Guanajuato, Gto.

François Olislaeger, artista de 39 años que desde hace cinco desarrolla su quehacer entre París y la Ciudad de México, exhibe en el Festival Internacional Cervantino (FIC) su trabajo titulado Marcel Duchamp: un juego entre mí y yo.

Esa serie impresa en láminas a escala humana, en las que narra la biografía del artista que rompió esquemas en el siglo XX y una de sus obras más famosas es un urinario, se muestra el Auditorio del Estado.

La impresión monumental, decasi 60 metros de largo y 1.80 de alto, es una de las exposiciones que llega a Guanajuato como parte de las actividades de Francia, país invitado de este año.

La convocatoria a Olislaeger que le hizo el Instituto Francés de América Latina (IFAL), también incluye la impartición de un taller junto a la coreógrafa Mathilde Monnier, con quien hizo Danser après tout (Bailar, después de todo), novela gráfica alrededor de la danza contemporánea.

De las asignaciones por reportar, lo que más le ha gustado es la obra Espera, espera, espera... (para mi padre), que tuvo dos funciones en el Teatro Juárez. Con dirección de Jan Fabre y protagonizada por el bailarín Cedric Charron. Esa propuesta de danza contemporánea, que parece un fenómeno climático entre nubes, según el dibujante, es un muy sencilla y original, también muy fuerte. Mezcla danza, teatro y texto, explica en entrevista con La Jornada.

Las ilustraciones que se difunden en Internet por el IFAL y el FIC permiten a diario descubrir una obra, aunque sin revelar tanto como una fotografía o un video. Queda un poco de misterio, es un trazo muy subjetivo, a lo que añade breves textos, diálogos que surgieron en la función y anotaciones personales. De alguna manera es el comentario como si escucharas en un teatro. Todo mundo está haciendo eso, si vas con un cuate y platicas de lo que estás viendo.

Y entre sus miradas a las presentaciones, y más allá de bambalinas, estos días se ha dejado perder en largas caminatas por la capital de Guanajuato. Desplazamientos sin rumbo entre los laberínticos y coloridos callejones para impregnarse de la vida cotidiana y de los colores que flotan en el aire. De un golpe ver todo el valle con sus casas.