17 de septiembre de 2017     Número 120

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Ostión de San Quintín:
los retos del cambio tecnológico

Berenice Morales Aguilar Subdirección de Etnografía del Museo Nacional deAntropología - INAH. [email protected]
Maximino Matus Ruiz Cátedras CONACYT - El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana. [email protected]


En el cultivo de ostiones en Bahía Falsa, San Quintín, se utilizan nautilinas.
FOTOS: Berenice Morales Aguilar

El cultivo del ostión japonés fue introducido en el noroeste de México en 1973 por miembros del Instituto de Investigaciones Oceanológicas de la Universidad Autónoma de Baja California, quienes llevaron la especie a la Bahía de San Quintín, en Baja California. En aquel entonces, las semillas para la producción del ostión eran traídas desde un laboratorio de Oregón, Washington. Hacia 1977, fue creada la Sociedad Cooperativa de Producción Ejidal Ribereña “Chapalita”, pionera en la ostricultura en el noroeste de México.

La Cooperativa “Chapalita” estaba compuesta por 65 personas de cinco ejidos actuales de Ensenada: Nueva Odisea, Venustiano Carranza, Chapala, Leandro Valle y el Papalote. En 1981 el gobierno clausuró el registro de la cooperativa por circunstancias legales de constitución y los registró bajo otro rubro mercantil: la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera de Bahía Falsa, S.C.L. La nueva figura jurídica funcionó adecuadamente y el crecimiento de la cooperativa les llevó a intentar reproducir el modelo en Bahía de Los Ángeles, donde el cultivo de ostión no prosperó debido a las condiciones climáticas y ambientales.

El fracaso en Bahía de Los Ángeles hizo que la Cooperativa Bahía Falsa tuviera muchas pérdidas económicas y surgieran conflictos entre los socios; la sociedad se deshizo en 1995. Algunos de los socios decidieron unirse a nuevas sociedades cooperativas, sin embargo, fueron unos pocos los que fueron adquiriendo capacidades diferenciadas asociadas a la posición que ocupaban en la organización, lo cual conllevó a que algunos productores promovieran la escisión de la organización y escalaran sus nuevas empresas para ejercer un mayor control en la cadena productiva. En la actualidad existen más de dos docenas de productores, que se distinguen por poseer infraestructura y capacidades ampliamente diferenciadas. Mientras algunos han logrado integrar la cadena desde la producción de larvas hasta su comercialización; otros dependen de un sistema de créditos que les obliga a vender su producción a los productores que poseen más capital económico.

En Bahía Falsa en San Quintín, uno de los impulsores de la asociación de productores de ostión se especializó también en su comercialización, convirtiéndose en uno de los productores más rentables de la región, además de ser quien ha promovido el cambio tecnológico del sistema de sartas al de nautilinas. Algunos productores de ostión, señalaron que este productor les ha prestado dinero para que accedan a programas de mejoramiento para la producción –compra de larva o infraestructura-, a cambio de que comprometan su producción de ostión a un precio más bajo del mercado. Se entiende que la promoción del cambio tecnológico de sistema para el cultivo le conviene más al gran productor mientras que los pequeños se encuentran inmersos en un sistema de endeudamiento para acceder a los programas sociales, y su producción se encuentra comprometida a un precio por debajo del mercado.


Las cooperativas de la zona enfrentan diversas amenazas, entre ellas fenómenos climáticos y la especulación inmobiliaria

Otro problema que enfrentan los pequeños productores es el cambio climático, pues en 2016 el fenómeno El Niño también afectó el cultivo de ostión en Bahía Falsa. Como explica Sergio, uno de los productores, al calentarse el agua el ostión desova más rápido y se debilita. Otra problemática es que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente está solicitando reportes sobre cómo y de cuánto fue su crecimiento anual, incluyendo fotografías y documentos desde el inicio de su empresa. El productor señaló que él ni siquiera sabe usar una cámara o celular, por lo que tampoco sabía hacerlo hace 15 años y considera que esas trabas se las ponen debido a que hay intereses por acabar con el cultivo de ostión, pues, para algunos ambientalistas, esta producción deteriora el paisaje de los humedales que forman parte de la zona RAMSAR desde el año 2004.

Otra posible razón es que se busca mantener e incrementar la especulación inmobiliaria en la región, donde ya hay una colonia habitacional a orillas del mar, ocupada por personas jubiladas de origen estadounidense.

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