Opinión
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Automotrices vs Trump

México, negocio redondo

Dólar sube a 19.57 pesos

S

alvo el apoyo irrestricto a los negociadores del TLCAN y a la posición del gobierno peñanietista, la cúpula empresarial mexicana no ha hecho mayor ruido en torno al futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y al efecto negativo que su eventual cancelación tendría para nuestro país. Algún pronunciamiento por aquí, otro por allá, pero sin mayor alharaca, tal vez por formar parte –directa o indirectamente por medio del llamado cuarto de junto– del propio ejercicio. Y como la línea oficial es, precisamente, mantener la calma, pues tranquila.

Entonces, ésa no, pero resulta que la protesta sonora, activa y organizada viene de los grandes corporativos automovilísticos que operan en México –que de nuestro país han hecho su paraíso–, los cuales se ven amenazados por el salvaje de la Casa Blanca por la eventual salida de Estados Unidos del acuerdo trilateral, o lo que es lo mismo ven con horror que nuestra República maquiladora sea echada de dicho mecanismo.

Desde Washington llega la noticia de que “una nueva coalición de grandes fabricantes, proveedores y concesionarios de autos instó ayer al presidente Donald Trump a que no se retire del TLCAN. Las asociaciones comerciales que representan a General Motors, Toyota, Volkswagen, Hyundai, Ford y casi todas las grandes automotrices, forman parte de la coalición denominada Driving American Jobs y, entre otras medidas, respaldan una campaña publicitaria para convencer a la Casa Blanca y a los votantes de que el acuerdo ha sido crucial para impulsar la producción y el empleo en el sector automovilístico estadunidense”.

Por cierto, parece chiste, pero no lo es, porque el TLCAN ha hecho posible (¡milagro!) que los citados corporativos automovilísticos –todos extranjeros– sean catalogados como los principales exportadores mexicanos, por el simple hecho de despachar y maquilar en nuestro país, obviamente con todos los atractivos, estímulos y facilidades otorgados por el gobierno mexicano, entre ellas la honda diferencia salarial (10 tantos, algo oficialmente denominado competitividad) existente entre México y las otras dos naciones participantes en el mecanismo comercial.

La citada coalición –que incluye a la Asociación de Fabricantes de Motores y Equipos y a la Asociación Internacional Estadunidense de Concesionarios de Automóviles– ha reaccionado sonoramente ante la amenaza del energúmeno de la Casa Blanca de modificar, en el marco del TLCAN, las reglas de origen (con amplio beneficio para su país, y en demérito de México y Canadá) para los vehículos automotores. Por ello, señala la información proveniente de Washington, la industria automotriz se une a la Cámara de Comercio de Estados Unidos y otros grandes grupos empresariales que se han expresado públicamente en las últimas semanas contra los intentos de Trump por cambiar el acuerdo.

Y sí, en efecto, el de la industria automotriz mexicana ha sido uno de los grandes negocios armados al amparo del TLCAN. De hecho, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha puesto el dedo en una de las llagas –para nuestro país– del acuerdo comercial: el salario medio que reciben los trabajadores de la industria automotriz en México es de 2.38 dólares por hora, mientras que sus homólogos estadunidenses ganan cerca de 24 dólares la hora. La fabricación en México en lugar de Estados Unidos genera unos ahorros en los costos laborales de entre 600 y 700 dólares por vehículo. Esto representa cerca de la mitad de los costos que se ahorran al producir en México vehículos que se venden en Estados Unidos.

Se entiende, pues, el por qué del grito en el cielo de los integrantes de la citada coalición, porque tal práctica de los consorcios automotrices que operan en México ni lejanamente sería permitida en Estados Unidos y Canadá. Y, en un estimado conservador, si se altera dicha diferencia salarial estarían en riesgo de perder utilidades adicionales cercanas a mil 200 millones de dólares anuales. Los negociadores canadienses y estadunidenses han puesto en el tapete la necesidad de reducir drásticamente la diferencia salarial, pero deberían comenzar con sus propias empresas que despachan en México.

Otro elemento aportado por la Cepal es el siguiente: “en 2016 la producción conjunta de Canadá, México y Estados Unidos alcanzó los 18.2 millones de vehículos. En los últimos años, mientras Estados Unidos y Canadá perdían participación en la producción del bloque, la de México aumentó de manera considerable. Entre 2005 y 2016, la participación de Estados Unidos en la producción del TLCAN se redujo de 73.2 a 67.1 por ciento, mientras que la de México se incrementó de 10.3 a 19.8 por ciento. Desde 2008 la producción mexicana ha superado a la de Canadá año tras año. Además, México ha sido el destino de nueve de las 11 plantas de ensamblaje que se vienen anunciando en América del Norte desde 2011, por lo que la producción de vehículos ligeros podría aumentar en gran medida hasta llegar a alcanzar cerca de 5 millones de unidades en 2020… Un gran número de empresas automotrices internacionales han cerrado algunas líneas de fabricación en sus países de origen para establecer otra en México”.

Por si fuera poco, anota el organismo regional, “los nuevos requerimientos respecto de las emisiones contaminantes y la eficiencia energética han aumentado los costos de producción e investigación y desarrollo, por lo que los fabricantes han buscado reducir costos en otras áreas. Una estrategia fue el desplazamiento de las empresas de la industria automotriz de las economías industrializadas a países en desarrollo. En este contexto aumentó la relevancia de México (…) como destino de inversiones productivas, principalmente asociadas al ensamblaje de vehículos. Además de la cercanía geográfica, la amplia red de acuerdos de libre comercio, políticas sectoriales activas y una actitud favorable respecto de la inversión extranjera, los costos laborales se han constituido en un factor clave para la relocalización productiva de la industria automotriz”. Entonces, ¿se entiende la esencia del reclamo de la coalición?

Las rebanadas del pastel

Paso a pasito, centavito tras centavito, el tipo de cambio se mueve a 20 por uno. Ayer, en Bancomer, el dólar a 19.57 pesitos, y contando… El Inegi informó que en la primera quincena de octubre la inflación anualizada fue de 6.3 por ciento, el doble que en igual periodo de 2016. Sin embargo, la correspondiente a la canasta básica fue de 8.65 por ciento, casi cinco veces más que un año atrás.

Twitter: @cafevega