Sociedad y Justicia
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Emisario especial presenta en el Senado directrices para la reintegración en la familia

Muere un niño cada 5 minutos en situaciones de violencia: ONU

En México, 33 mil menores viven en centros de asistencia; inadmisible, argumentar pobreza: Unicef

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Escuchar a los niños para saber qué los orilló a dejar a su familia, cuyos motivos pueden ser maltrato verbal y físico, abuso sexual o pobreza, recomienda Martha Santos Pais, representante de la ONU. En la imagen, cultivo y corte de flor de cempasúchil para el Día de Muertos, en Tenango del Valle, estado de MéxicoFoto Cuartoscuro
 
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de octubre de 2017, p. 34

La representante especial del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños, Martha Santos Pais, destacó ayer en el Senado que cada año ese flagelo cuesta cientos de miles de millones de dólares en el mundo, y cada cinco minutos muere un menor por esa causa.

Durante la presentación de las Directrices para la Reintegración de Niñas, Niños y Adolescentes a sus familias, señaló que la pobreza en el mundo, incluso en México, provoca la separación de los infantes de sus padres.

Experta en el tema de agresiones contra ese sector de la población, en el que ha trabajado desde hace dos décadas, primero en el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y luego en el Comité de los Derechos del Niño, y como vicepresidenta del Comité de Políticas de la Infancia del Consejo de Europa, subrayó que hay preocupación en la comunidad internacional porque la mitad de la población infantil en el mundo sufre alguna forma de violencia, ya sea en la familia, en la escuela o en la comunidad.

Ante funcionarios de las secretarías de Relaciones Exteriores y de Gobernación, así como del presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez, Santos Pais advirtió que también hay preocupación en la comunidad internacional porque los niños y adolescentes son utilizados en diversos países, incluido México, por bandas del hampa y el crimen organizado.

Subrayó que estas directrices “llenan un vacío muy importante, porque muchas naciones, seguramente como México, tienen buenas prácticas –pero muy aisladas y fragmentadas– en favor de los menores, que no están documentadas, y esto dará la oportunidad de hacer mejor las cosas”.

Pidió que se escuche a los niños: “evaluemos la situación de la familia, si ahí existen alternativas de ayuda, lo que puede hacer que la reintegración de largo plazo sea exitosa.

Hay que escuchar a los niños y adolescentes; cuál es su trauma, la causa que ha generado su decisión de abandonar la casa; puede ser por negligencia de los padres, maltrato, abuso sexual y físico, e incluso por pobreza.

Comentó que hace unas semanas se celebró el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, donde “me encontré con decenas de familias que habían sido separadas de sus hijos, con el argumento de la pobreza. La ley en México no lo permite, pero la realidad es que se utiliza ese subterfugio, y eso es inaceptable.

Respecto de la violencia contra la infancia y la adolescencia, Santos Pais sostuvo: es dramático ver las cifras de los niños que son forzados a abandonar su país por la violencia y manipulación que hacen de ellos las pandillas, como los maras en algunas naciones de Centroamérica, pero esa violencia que los obliga a salir, los persigue como un fantasma en su camino, con vicisitudes de ataques xenófobos, físicos y abusos sexuales; son víctimas de trata, los llevan a lugares donde se les abusa y explota.

En tanto, la representante adjunta del Unicef en México, Pressia Arifin-Cabo, destacó que los menores son separados por diversas causas, entre las que se encuentra la pobreza, violencia, migración, trabajo infantil o falta de acceso a una educación cercana a sus hogares.

Señaló que de acuerdo con el Censo Nacional de Alojamiento y Asistencia Social, en México hay aproximadamente 33 mil niñas, niños y adolescentes en centros de asistencia social, y de ese total, 24 mil 132 se encuentran en alguno exclusivo para menores. Todos tienen una característica en común: se encuentran privados del derecho a vivir en familia.

Amanda Griffith, de Family for Every Child, señaló que el compromiso es prevenir la pérdida del cuidado familiar siempre que sea posible, por ello la importancia de las directrices, para permitir a los niños crecer en familias amorosas.