Los Criterios Generales de Política Económica entregados por el Ejecutivo a la Cámara de Diputados estiman un escenario macroeconómico con crecimientos anuales de entre 3 y 4.5 por ciento en el quinquenio 2019-2023.

El documento incluye para 2018 una estimación en el crecimiento anual de 2.5 por ciento del producto interno bruto (PIB). Ubica el precio de referencia de la mezcla mexicana de petróleo, para el mismo año, en 48.5 dólares por barril, mientras la plataforma de producción se presume será de un millón 983 mil barriles de crudo diariamente.

En materia de política de gasto se prevé que los programas de reducción a la pobreza serán privilegiados, se reducirá el gasto corriente y se priorizará la inversión productiva. Además, el monto de la deuda total alcanzará 47.3 por ciento del PIB

Para el año que viene, la administración federal espera “un fortalecimiento de la demanda interna, apoyado por la creación de empleos formales, la expansión del crédito, un aumento de los salarios, la convergencia de la inflación al objetivo del Banco de México de 3 por ciento con un rango de un punto porcentual, y una mejoría paulatina de la confianza de los consumidores y las empresas.

Por tanto, se anticipa un mayor crecimiento de los sectores de la construcción y los servicios menos vinculados al sector externo.

Además, plantea que no habrá medidas que impliquen una mayor carga tributaria para las empresas y las familias. La política en 2018, dice, reafirma el esfuerzo de reingeniería del gasto público y disciplina de las finanzas, y privilegia programas que contribuyen a la reducción de la pobreza.

Así, los citados criterios contienen perspectivas económicas y fiscales muy favorables para el quinquenio 2019-2023:

El marco macroeconómico de mediano plazo contempla los efectos positivos de la agenda de reformas estructurales. Asimismo, considerando una serie de trayectorias futuras, la SHCP establece una prospectiva favorable, dadas las tasas de crecimiento en los últimos 25 años.

Evoca la perspectiva positiva en la economía estadunidense –de acuerdo con la empresa multinacional Blue Chip–, y en este contexto se prevé que la demanda externa de México por productos no petroleros registre un crecimiento sostenido en el periodo 2019-2023. Asimismo se proyecta que las exportaciones petroleras observen un aumento gradual, en la medida en que se incremente la plataforma de producción de crudo como resultado de la reforma energética.

Se asume que en el mediano plazo el consumo interno se fortalecerá continuamente, y esto generará más empleos formales, y por añadidura habrá una recuperación significativa de los salarios reales.

Así, “se estima qué durante 2019 el PIB de México tenga un crecimiento anual de entre 2.5 y 3.5 por ciento. Para 2020 su crecimiento sería de entre 3 y 4 por ciento, mientras que en el periodo 2021-2023 éste se ubicaría en un rango de 3.5 y 4.5 por ciento.

“Para efectos de las estimaciones de finanzas públicas se plantea utilizar un crecimiento puntual del PIB para el periodo 2019 y 2020 de 3 y 3.5 por ciento, respectivamente, y para los años 2021 al 2023 un crecimiento de 3.5 por ciento.

No obstante, se reconoce que esa perspectiva tan halagüeña estaría sujeta a riesgos de concretarse algún escenario de los expuestos a continuación:

Resultado no favorable en la renegociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte; crecimiento económico de Estados Unidos menor que el previsto; condiciones en los mercados financieros internacionales menos favorables, y precios internacionales del petróleo deprimidos o un bajo dinamismo de la plataforma de producción de crudo.