todo para lograr equilibrarla. El desplome de los precios petroleros (de los que, de siempre, depende en grado sumo), sumado a la estrategia golpista de la derecha autóctona, sostenida por la injerencia estadunidense, trastocó cualquier posibilidad de meter orden en el corto plazo.

A estas alturas los petroprecios muestran cierta mejoría desde el colapso de 2014, aunque resulta insuficiente para resarcir el ingreso de los países petroleros (México, entre ellos), da cierto respiro a las economías dependientes. Con todo, Venezuela da la batalla en todos los frentes –social, político y económico– y en días pasados el gobierno de Nicolás Maduro firmó sendos acuerdos con los gobiernos ruso y chino con el objetivo de lograr apoyos en materia productiva y de hidrocarburos.

Como parte de su Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2017, la siguiente es la lectura de la Cepal sobre la economía venezolana. Va pues.

El producto interno bruto (PIB) de Venezuela se redujo por cuarto año consecutivo en 2017, lo que supone una contracción acumulada de 31.9 por ciento respecto de 2013, cuando reportó cifras positivas. De igual forma, sería el cuarto año con inflación de más de dos dígitos y el segundo con tasas superiores a 300 por ciento.

El tipo de cambio oficial de la moneda nacional (bolívar) respecto del dólar estadunidense se depreció por cuarto año consecutivo a tasas de más de dos dígitos. Pese al incremento observado en los precios de la canasta petrolera venezolana, la gestión del fisco sigue demandando una cuantiosa inyección de base monetaria para financiarse, por lo que los agregados monetarios han crecido a tasas interanuales superiores a 400 por ciento.

El mencionado aumento de los precios del crudo ha permitido que las exportaciones crecieran 9 por ciento, lo que, junto con la caída de las importaciones (26 por ciento), originó un pequeño superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos. De mantenerse la restricción externa, para 2018 se espera una prolongación del escenario actual, con un nuevo descenso del PIB (estimado en 5.5 por ciento), inflación creciente, elevado aumento de los agregados monetarios y depreciación significativa de la moneda.

La sensible caída de los precios del crudo que se registra desde 2013 ha tenido un impacto significativo en las finanzas públicas venezolanas. Los ingresos de Petróleos de Venezuela (PDVSA) se vieron considerablemente afectados y cayeron 60.6 por ciento entre 2014 y 2016, lo que redujo su contribución fiscal.

En 2017 el aumento de los precios de la canasta venezolana (28.6 por ciento) relajó un poco la restricción presupuestaria que enfrenta PDVSA, pero el descenso de la producción registrado en 2016 y 2017 ha atenuado los efectos favorables del alza. El servicio de la deuda al que PDVSA ha hecho frente en 2017 (que, pese al canje efectuado a finales de 2016, significó pagos superiores a 5 mil millones de dólares en el presente año), así como las crecientes importaciones de crudo y derivados efectuadas por la industria (que en los pasados cinco años han promediado 2 mil 600 millones de dólares), han comprometido la capacidad contributiva de la industria petrolera venezolana con el fisco.

Las estimaciones de la Cepal, basadas en la información suministrada por la OPEP y los datos de comercio proporcionados por los principales socios comerciales del país, apuntan a que en 2016 las exportaciones venezolanas se contrajeron 28 por ciento y las importaciones 42 por ciento.

De acuerdo con la OPEP, en 2016 la producción promedio de crudo del país se redujo alrededor de 216 mil barriles diarios, lo que equivale a una contracción de 9.1 por ciento respecto del valor de 2015. En 2017, hasta octubre, la caída de la producción de crudo fue de 112 mil barriles diarios, disminución de 5.4 por ciento en relación con el valor de 2016. Con esto, la caída acumulada desde 2013 sería de 400 mil barriles diarios.

La refinación de crudo también se vio afectada por la menor actividad de las principales refinerías del país, mientras que en la producción de las empresas básicas metalúrgicas incidieron los problemas en la generación y distribución de electricidad y de otros insumos.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe estima que de mantenerse la restricción externa, y ante un crecimiento moderado de los precios del crudo, es muy probable que en 2018 la economía venezolana se mantenga a la baja, que podría significar caída de 5.5 por ciento del PIB. Para 2017, la estimación apunta a una caída de 9.5 por ciento del producto interno bruto de Venezuela.

Las presiones inflacionarias se mantienen en 2017 y se estima que éste sería el tercer año en que se registraría una tasa de inflación de tres dígitos. El crecimiento elevado de los agregados monetarios, el financiamiento de la gestión fiscal con los ingresos por emisión monetaria, la depreciación pronunciada del tipo de cambio, los aumentos salariales y la severa restricción para la obtención de divisas son algunas de las razones del repunte de la inflación.

En conjunto, los componentes del salario mínimo (salario mínimo base y bono de alimentación) se elevaron seis veces durante 2016, y el aumento acumulado fue de 454 por ciento. En 2017 el salario mínimo también se incrementó en seis oportunidades y el aumento acumulado fue de 403 por ciento.

Las rebanadas del pastel

Mientras el candidato ciudadano, José Antonio Meade, desmantela el sector financiero del sector público (todos sus cuates a la campaña), la Secretaría de Hacienda informa que en 2018 las amortizaciones de deuda del gobierno federal sumarán cerca de un billón 100 mil millones de pesos, monto equivalente a 21 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación para el mismo año. Es decir, de cada peso presupuestal 21 centavos se destinarán a débito (lo anterior sin considerar las erogaciones del sector público en su conjunto). Si adicionalmente se considera el costo de la burocracia (alrededor de un billón 200 mil millones), entonces algo más de 43 por ciento de dicho presupuesto (43 centavos de cada peso) está amarrado para cubrir tan sólo esos dos renglones. Eso sí, no dejan de presumir que el país va por el camino correcto… Y el dolarito, a 19.61 masacrados pesitos.

Twitter: @cafevega