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Urge involucrar a ese sector de la población, opina observadora colombiana

Atraer cada vez más jóvenes es la gran tarea de los festivales culturales

No quiero que mi audiencia se acabe porque fallecieron los viejitos, plantea Ana Martha de Pizarro, en entrevista con La Jornada

Con obras como Pixel, uno sabe que hay alternativas, dice

 
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de octubre de 2017, p. 8

Guanajuato, Gto.

El tema de los jóvenes y su presencia en la edición 45 del Festival Internacional Cervantino (FIC) se impone en la conversación de Ana Martha de Pizarro, directora general del Festival de Teatro de Bogotá, y Ruperto Merino, subdirector general de Programación Cultural de Madrid, invitados al encuentro en calidad de observadores.

Según De Pizarro cada día es mayor la tarea de los festivales de atraer a los jóvenes. Ejemplifica con la obra dancística de hip hop y arte digital, Pixel, a cargo de la compañía Käfigm, cuyos jóvenes artistas no sólo son bailarines, sino que también desarrollan actos circenses, una serie de elementos que cada día crecerán y atraerán a sus congéneres.

“Eso –prosigue Ana Marta de Pizarro en entrevista con La Jornada– me importa, porque dependo en 52 o 55 por ciento del dinero de la taquilla. Entonces, necesito la asistencia de público y ser capaz de atraer a los jóvenes. No quiero que mi audiencia se muera, que se acabe porque fallecieron los viejitos que iban al festival. No, hay que ser capaz de programar de tal manera que los muchachos se sientan involucrados. Con propuestas como Pixel uno definitivamente sabe que hay nuevas alternativas para la juventud.”

Los jóvenes me han vuelto loco, afirma Ruperto Merino

Ruperto Merino, por su parte, también hace hincapié en la cantidad de gente joven que llena los teatros y las calles. Los jóvenes me han vuelto loco, asegura.

El acierto de programar espectáculos de teatro en la calle fue otro de los temas en que coincidieron Pizarro y Merino. Para la titular del Festival de Teatro de Bogotá, la calle siempre tiene relevancia y atrae nuevos públicos, porque hay un sector que nunca va a un foro porque no tiene dinero, o le asusta, o porque cree que el teatro es algo difícil, complicado. Sin embargo, cuando se encuentra con este tipo de propuestas, pues, este es uno de los temas que me llevo en el corazón, en el sentido de cómo impactar a la ciudad de una manera diferente.

¿Algún aspecto que se podría reforzar? La relación con el público de la ciudad, contesta Pizarro. “No sé cómo se podrá hacer, porque no conozco tanto lo que sucede aquí. Sin embargo, el día que vi la obra Espera, espera, espera… (para mi padre), de Jan Fabre, en el Teatro Juárez, la sala no estaba llena. Ese es un tema contra el que peleo; entonces, sí es algo que los festivales tienen que reforzar. Es decir, cómo hacer para que las salas estén siempre llenas de público. Esta es una ciudad universitaria, entonces, cómo hacer que estos universitarios no sólo vivan el festival desde el punto de la rumba o las cosas callejeras, sino también sean capaces de hacerles entrar a un teatro”.

Para Ruperto Merino el Cervantino supera los festivales de Edimburgo y Aviñón.

Es un festival que enseña, con la ciudad volcada, la programación excelente para todos los públicos y todos los gustos, lo que es muy difícil. Aquí vas a un teatro y encuentras un tipo de público, vas a otro y hay otro tipo de audiencia.

Destaca la organización perfecta. Es un reloj. La capacidad de organización me ha impactado. Para nosotros es muy complicado manejar una organización como la de aquí, tan bien engranada. También resalta el ansia que tiene el público de ver cosas.

Ruperto Merino, quien proviene de una región con 18 festivales, dice aprender cómo se organiza en Guanajuato, cómo se involucra la población, cómo están las audiencias, es decir, todos los teatros llenos, cómo se trata a las compañías, cómo la ciudad vive el festival. Es una forma de aprender que para mí se ha perdido.

Acota: “Cuando he dicho que se trabaja para todos los públicos y gustos, muchas veces perdemos en otros festivales esa referencia y nos concentramos más en determinados espectadores para garantizar un éxito concreto de lo que estás haciendo.

Aquí, sin embargo, el riesgo es para todos. La respuesta es de todos. Eso es lo bueno que tienen los festivales interdisciplinarios. Muchas veces los encuentros donde estoy son más elitistas, por lo cual pierdes al espectador y llegas menos al público.