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México SA

Industria: de mal en peor

Urge rescate y reactivación

Fepade: sencilla ecuación

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estas alturas, salvo los siempre confiados negociadores peñanietistas, nadie prevé un final feliz para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). De hecho, hasta los más optimistas han dejado de sonreír, y, en cambio, apuran al gobierno para que detalle el plan B que supuestamente ha elaborado en (el inminente) caso de que México sea echado del paraíso.

En cualquiera de los escenarios urge un plan de rescate y reactivación de la industria nacional, sacrificada por la entrada en vigor del TLCAN. Como bien lo advierte el Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México (del que se toman los siguientes pasajes), en el transcurso de 2017 el desempeño de la actividad industrial de nuestro país no ha sido favorable, y esa ha sido la constante desde el inicio del acuerdo trilateral.

De los cuatro sectores que conforman la actividad industrial, sólo las manufacturas han mostrado variaciones anuales positivas en los pasados tres meses, a partir de agosto, impulsadas por los incrementos observados en los bienes de exportación. Sin embargo, la industria mexicana podría mantener una evolución negativa por lo que resta del año, a la espera de las modificaciones en torno a la relación comercial con Estados Unidos.

Si bien durante agosto se observó un avance de 0.3 por ciento respecto del mes previo, la tasa anualizada de la actividad industrial mexicana reflejó una disminución de 0.5 por ciento medida con cifras originales. Con este resultado son ya seis de ocho ocasiones en 2017 que se registran variaciones anuales negativas, de manera que de enero a agosto la actividad industrial acumula caída de 0.4 por ciento respecto del mismo periodo de 2016.

No obstante, las industrias manufactureras presentan un panorama muy diferente en términos generales. En los primeros ocho meses del año acumularon un incremento anualizado de 3.4 por ciento, ya que únicamente en abril su desempeño fue negativo. De hecho, de los 21 subsectores que las conforman, 13 han logrado acumular variaciones positivas. El mayor impulso proviene de la fabricación de equipo de transporte (11.3 por ciento), particularmente de aquellos bienes destinados para la exportación, ya que las ventas automotrices en nuestro país registraron una disminución acumulada de 1.1 por ciento de enero a septiembre del presente año.

Otro subsector que ha mostrado un crecimiento significativo ha sido el de la fabricación de maquinaria y equipo (8.8 por ciento) particularmente por el incremento en el nivel de producción que han experimentado varias entidades del país con alto grado de industrialización, como Querétaro y San Luis Potosí.

Por el contrario, la fabricación de productos derivados del petróleo y carbón fue el subsector que registró el peor desempeño acumulado del periodo (-14.4 por ciento), de manera que éste será el cuarto año consecutivo en el que culmine en territorio negativo. Por su parte, la confección de prendas de vestir fue otra actividad que registró una caída acumulada de doble dígito (-11.4) y luce complicado que se pueda recuperar en la última parte de 2017.

Sin embargo, el impacto de dichas caídas no ha sido factor para alterar la evolución de las manufacturas, ya que los derivados del petróleo y la confección de prendas de vestir aportan en conjunto 3.5 por ciento del total. El papel que han desempeñado las manufacturas ha sido fundamental para atenuar las caídas recientes exhibidas por la actividad industrial.

No obstante, el panorama aún luce complicado ya que en los meses por venir se conocerán los resultados de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, donde la opción que sugiere la cancelación del acuerdo comienza a tomar fuerza. De concretarse dicha acción, los tres países miembros experimentarían en términos generales una disminución en su intercambio comercial.

En el caso mexicano, los sectores más afectados serían los que guardan una mayor integración con las cadenas de producción estadunidenses, como textiles, electrónicos, vehículos de motor y fabricación de maquinaria. Ante tal situación, una desaceleración de las manufacturas impactaría significativamente a la ya debilitada actividad industrial nacional.

En lo que respecta a las tendencias, la actividad industrial exhibe una trayectoria a la baja debido a que los únicos sectores que muestran un comportamiento positivo son las manufacturas y la generación de energía eléctrica, aunque éste último un poco más moderado. En contraste, las tendencias de la construcción y la minería presentan un movimiento a la baja que podría limitar el desempeño general de la industria mexicana en los próximos meses.

En cuanto a los ciclos, el panorama luce más complicado ya que la trayectoria del total de la actividad industrial muestra un comportamiento negativo ubicándose por debajo de la tendencia de largo plazo. De hecho, solamente las manufacturas presentan un ciclo con un movimiento positivo por encima de la tendencia de largo plazo. Así, es de esperar que la actividad industrial de nuestro país continúe en terreno negativo durante el corto plazo, en donde las manufacturas serán su principal motor de crecimiento.

Al analizar cada uno de los sectores que conforman la actividad industrial de forma específica, se aprecia que el comportamiento negativo de la construcción se dio porque sus dos principales componentes se ubicaron en terreno negativo. La edificación (-2.5 por ciento) y las obras de ingeniería civil (-2.4) se han visto afectadas por un menor gasto en infraestructura como resultado de la suspensión y cancelación de obras importantes en varias regiones del país, así como por una inversión limitada por parte del sector privado.

Las cifras positivas reportadas por las manufacturas fueron consecuencia de que de 21 subsectores que comprenden dicha actividad, únicamente ocho registraron tasas negativas. El ramo de los alimentos exhibió un crecimiento anualizado de 2.2 por ciento, y el de bebidas y tabaco uno por ciento, aunque podría ser uno de los más afectados ante la eventual desaparición del TLCAN, ya que el arancel que tendrían que pagar estos productos por ingresar a Estados Unidos sería cercano a 19 por ciento.

Las rebanadas del pastel

Ecuación sencilla: ¿cuál es el resultado de asociar a Emilio Lozoya Austin, Odebrecht, una encopetada campaña electoral y abundante financiamiento ilegal? Fácil: cese fulminante del titular de la Fepade.

Twitter: @cafevega