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La poeta Enzia Verduchi fue una de las cientos de personas involucradas en el fenómeno

Del caos del 19/S emergió en la sociedad una peculiar forma de comunicación

Ustedes están para todos y yo estoy para ustedes, la máxima bajo la que surgieron diversas iniciativas

Redes sociales, apps y sitios web manejados por quienes iban aprendiendo en el camino

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Enzia Verduchi, promotora cultural y ex titular de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas ArtesFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Domingo 1º de octubre de 2017, p. 4

Tras el terremoto en el centro de México, ocurrió un fenómeno de comunicación para superar la tragedia mediante el uso de redes sociales, aplicaciones móviles y sitios de Internet. Una entre cientos de personas dedicadas a esta labor fue la poeta y editora Enzia Verduchi.

La magnitud del sismo y sus consecuencias avasallaron cualquier tema, y en el caos comenzó a fluir la información. Desde ese momento, la población compartía datos, rumores y versiones incorrectas de la situación. Miles fueron aprendiendo a precisar los hechos y a recurrir a sus conocidos en redes para optimizar el acopio de víveres y el trabajo.

Al principio, Verduchi utilizó los contactos que tenía como promotora cultural, poeta, editora y funcionaria en el ámbito de la literatura, red que luego fue fortalecida por informantes en toda la ciudad y diversos sistemas que comenzaron a vincular personas y necesidades, casi sin descanso, en los recientes días.

Eso ha sido el esfuerzo de una red de muchísimas personas que nos hemos apoyado. Sin todos, no hubiera sido posible esta comunicación. No es un asunto mío, todos mis contactos están ayudando en el mundo y en el país.

En esta labor, comunicar en la ciudad en apoyo a quienes se dedicaron a laborar en los derrumbes, manteniendo centros de acopio y albergues, o procurando apoyo en multitud de situaciones, según Verduchi, atendió al principio de Ustedes están para todos y yo estoy para ustedes.

Ahí destacaron Verificado 19S (www.verificado19s.org/), impulsado por un grupo de activistas, periodistas y programadores reunidos en el Centro Cultural Horizontal para verificar la información difundida en medios de comunicación y redes sociales, y Arriba México (https://arribamexico.org/), iniciativa para alquilar alojamiento de forma simbólica en edificaciones devastadas por el terremoto y cuyos ingresos se dedicarán a la asistencia y prevención de desastres.

Otros ejemplos fueron Cómo ayudar (http://comoayudar.mx/), cuya finalidad es centralizar datos para la óptima distribución de ayuda, y Mi casa es tu casa (http://micasaestucasamexico.com/), herramienta que facilita la búsqueda y la oferta de hogares temporales gratuitos, entre otras.

Así, desde el 19 de septiembre, Enzia Verduchi reunió en su muro de Facebook solicitudes de ayuda material y de trabajo, e información de los edificios siniestrados. Al principio, en la inagotable cauda se filtraron rumores o versiones erróneas de lo que ocurría en la ciudad, y más tarde se dio la filtración de datos, la alimentación con las opciones nacidas en Internet referidas, que brindaban una visión más fidedigna de lo que ocurría en las calles.

Días después del sismo, la ex titular de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes sintetizó lo que había enfrentado con esta labor. “Al día, aproximadamente 30 conversaciones por messenger y 25 por whats, mil 200 solicitudes de amistad, aceptadas 112 (para que no se colapsen la compu y su servidora), ¿100 posts por día? (ya perdí la cuenta); he hablado y enlazado a Juan con Lupita, Ceci con Alan, Miguel con Paco..., a los que nunca he visto, pero nos tratamos como si nos conociéramos de toda la vida. Me arden los ojos, me duele la espalda”.

En su muro existe un recorrido continuado hasta hoy que involucra artistas, centros culturales, restaurantes, organizaciones tradicionales de ayuda, instituciones académicas, iniciativas para llevar víveres a los estados de la República que resintieron los efectos destructivos del terremoto y centros de acopio, entre una infinita cauda de opciones para ayudar, reconstruir o exponer información.

“Me he enterado de nombres de pueblos y colonias en todo el país. A la cuarta noche empezó a oler mal la casa, busqué si dejé algo fuera del refri: era yo que no me había bañado. He aprendido que existen las sierras, mototrozadoras, líneas de vida, martillos, clavos del 1’ y del 6’, mazos... Que la insulina debe estar en hielo o refrigerada. Tengo como 80 nuevos números celulares apuntados. He difundido desde limpiezas dentales, rifas, tatuajes de Frida, conciertos hasta tiradas de Tarot gratis a cambio de despensas.”

Concluyó entonces con la sentencia: “No he podido llorar. No olvido que nos faltan 43, 30 mil desaparecidos de nuestra pasada ‘normalidad’. Necesito un abrazo. Buenas noches/Buenos días”.