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Primer largometraje de Anaïs Pareto Onghena, en el Festival de Cine de Morelia

Sinvivir, historia sobre el microcosmos masculino contado por mujeres
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Fotograma de la cinta exhibida en el certamen moreliano
Enviado
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de octubre de 2017, p. a10

Morelia.

Con una historia sencilla, sin pretensiones, el primer largometraje de Anaïs Pareto Onghena, Sinvivir, logra contar en una profunda, poderosa y entrañable narración el microcosmos masculino desde una óptica femenina.

La cinta narra la vida de Jairo, quien ve invadida su intimidad cuando Hugo, un amigo que habita temporalmente con él, trae a la casa a su primo Moi, quien ha intentado suicidarse. La convivencia les hará entender el sentido o sinsentido de la vida.

En entrevista con La Jornada, Pareto Onghena dijo: El hecho de que fuéramos muchas mujeres haciendo la película no estuvo planeado; así se dieron las cosas. Algunos se bajaron del proyecto y los lugares fueron ocupados por mujeres.

Agregó que para que su película se sostuviera, fuimos muy cuidadosos en que Jairo, el protagonista, no develara rápidamente el cambio que sufre en la historia, sino que se fuera desplegando poco a poco, para que no fuera tan predecible. Todo lo que solté no tuvo nada calculado fuera del guion; no me planteé tanto si iba a caer en el universo masculino.

Momentos de quiebre

Sobre si detrás de sus tres personajes masculinos están las figuras de mujeres, la directora de La banqueta dijo: Hice la película basada en la realidad, en cosas que veo y observo. Mi vida ha estado basada en hombres, y algunos en momentos de quiebre han acudido a mí. He podido tener ese acercamiento a esa fragilidad masculina, pues no es tan común que la muestren porque están atrapados en el estereotipo de los machos.

La egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica agregó: “Sinvivir es esa búsqueda de la fraternidad masculina que a las mujeres nos parece linda, son cosas que ya estaban en mi primer cortometraje. Muchos me han dicho que sus padres no les permitían llorar ni mostrar ninguna sensibilidad que los expusiera. Cuando consiguen identificar esto logran una intimidad y fraternidad conmovedoras que los saca de la apariencia ruda y áspera”.

Lo que sí estaba claro en Sinvivir, agregó la directora, es que debían ser tres hombres en crisis por diferentes motivos. Busqué que, en la frontera de sus 40 años, los tres tuvieran un problema en alguno de los tres pilares de certeza que socialmente deberían tener a esa edad. Hugo, con su problema sentimental; en el caso de Moi, que se le complicara estar solo, con ausencia de familia, y con Jairo, que estuviera enfermo y abandonado; por eso su pulsión de desprenderse de todo lo material, por eso se encuentra con alguien a quien le puede tender la mano.

Otra de las cosas que quería que quedaran claras, dijo Pareto Onghena, es que “Jairo debía tener un proyecto en la vida un tanto poético por el tema del suicidio que abordo en Sinvivir. Por eso metimos también el I Ching, el libro de las mutaciones, porque al problema de salud se le junta con el no espiritual. Definimos el tema porque, además, Jairo no cree en nada después de la muerte, y en ese caso, desde el ateísmo, era muy difícil enfrentarla. Por eso el I Ching era una búsqueda para aferrarse a algo místico, más espiritual, que te dan otro tipo de culturas, como la china, para que le trasmitiera un poco de paz en su destino”.