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El desafío catalán
Puigdemont declara la independencia… y suspende sus efectos

El presidente de la Generalitat propone privilegiar el diálogo

Asume el mandato de que Cataluña sea independiente, con forma de república

Decepciona a la CUP que se quiera negociar con un Estado represor

Independentistas firman documento que ratifica el 1-O

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Al declarar la independencia de Cataluña como Estado independiente en forma de república, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, criticó la ausencia de diálogo del gobierno encabezado por el derechista Mariano Rajoy y la represión judicial contra el movimiento separatistaFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de octubre de 2017, p. 4

Madrid.

El presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, declaró este martes la independencia unilateral, pero decidió suspenderla de forma inmediata para abrir una vía de diálogo con el Estado español que permita encontrar una salida negociada al conflicto.

En su discurso en el Parlamento catalán, que confundió y provocó malestar e indignación en las miles de personas que salieron a las calles y las plazas para celebrar el nacimiento de la nueva república, Puigdemont insistió en la necesidad de desescalar la tensión y actuar con responsabilidad.

Esta decisión pone en peligro la coalición de las formaciones separatistas, sobre todo de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), que expresó su decepción por haber perdido una oportunidad y por querer dialogar con un Estado represor.

Barcelona era este martes un fortín. Las inmediaciones del Parlamento estaban herméticamente protegidas por centenares de policías que custodiaban el recinto ante lo que se prometía sería un día histórico para una de las regiones más ricas y prósperas del Estado español.

La comparecencia, a petición del propio Puigdemont, se produjo poco más de una semana después del referendo del pasado primero de octubre, celebrado a pesar de haber sido suspendido por el Tribunal Constitucional (TC) y en medio de una violenta represión de fuerzas de seguridad españolas. Pudieron escrutarse los votos no requisados por las autoridades españolas de más de 2 millones 300 mil ciudadanos, de los que 90 por ciento votó por el a la independencia.

La hoja de ruta del movimiento separatista abría un plazo de 48 horas una vez finalizado el recuento de votos para declarar la independencia en sesión plenaria en el Congreso. Y que, acto seguido, se aplicarían las leyes del referendo y la de transitoriedad o de desconexión, con la que se iniciaría la desvinculación de las instituciones catalanas de las españolas. Por eso había máxima expectación nacional e internacional, con mil periodistas acreditados, de los cuales 325 eran extranjeros.

El inicio de la sesión se retrasó más de una hora a petición del propio Puigdemont, quien se reunió con sus aliados, en los que encontró resistencias de los 10 diputados de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP). No así de los 62 parlamentarios de Junts pel sí –coalición formada por el Partido Demócrata de Catalunya (PDCAT) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

Puigdemont explicó que hay un antes y un después del primero de octubre y, por tanto, llegados a este momento histórico, y como presidente de la Generalitat, asumo al presentar los resultados del referendo ante el Parlamento y nuestros conciudadanos, el mandato de que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república. Esto es lo que hoy corresponde hacer. Por responsabilidad y por respeto.

El anuncio provocó un estallido de júbilo en calles y plazas de Cataluña, repletas de independentistas que portaban banderas esteladas y gritaban la consigna que han repetido en los meses recientes: Independencia.

Fulgor popular que se enfrió con las palabras que pronunció instantes después el presidente Puigdemont: Y con la misma solemnidad, el gobierno y yo mismo proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas emprendamos un diálogo sin el cual no es posible llegar a una solución acordada. Creemos firmemente que el momento demanda no aumentar la escalada de tensión, sino, sobre todo, voluntad clara y compromiso para avanzar en las demandas del pueblo de Cataluña a partir de los resultados del primero de octubre. Resultados que debemos tener en cuenta, de manera imprescindible, en la etapa de diálogo que estamos dispuestos a abrir.

Entonces la gente congregada en las calles silbó, abucheó y hasta le gritó: traidor.

Los diputados de la CUP ni siquiera aplaudieron el discurso de Puigdemont, poniendo en evidencia su inconformidad.

El mandatario catalán, para quien el momento que vive Cataluña es histórico, porque no es un asunto doméstico o interno, sino que Cataluña es un asunto europeo, criticó la ausencia de diálogo por parte del gobierno español, encabezado por el derechista Mariano Rajoy, así como la represión y persecución judicial que ha activado contra el movimiento separatista.

Al gobierno español le pido que escuche, ya no a nosotros si no quiere, sino a quienes abogan por la mediación y a la comunidad internacional, y a los millones de ciudadanos de toda España que le piden que renuncie a la represión y a la imposición, expuso.

Al final, señaló que hoy el gobierno de Cataluña hace un gesto de responsabilidad y generosidad, y vuelve a extender la mano al diálogo. Estoy convencido de que, si en los próximos días todo mundo actúa con la misma responsabilidad y cumple con sus obligaciones, el conflicto entre Cataluña y el Estado español se puede resolver de manera serena y acordada, y respetando la voluntad de los ciudadanos.

La vocera de la CUP, Anna Gabriel, lamentó el paso atrás de Puigdemont y se preguntó: ¿Negociación y mediación con quién? ¿Con un Estado que permite la extrema derecha en las calles?

Por eso, añadió, creemos que hoy tocaba proclamar solemnemente la república catalana y quizás hemos perdido una oportunidad. Esta proclamación solemne de la república no ha llegado como queríamos y lo hemos sabido poco antes del pleno. Y no podemos callar ante estos efectos suspensivos.

El resto de grupos de oposición, Ciudadanos, el Partido Socialista de Cataluña (PSC) y Partido Popular (PP), insistieron en que el referendo no es legítimo porque fue suspendido por el TC y, por tanto, el pronunciamiento no tiene validez. Al tiempo que instaron al mandatario catalán a recuperar la legalidad y dejar de sembrar nerviosismo e incertidumbre en la economía y en la población catalana.

El primer secretario del PSC, Miguel Iceta, instó a Puigdemont a dejar en claro que el Parlamento no declaró la independencia y, por tanto, no era posible suspender los efectos de esa decisión.

A pesar de la suspensión, una vez terminada la sesión parlamentaria los diputados independentistas se reunieron en una sala contigua al hemiciclo para firmar un documento en el que se señala que constituimos la República catalana, como Estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social. Y terminaron el acto cantando el himno catalán, Els Segadors.