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Tillerson dejará el Departamento de Estado

Especialistas alertan: Donald Trump tiene problemas mentales
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Rex Tillerson, secretario estadunidense del Departamento de Estado, dejará el cargo en las próximas semanas y será sustituido por el director de la CIA, Mike Pompeo, de acuerdo con versiones dadas a conocer por el New York Times y otros medios. El presidente Donald Trump ha tenido fuertes diferencias con el jefe de la diplomaciaFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 1º de diciembre de 2017, p. 27

Nueva York.

Especialistas en salud mental y el editorial del principal periódico local de su ciudad, alertaron que el presidente Donald Trump tiene serios problemas mentales que amenazan al país y al mundo, mientras continúa la tormenta detonada por sus tuits antimusulmanes del miércoles –incluyendo versiones de que se tomaron medidas de precaución en embajadas estadunidenses por temor a respuestas violentas–, y a la vez se reporta extraoficialmente que el mandatario expulsará a otro integrante de su aún nuevo gobierno: el secretario de Estado.

El New York Daily News, el rotativo local más importante de esta ciudad (el New York Times se considera un medio nacional) y ciudad natal de Trump, publicó un editorial titulado Donald Trump es un loco. Argumenta que la reciente serie de tuits antislámicos y contra medios confirman lo que un creciente número de estadunidenses sospecha: “El presidente de Estados Unidos es profundamente inestable. Está loco. Está, por cualquier definición honesta de cualquiera, mentalmente no bien…”

Bandy X. Lee, siquiatra forense de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale y editor del reciente libro El peligroso caso de Donald Trump: 27 siquiatras y expertos en salud mental evalúan a un presidente, escribe en una carta publicada en y destacada por el New York Times que ahora ya son miles de profesionales en salud mental los que alertan de la inestabilidad sicológica del presidente y los peligros que representa. Agrega: estamos atestiguando más que su estado usual de inestabilidad, de hecho, un patrón de descompensación: creciente pérdida de contacto con la realidad, señales marcadas de volatilidad y comportamiento impredecible, así como una atracción a la violencia como medio para sobrellevarla. Estas características ponen a nuestro país y al mundo en riesgo extremo de peligro. Lee concluye: apremiamos a la opinión pública y a legisladores de este país a presionar por una evaluación urgente al presidente, por la cual estamos en el proceso de desarrollar un panel separado pero independiente de expertos capaces de cumplir y llevar a cabo todas las normas de cuidado.

A la vez, la realidad alterna que Trump crea a su alrededor todos los días está llegando a niveles que sorprenden hasta a sus propios asesores. En conversaciones privadas con su equipo y hasta con algunos legisladores aliados, el magnate ha retomado su obsesión de hace años sobre la autenticidad del acta de nacimiento de Barack Obama, y también ha insistido en que perdió el voto popular en la elección por un amplio fraude electoral. Además, está cuestionando la autenticidad de la grabación de sus comentarios sobre cómo él podía tocar los genitales de cualquier mujer porque era famoso y rico que fueron difundidos el año pasado y que admitió que sí era su voz.

Mientras continúa el diagnóstico sicológico del ocupante de la Casa Blanca, circularon versiones de que Trump se ha hartado de su secretario de Estado, Rex Tillerson, quien según varias fuentes dentro de la Casa Blanca será expulsado en las próximas semanas y remplazado por el ahora director de la CIA, Mike Pompeo. De acuerdo con el Times –el primer periódico en reportar la noticia– el jefe del gabinete, John Kelly, está coordinando el plan.

El Departamento de Estado rechazó esas versiones esta tarde y aseguró que el propio Kelly había llamado para asegurar que la noticia no es verídica. Pero Trump no aseguró nada y cuando le preguntaron si Tillerson se quedaría en su puesto, sólo afirmó que éste estaba hoy en la Casa Blanca.

Las relaciones entre los dos se han deteriorado durante meses. El ex ejecutivo en jefe de ExxonMobil ha expresado diferencias con Trump provocando la ira de su jefe. En torno a una marcha neonazi en agosto en Charlottesville, Virginia, Tillerson marcó sus diferencias con la posición de apología presidencial, al afirmar que él habla por sí mismo.

Algunas fuentes han repetido que el secretario de Estado se ha sentido minado en sus esfuerzos diplomáticos por declaraciones públicas de su jefe, y no ayudó mucho cuando se reportó que, en una conversación privada, Tillerson se refirió a Trump como un imbécil. Si es expulsado pasaría a formarse en una fila cada vez más larga de altos funcionarios cesados u obligados a renunciar por Trump en los primeros meses de su presidencia.

Por otro lado, continuaron por segundo día las condenas y críticas al presidente por compartir videos islamófobos creados por un partido ultranacionalista marginal británico. El propio Departamento de Estado advirtió a la Casa Blanca que los retuits de los videos que muestran supuesta violencia de musulmanes contra europeos (dos de ellos ya se comprobó que son falsos) podrían detonar protestas violentas ante embajadas estadunidenses en Medio Oriente, reportó este jueves CNN.

Mientras políticos británicos apremiaron a la primera ministra Theresa May a retirar la invitación oficial a Trump para visitar Inglaterra, se amplió el coro de políticos, defensores de derechos civiles y editorialistas en Estados Unidos que condenaron al presidente por alimentar el odio.

La Casa Blanca, que el miércoles insistió en que Trump había retuiteado los videos para reiterar su punto de que existe una amenaza del islam radical, este jueves –en palabras de la vocera Sarah Huckabee Sanders– afirmó que el presidente, al circular los videos por su cuenta de Twitter, sólo estaba elevando la conversación para abordar una amenaza real; y esa es la violencia extrema y el terrorismo extremo.

Al respecto, el Washington Post opinó en su editorial de este jueves que la Casa Blanca se expresó correctamente al indicar que los tuits de Trump han enfocado la atención sobre un gran problema nacional: Pero el peligro en cuestión no es el representado por una amenaza musulmana imaginada, sino por la ideología ultraderechista y antimusulmana. Indicó que la FBI registra un incremento dramático de los crímenes de odio contra musulmanes en los pasados dos años, llegando a sus índices más altos desde el 11-S. La promoción de propaganda maliciosa por Trump arriesga mayor violencia y envalentona a aquellos que desean generar odio.

Por otro lado, siguen cayendo hombres poderosos en el mundo de los espectáculos –tanto Washington como Hollywood– ante la ola de denuncias de comportamientos sexuales indebidos. Hoy le tocó al legendario empresario del hip-hop, Russell Simmons, quien anunció su renuncia a la empresa de música y cultura que él fundó. El representante republicano por Texas, Joe Barton, anunció que no buscará la relección después de que imágenes sobre sus aventuras sexuales fueron compartidas. Los demócratas se voltearon ahora, después de titubear, contra su colega y representante de mayor antigüedad en la cámara baja, John Conyers, exigiendo su renuuncia tras revelaciones de abuso de poder contra empleadas de su oficina.

En un tuit, alguien comentó que cada vez que hay una alerta noticiosa sobre alguna celebridad, se prepara para otra desilusión por algún abuso de poder y que es un alivio cuando sólo es la noticia de su muerte.