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Economía Moral

Medición de la pobreza y sucesión presidencial / V

Dos historias sociales de Peña Nieto: la rosa, imputada; la negra, observada

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na vez que ya había sido publicada mi columna del viernes pasado (30/9/17), en la cual comparé resultados (calculados por Araceli Damián) de la medición de la Población Bajo la Línea de Bienestar (PBLB) del Coneval (en realidad, pobreza de ingresos o gastos) con ingresos y con gastos, ella se percató que el Coneval excluye del ingreso de los hogares no sólo la renta imputada de la vivienda propia, lo que ya sabíamos, sino también el autoconsumo de los hogares. Para lograr plena comparabilidad, entonces se tiene que recalcular la PBLB con gasto corriente de los hogares que excluya este rubro. Esto lo hizo público Damián en http://aristeguinoticias.com/0210/opinion/se-agudiza-la-pobreza-urbana/ y presentó nuevos resultados que, naturalmente, muestran niveles más altos de pobreza. Como bien señala la autora, estas dos decisiones llevan a ordenar erróneamente los hogares en términos del bienestar: dos hogares (A y B) con ingresos o gastos iguales como los mide el Coneval por persona o adulto equivalente, serán considerados con el mismo nivel de bienestar, pero si el B tiene vivienda propia y/o autoconsumo, es obvio que este hogar estará mejor que el A.

Hoy presento los resultados obtenidos por Damián (usando gasto corriente) con este nuevo cálculo y añado el cálculo para 2012 que llevó a cabo Máximo Jaramillo. Esto permite conocer la evolución de la pobreza durante el gobierno de Peña Nieto. Aunque su sexenio termina en 2018, la ENIGH (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares) del año próximo se levantará entre agosto y noviembre de 2018 y sus resultados se harán públicos en junio o julio de 2019. Es decir, que el ciudadano sólo conocerá esta importante dimensión del desempeño del gobierno de Peña Nieto entre 2012 y 2016 cuando vaya a votar el año que entra. Al contrastar los resultados que obtiene el Coneval usando, no los datos de ingreso captados por el Inegi en la ENIGH 2016, los que en opinión tanto del Inegi como del Coneval no son comparables con 2012 y 2014 (porque se aplicó un procedimiento de captación en campo, según el Inegi , que capta ingresos más altos, sobre todo entre los más pobres), sino los datos de 2016 ‘estimados’ por el Inegi usando un modelo estadístico diseñado por el Inegi , con los datos que Damián, Jaramillo y yo hemos venido calculando a partir de datos de gasto corriente de los hogares captados por la ENIGH 2016. El Inegi no cambió el procedimiento de captación en campo del cuestionario de gastos, lo que hace que las dos partes de la ENIGH 2016 no sean comparables entre sí, pero justo eso hace que los datos de gastos de 2016 sí sean comparables con años anteriores. En la gráfica se muestran las evoluciones porcentuales y absolutas (millones de personas) a nivel nacional, 2012-2014-2016 de la PBLB: la oficial del Coneval que usa los ingresos del modelo estadístico en 2016, y la alternativa con gasto.

Veamos primero la versión del Coneval de lo que ha logrado el gobierno de Peña en materia de PBLB (bloque izquierdo de la gráfica): a pesar de un fuerte aumento en el porcentaje de la PBLB en 2012-14 (3 puntos porcentuales adicionales), logra recuperarse y supera este contratiempo y baja en 4 puntos porcentuales la PBLB en 2014-16, para que en 2016 sea de 50.6%, un punto porcentual menos que al principio del gobierno (51.6% en 2012). Panorama plenamente rosa para la pareja soñada que habita en la casa blanca. En términos de millones de la PBLB, el incremento porcentual inicial se tradujo en un aumento muy fuerte del número de personas bajo la LB: de 60.6 millones a 65.5 millones (4.9 millones más). El logro de revertir la tendencia en lo porcentual se expresa en números absolutos en una baja de 3.5 millones de PBLB 2014-2016, que se queda corta respecto al alza previa, por lo cual cierra en 2016 en 62 millones, 1.4 millones más que en 2012. Este panorama aparentemente gris tiene su versión rosa: la PBLB aumentó sólo en 26% del aumento de población en los 4 años (que fue de 5.3 millones). Recuerde el lector que esta evolución no se basa en datos captados sino en datos fabricados.

Veamos ahora la otra versión. En materia porcentual, en fuerte contraste con la evolución de los ingresos, de 2012 a 2014 no hay cambio: permanece en 65.3%. Pero de 2014 a 2016 aumenta en dos puntos porcentuales, por lo cual esta historia es una historia gris oscuro de los 4 años iniciales de Peña. Pero al ver los datos absolutos, el gris oscuro se vuelve negro: en los 4 años habría aumentado la PBLB en 5.8 mill.: de 76.7 mill. a 82.4 mill., por arriba del aumento de la población. Esta negra historia se basa en datos duros captados en campo por el Inegi en los tres años analizados, con cuestionarios y procedimientos de campo plenamente comparables. La historia que refleja parece más coherente con el comportamiento de la economía y la desigualdad que la historia rosa que Inegi-Coneval inventaron con un modelo estadístico que ya he criticado en esta serie.

El cuadro desagrega los datos (porcentuales y absolutos) a nivel urbano y rural y presenta incrementos en el periodo y en cada sub-periodo. Estos resultados podrían ser un buen reflejo de la realidad de la pobreza si no estuviesen afectados (hacia la sobreestimación de la PBLB) por las exclusiones incorrectas de rubros de ingreso/gasto por parte del Coneval y (en sentido opuesto hacia la subestimación) por las minimalistas LB del Coneval, particularmente la del medio rural. La batalla por la verdad no ha terminado para Economía Moral.

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