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México SA

Más empleo, menor calidad

¿Generado o formalizado?

Billete verde: 19.63 pesillos

E

l inquilino de Los Pinos está feliz, porque, presume, a lo largo de su mandato hemos alcanzado una cifra histórica en generación de empleos: se han creado más de 3 millones en el sector formal de la economía. Y destaca que el suyo es, sin lugar a dudas, el sexenio del empleo.

Esta última frase se escuchó machaconamente a lo largo de la estadía de Felipe Calderón en la residencia oficial, y algo similar llegó a presumir Vicente Fox, por mucho que ambos fueron un sonado fracaso en la materia, como en tantas otras.

Pero en términos numéricos, y con todas las reservas, es correcto lo que afirma Peña Nieto. Desde que se tiene registro estadístico, en ningún sexenio se registraron 3 millones de empleos formales, aunque nadie se anima a precisar cuántos de ellos en realidad son nuevos y cuántos ya existían, pero se formalizaron.

Aun así, en cualquiera de los casos 3 millones de plazas laborales representan un muy buen registro… pero sólo cuantitativo, pues la alegría se apaga a la hora de analizar la calidad de esos 3 millones de empleos formales (o formalizados).

Sobre este espinoso tema (política, económica y socialmente hablando), en su análisis semanal el Centro de Investigación en Economía y Negocios (Cien) del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que en septiembre pasado la tasa oficial de desocupación volvió a presentar una magnitud inferior con respecto a la observada durante el mismo mes del año pasado.

Sin embargo, el ritmo de crecimiento de la economía mexicana mantiene un avance moderado sustentado por el desempeño de las actividades terciarias, y este escenario permite suponer que las plazas laborales generadas no aportan el valor agregado suficiente para dotar de mayor impulso a la economía nacional.

De acuerdo con los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social, de los casi 19 millones y medio de trabajadores asegurados en esa institución prácticamente 60 por ciento (alrededor de 11.4 millones) se desempeña dentro del sector terciario.

Así, apunta el CIEN, a pesar de encontrarse empleado en las actividades que han impulsado el crecimiento económico del país, ello no ha sido factor para que los trabajadores gocen de una mejor calidad de vida. Basta con revisar los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo más reciente donde se aprecia que 63 por ciento de la población ocupada percibe un ingreso de cuando mucho tres salarios mínimos al día (alrededor de 7 mil 200 pesos mensuales, aunque el grueso se ubica entre uno y dos mini ingresos).

El citado centro de investigación detalla que la baja remuneración de los trabajadores obedece a varios factores, como los niveles de productividad laboral, los costos de contratación, etcétera, así como el valor agregado que aporta la plaza laboral a la economía en general. Teóricamente, mientras mayor sea el grado de conocimientos y especialización que requiera la fuente de trabajo, mayor será su retribución.

Pero al revisar la composición de la población desocupada se aprecia que del total sólo 4.5 por ciento posee estudios de primaria incompleta, cifra significativamente inferior a 46.6 por ciento que corresponde a aquellos que cuentan por lo menos con un nivel de enseñanza media superior; además de que 90 por ciento de la población desocupada tiene experiencia previa. De esta forma, en nuestro país la demanda de empleos que generan alto valor agregado supera por mucho a la oferta.

Durante septiembre, detalla el CIEN, la tasa oficial de desocupación (que no de desempleo) se ubicó en 3.6 por ciento, inferior a 4.1 por ciento reportado durante el mismo mes del año pasado, pero ligeramente superior a 3.2 de marzo, periodo en que se registró la tasa más baja en los primeros nueve meses del año. Por género, los niveles de desocupación fueron similares tanto para hombres como para mujeres (3.6), en comparación con la tasa obtenida durante el mismo periodo de 2016 (4 y 4.4, respectivamente).

En lo que respecta a las tendencias, la trayectoria de la desocupación total y las correspondientes a las de hombres y mujeres muestran un comportamiento a la baja, el cual ha comenzado a moderarse. Lo anterior podría implicar que en los próximos meses la tasa de desocupación continúe disminuyendo aunque a un ritmo menos acelerado como ocurrió a principios del año en curso.

A nivel estatal, 15 fueron las entidades del país que registraron una desocupación superior a la de la media nacional, en donde los niveles más altos ocurrieron en Tabasco (7.1 por ciento), la Ciudad de México (5.2), Baja California Sur y Tamaulipas (4.4 en cada caso).

En contraste, las tasas de desocupación de menor magnitud se presentaron en Hidalgo (2.3 por ciento), Oaxaca (2.1) y Guerrero (1.5). Sin embargo, aun cuando los números en estas últimas dos entidades lucen favorables, su población ocupada en el sector informal es una de las más grandes del país. De acuerdo con la información del tercer trimestre de 2017, Oaxaca reportó una tasa de informalidad de 81.5 por ciento, mientras que en Guerrero fue de 78.2.

Por otro lado, la estructura de la desocupación no ha exhibido cambios significativos. Al revisar la información de los antecedentes laborales de los trabajadores, se observa que 90 por ciento del total de los desocupados cuenta con experiencia laboral previa, en tanto que carece de ella el 10 por ciento restante. Ello implica no sólo que es más sencillo conseguir una fuente de trabajo para una persona que no cuenta con experiencia, sino que la oferta laboral que requiere personal calificado no es abundante.

Dado que la mayoría de la población desocupada cuenta con un grado avanzado de instrucción, se podría interpretar que las fuentes de trabajo generadas no requieren de un nivel académico avanzado para ser cubiertas, de tal forma que su remuneración tampoco tiende a ser elevada.

Entonces, sí, pero no: el sexenio del empleo pasa la prueba en cantidad, pero obtiene una pésima calificación en calidad.

Las rebanadas del pastel

El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, asegura que ha sido bienvenida y aceptada por los mercados la subasta de dólares fijada por la dependencia a su cargo y el Banco de México para contener la volatilidad pasajera en el tipo de cambio del peso. Qué bueno que lo aclara, pero ayer el dólar cerró semana hasta en 19.63 pesos (Bancomer) y cada día se acerca más a Benito Juárez (el de los billetes de 20 pesillos).

Twitter: @cafevega