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Ver día anteriorLunes 11 de diciembre de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Oro sintético
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a noticia hoy del bitcoin es el impresionante aumento reciente en su precio. A finales del año pasado, un bitcoin se vendía por mil nueve dólares con 43 centavos mientras la cotización más reciente es de 15 mil 777 dólares con 16 centavos.

El bitcoin es una criptomoneda, una moneda virtual o digital que se crea mediante un proceso de criptografía, es decir, cuyo código está escrito en una clave secreta para crear un entorno de seguridad ante la falsificación o el robo.

Uno de los atractivos de esta moneda es que no está emitida por ninguna autoridad nacional o supranacional, lo que elimina la posibilidad de interferencia o manipulación del gobierno. Esto la hace atractiva a los que se definen como libertarios.

De manera más práctica sirve para hacer transferencias de fondos entre dos partes. Dichas transacciones hechas precisamente mediante claves de seguridad encriptadas tienen costos de procesamiento muy bajos, comparadas con las elevadas comisiones que cobran los bancos, las casas de cambio y los transmisores de dinero.

Pero como cualquier cosa que se define como un activo puede cambiar su precio por la oferta y la demanda, igual que ocurre con otras monedas como el dólar o el peso, los metales preciosos o los productos básicos (commodities) en general.

Son esos cambios en el valor de las monedas los que provocan inestabilidad en los precios, en todos los precios, desde los salarios, los productos de consumo, los bienes raíces hasta los intereses de los créditos y el tipo de cambio.

Este es uno de los factores que constituyen la llamada alquimia del dinero, que se sustenta en el hecho de que quienes realizan transacciones aceptan las condiciones en las que se crea el dinero y opera en el mercado como medio para realizar las muy diversas transacciones en una economía compleja.

El dinero tiene que ser generalmente aceptado para cumplir con sus funciones sociales. Entre ellas están servir como unidad de cuenta, medio de cambio y, finalmente, reserva de valor.

Esta última función es cambiante, pues el valor del dinero como referencia de las otras cosas tiende a variar. Cuando ocurre, los tenedores de dinero quedan inermes ante quien emite la moneda, es decir, el gobierno.

Una de las repercusiones más relevantes de las fluctuaciones del valor del dinero es la alteración de los precios relativos, o sea, lo que cuesta una cosa con respecto a otras. Esto ocasiona pérdidas para unos y ganancias para otros.

Bitcoin y otras criptomonedas que operan en el mercado no dependen de la autoridad central, su precio se determina por la oferta y la demanda. Por ello son susceptibles de ser usadas como materia de especulación y también para hacer operaciones ilícitas.

Cuando su precio tiende a subir en el mercado y la demanda responde a ese aumento el proceso se retroalimenta y los participantes esperan una ganancia extraordinaria más allá de las derivadas de su capacidad de facilitar transacciones. Pero su capacidad de ser una reserva de valor tiene un límite.

En un año quienes tenían bitcoins ganaron 14 mil 777 dólares con 16 centavos por cada unidad. Pero en el curso de ese tiempo, otros se dieron cuenta del alza rápida del precio y entraron para no perderse la jugada, alentando aún más la subida. Esta es la naturaleza de la especulación que se alimenta en esencia por la escasez.

La cantidad de bitcoins que pueden existir dado su protocolo original es de 21 millones. Esto se puede recrear cambiando el protocolo para crear más criptomoneda.

El bitcoin puede verse como una especie de oro sintético en el sentido de que por sus reglas no puede crearse a voluntad, como ocurre con el dinero común y corriente. Por eso se dice que los bitcoins se minan, en este caso mediante procedimientos digitales (a principios de junio había un total de 16 millones 366 mil 275 en circulación) y por eso también se especificó un límite en su cantidad.

Vale insistir en el principio de escasez. Pero, igualmente, hay que recalcar el efecto especulativo que ha llevado a asimilar la abrupta alza del precio con una burbuja especulativa del tipo del famoso dotcom que estalló en 2001, la de bienes raíces en 2008 o la de los tulipanes en Holanda en el siglo XVII.

La distorsión en el precio del bitcoin lo pone de regreso en el campo convencional del precio de los activos sujetos a la especulación y cuestiona su capacidad de convertirse en una unidad de cuenta y medio de cambio estable que sustituya al dinero como lo conocemos. El bitcoin hoy puede llegar a ser un fraude, similar al que en ocasiones repetidas se comete con el dinero emitido por el gobierno.

El aspecto interesante del bitcoin es que surge como una alternativa con pretensiones generales para cuestionar una de las actividades centrales del Estado, que es la creación y el uso del dinero, no sólo como un instrumento del mercado sino como un mecanismo político y de poder para la apropiación, primero, y la reasignación, después, de los recursos sociales.