Opinión
Ver día anteriorMartes 26 de septiembre de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Dinero

¿Por qué ocultan el Atlas de Riesgos?

No pagarán el seguro; quedó corto en grados Richter

Los vericuetos financieros del PRI

Astillero

La trampa del dinero privado

Tumbar dos zanahorias

¿Qué hacen con las donaciones?

Dejar cargos, ¿para buscar otros?

Enrique Galván Ochoa
Julio Hernández López
Ciudad Perdida

Pudrición de pie

No son representantes de la gente

Órdenes ciudadanas, silencio oficial

Negocios y Empresas

Una pequeña utopía

Miguel Ángel Velázquez
Miguel Pineda
México SA

Sismo y economía

Augurio desinflado

Industria en la lona

Damnificados: organizar la ayuda
C

ientos de miles de personas damnificadas por los efectos desastrosos de los sismos del 7 y del 19 de septiembre permanecen a la intemperie, con su patrimonio perdido y sin más ayuda que la que pueden brindarles vecinos y amigos. Esto ocurre en decenas de localidades de Chiapas, Oaxaca, Puebla, Morelos, el estado de México e incluso en zonas del oriente y el sur de Ciudad de México.

Carlos Fernández-Vega
El Correo Ilustrado

Truco en la renuncia de partidos al financiamiento público

E

n efecto, claro que puede haber truco en la propuesta de los partidos de renunciar al 100 por ciento de recursos públicos. Sería una irresponsabilidad pensar que no hay tal. De entrada, así como la ciudadanía presionó fuertemente para reducir el financiamiento público, hay que estar alertas para controlar a los partidos por el lado del gasto, si verdaderamente se tiene voluntad para ello.

Los sismos de la ira
E

l delegado de Xochimilco, Avelino Méndez, puso pies en polvorosa en el pueblo de San Gregorio. El pasado 21 de septiembre, una multitud enfurecida lo corrió de ese barrio a patadas, golpes, piedras y mentadas de madre. Le reclamaba la falta de atención a los damnificados y el sólo irse a tomar la foto. Protegido por un grupo de colaboradores, el funcionario logró escapar trepando a un camión en movimiento.

Luis Hernández Navarro
¡Poder ciudadano!, lo que el sismo nos dejó
S

i un terremoto es la liberación de la energía acumulada en la corteza terrestre, los sismos en México han inducido nuevamente la liberación de una formidable energía social acumulada por décadas de contención. Ni Estado ni capital: ¡sólo el pueblo salva al pueblo! Sólo la sociedad civil empoderada logra superar las más tremendas vicisitudes y crisis. Ante la catástrofe, la rapidez de la solidaridad recobró lo mejor del ser humano, ese instinto de hormiga que ha permitido a la especie humana, al mono sapiente, mantenerse durante 200 mil años y evolucionar. Fueron los anónimos, la gente común y corriente, pero sobre todo los jóvenes, quienes inundaron la nación de una nueva esperanza. Ante la devastación de los temblores, la vieja herencia de la comunalidad (campesina e indígena) y del cooperativismo (la mano vuelta, el tequio, la guelaguetza) se conectó con la nueva generación de mexicanos, nuestros hijos. Los que ya no quieren saber de ideologías, ni de objetivos falaces o ilegítimos, ni de pretensiones basadas en el individualismo y en lo mercantil, que les venden día con día los medios prostituidos de comunicación de masas. La limpieza de sus vidas se ha expresado y ha florecido en estos días aciagos. Con las acciones masivas de solidaridad venimos a confirmar que las principales reservas humanitarias, éticas y espirituales del país siguen vigentes. Este es el gran mensaje. ¡Las hormigas tricolores rescatando y reconstruyendo el hormiguero nacional!

Las vergüenzas
L

as palabras del arquitecto Alejandro Her­nández, editor de Arquine, fueron dichas sin titubeos: La mejor defensa contra los sismos es un buen gobierno. Menudo problema. Lo cito de memoria: sería un lamentable desperdicio, frente a la tragedia de CDMX, que el gobierno no aprovechara el momento para llevar a cabo un programa urbano, desde la ciudad; no una decisión por la cual cada afectado se haga cargo de sus problemas, ya sea que haya daños menores, que se trate de construcciones que es necesario demoler o someter a reparaciones más o menos severas. Se trata de un problema técnico, de un problema económico y de un problema social. ¿Qué queremos como ciudad? Son necesarias estrategias de construcción mirando la textura de la ciudad. ¿Cómo hacemos para tener una mejor ciudad? CDMX es una ciudad muy extensa, y deberíamos crecer hacia arriba para concentrar más los problemas, piensa; México es un país que no llega en promedio a dos niveles, aunque hay espacios como la colonia Del Valle, que pueden ser de cuatro. París es una ciudad de siete niveles. Pero este crecimiento implica reconstrucciones en muy diversas direcciones, parques públicos, transporte, escuelas, vialidad, tipos de vivienda según zonas de la ciudad. Viena, en los años 20 y 30 decidió, frente a los problemas de los aposentos, construir vivienda pública de renta y sigue haciéndolo hasta la fecha, adecuadamente. El 25 por ciento de la vivienda de renta es así, pública. Éstos, algunos de sus criterios.

Víctor M. Toledo
José Blanco
Fundidos en un abrazo en medio del dolor
D

esde nuestra tierra sureña, donde los huracanes y los sismos nos tienen en vilo, extendemos nuestros brazos a las familias de Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla y Ciudad de México, que perdieron a sus seres queridos y se quedaron sin hogares. En nuestro país el dolor se hace más grande y más profundo porque en menos de dos minutos el 19 de septiembre, muchas vidas se perdieron, y no sólo las casas y los edificios se derrumbaron, se truncaron también los sueños de muchas personas.

La UNAM frente a los sismos
L

a primera reacción ante los sismos del 7 y el 19 de septiembre provino de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El Servicio Sismológico Nacional, cuya sede se encuentra en el Instituto de Geofísica de esa institución, informó con exactitud a todo el país lo que estaba ocurriendo: el tiempo, el espacio y el origen de los dos movimientos principales, así como de las réplicas que les han seguido. Ante cada nuevo evento en estos días terribles, hemos conocido la ubicación geográfica del epicentro, la profundidad en el subsuelo del foco sísmico y su magnitud: 8.2 en el caso del movimiento originado en el Golfo de Tehuantepec –una de las mayores de la historia reciente de nuestro país– y 7.1 el que tuvo origen entre Puebla y Morelos, que afectó a las entidades del centro de la República, entre ellas la Ciudad de México. Y es que frente a las tragedias, una de las mayores necesidades humanas es conocer con la mayor certeza posible el fenómeno que les dio origen y sus causas.

Abel Barrera Hernández*
Javier Flores