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#Rebsamen, #CentroDeAcopio y #MéxicoEstádePie, los hashtags más usados

Redes sociales: vehículo para organizar auxilio y exigir compromiso a políticos

Piden ciudadanos que partidos donen su presupuesto para la reconstrución del país

 
Periódico La Jornada
Jueves 21 de septiembre de 2017, p. 23

Recuperada la comunicación en zonas que permanecieron silenciadas durante varias horas, en las redes sociales y la aplicación de mensajería WhatsApp se multiplicaron las voces de solidaridad y de ayuda, así como la exigencia de que los políticos destinen sus millonarias bolsas a la reconstrucción.

En Twitter las etiquetas que causaron mayor interacción fueron #Rebsamen, con una exposición de 30 millones de impresiones, en referencia al Colegio Enrique Rebsamen, donde seguían las labores de rescate de maestros y niños; #CentroDeAcopio, con 18.1 millones de vistas, y #MéxicoEstádePie con 8.1 millones, según diversas herramientas de medición como Tweet Reach.

Otra etiqueta que tuvo mucha difusión fue #RevisaMiGrieta que, a través de mensajes y fotos impactantes, permitió conocer que la situación es más grave y generalizada que lo visto en televisión.

Esas voces pasaron pronto de pedir ayuda a la indignación hacia los partidos políticos, que en 2018 recibirán 12 mil millones de pesos entre sus prerrogativas nacionales y locales. A las 7 de la mañana uno de los primeros en plantearlo fue el actor Gael García Bernal, al expresar Compas: más de la mitad del presupuesto de la campaña electoral del año que viene tiene que ser para la reconstrucción de todo México.

Luego surgió la etiqueta #PartidosDenSuDinero, que en la noche ya era un clamor cibernético para que destinen cero gasto en espots o volantes los probables candidatos y dirigentes como Margarita Zavala, Enrique Ochoa, Andrés Manuel López Obrador o Ricardo Anaya, y advertencias para que el Instituto Nacional Electoral lo permita.

En poco tiempo había en las redes llamativas infografías que criticaban los 25 mil millones de pesos gastados en publicidad por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, o hacían ver que una lona publicitaria cuesta alrededor de 50 pesos, lo mismo que cuatro latas de atún o 20 litros de agua embotellada.

A diferencia de los terremotos de 1985, cuando la sociedad mexicana dependía de precarias conexiones, esta vez Twitter y Facebook fueron espacios de comunicación, de encuentro y herramientas para coordinar el apoyo como lo fue el hashtag #AyudaCDMX.

La otra cara de esa oportuna y desbordada comunicación fue la desinformación. Un tuit anunciando un nuevo temblor, adjudicado a información a la Organización de las Naciones Unidas provocó desmentidos, incluso de la oficina de ese organismo en México, que aclaró: Atención. Nadie puede predecir un terremoto. La alerta que la ONU predijo otro fuerte temblor en México es falsa. ¡No la propagues!.

En WhatsApp los diversos grupos hacían circular información con datos o imágenes falsas que generaban alarma o confusión, por lo que algunos terminaron por pedir: Antes de compartir cualquier mensaje, corrobórenlo.

La preocupación de los políticos por convertir los likes en movilización y votos aquí no fue problema. A los centros de acopio como el del Tec de Monterrey o de la rectoría de la UAM llegaban jóvenes empujados por la información que recibían en sus teléfonos inteligentes.