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19/S: El dolor y la esperanza

Desplome de ventas y falta de opciones de empleo tras el sismo

Comerciantes de El Espinal recurren a pepenar entre escombros para subsistir
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 10 de octubre de 2017, p. 27

El Espinal, Oax.

A pleno sol, entre tierra, ladrillos y polvo, Patricia Hernández García y su hijo Axel, de nueve años, buscan fierros viejos entre las casas que derribó el terremoto del pasado 7 de septiembre. A falta de empleo, los escombros les han dado de comer, explica la madre de tres menores.

No hay de otra, tenemos que buscarle, manifiesta Patricia, a quien apenas se le nota el color de la piel por el polvo de las ruinas, donde recupera lo que puede para reciclaje.

La acompañan su esposo, Demecio Cabrera, y sus padres, quienes pasan más de cinco horas limpiando el metal de puertas y ventanas, así como los cables de cobre que han sacado de entre los cerros de cascajo que los camiones tiran en un terreno baldío.

Reciben dos pesos por kilogramo de fierro vendido. No es mucho, pero Patricia y su familia han colectado hasta 500 pesos por día. No han podido trabajar en su negocio, pues sus clientes también son damnificados. El terremoto afectó cientos de viviendas.

Patricia y su familia venden accesorios de acero en tianguis del Istmo de Tehuantepec, pero ante la falta de clientes decidió buscar entre los escombros.

Venimos a las 12 del día y nos vamos a las 5 de la tarde, con el sol. No nos dedicábamos a esto, pero hemos visto que es nuestra única forma de obtener ingresos y gracias a este trabajo tenemos comida y medicinas, porque mis hijas se enferman mucho, precisa.

Refiere que han encontrado teléfonos celulares, computadoras, licuadoras, refrigeradores, lavadoras, televisores, radiograbadoras y cables de electricidad, además de pedazos de aluminio de ventanas y puertas.

Su hijo Axel está pendiente de la llegada de los camiones cargados de cascajo. A veces me encuentro cables largos que vamos cortando poco a poco. Me he encontrado ropa. En una ocasión mi mamá halló una cartera con 50 pesos, dice admirado el niño.

En un día han llegado a vender hasta $800

Además de Patricia y sus parientes, otras tres familias, una de El Espinal y dos de Juchitán, se han reunido para juntar piezas destruidas pero reutilizables y llenan con desechos la parte trasera de su camioneta.

La familia de Patricia solicitó permiso a los dueños del terreno para recolectar los desperdicios y con ello obtener un ingreso.

No es mucho lo que nos dan, pero algo es algo. A veces llegamos a vender hasta 800 pesos y eso es bueno. Somos cuatro adultos y entre todos juntamos de los escombros, dice.