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Se oyó un estruendo y vino el derrumbe
 
Periódico La Jornada
Viernes 1º de septiembre de 2017, p. 29

El instinto animal, el instinto de sobrevivencia tal vez, es lo que nos hizo correr unos 50 metros lejos del hoyo, narró Luis Fernando Molina, encargado del restaurante y tortería Armando, ubicado en la esquina de Humboldt y Cristóbal Colón, en la colonia Centro, donde la mañana de ayer, a unos pasos, justo bajando la banqueta del establecimiento, la apertura de un enorme socavón sorprendió a empleados y comensales.

Como todos los días, Luis Fernando llegó al restaurante alrededor de las 6:30, y para entonces –comenta– ya había una patrulla abanderando la zona, y unos minutos más tarde, en el restaurante ya desayunaban unas 15 personas. Serían las 8:30 cuando empezó a deslavarse el hoyo y se hizo el socavón.

Hablaba por celular con la dueña del restaurante para reportarle que se había vuelto a abrir el agujero, cuando se oyó el estruendo de la tierra: después las mufas explotaron tres veces y vino el derrumbe”.

El socavón se hizo cada vez más grande; en la calle, la gente comenzó a correr sin saber qué pasaba, en el restaurante, apenas tuvimos tiempo de pedir a los comensales que salieran, y cuando escuchamos tronar la última mufa, todos los empleados salimos corriendo como pudimos, pero alcanzamos a ver cómo la carpeta asfáltica se hundía; no sacó polvo, creo porque el suelo estaba mojado y solo se oyó el estruendo del agua contra la tierra.

Mónica Martínez Pérez, propietaria del negocio, comentó que hace un año reportó en esa zona un hundimiento que tanto automovilistas como peatones siempre trataban de esquivar.