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Una penalización de 40 dólares por un video perdido dio la idea a Reed Hastings

Hace 20 años nació Netflix, en una caminata y por una multa

En principio, la plataforma que hoy desafía a la televisión sólo rentaba devedés

House of Cards, protagonizada por Kevin Spacey, fue el primer proyecto de series que realizó esa empresa

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Lakeith Stanfield (izquierda) y Nat Wolff en una escena de Death Note, realizada por NetflixFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de agosto de 2017, p. a12

Los Gatos, Santa Clara.

A menudo se refieren a Netflix como joven desafío de la industria de la televisión; sin embargo, la empresa existe desde hace 20 años. Al principio sólo prestaba devedés en Internet, pero la disposición a reinventarse radicalmente la alejó del destino de sus viejos rivales.

Según la leyenda, Netflix surgió de la frustración debido a una gran penalización por la pérdida de un video prestado. El empresario de software californiano Reed Hastings perdió una cinta de video con la película Apolo 13 y en un videoclub se le acumuló una multa de 40 dólares, según contó más tarde. De camino al gimnasio, Hastings se dio cuenta de que el modelo de negocio allí era mucho más atractivo: por 40 dólares al mes uno podía entrenar cuanto quisiera. Él ya había vendido su empresa Pure Software, por lo que disponía del tiempo, las ganas y el dinero para probar algo nuevo.

La tv del futuro

Así fue como fundó Netflix, en agosto de 1997, junto a Marc Randolph, un servicio de préstamo de videos online. Pasó un año hasta que Netflix comenzó a operar y otro año más hasta que apareció el modelo de abono: por un pago mensual, uno podía recibir por correo tantos devedés como quisiera. Y todo ello se remonta a Apolo 13 y la visita al gimnasio, como siempre cuenta Hastings. Pero según Randolph, que pocos años después se separó del proyecto, simplemente querían crear algo parecido a Amazon y se decidieron por el préstamo de devedés.

Sea como fuere, hace años que éstos no juegan ningún papel en Netflix. Hoy día la empresa, que aún dirige Hastings, se centra en el servicio en streaming y la producción de contenidos propios, y así quiere dar forma a la televisión del futuro. Más de 100 millones de clientes en todo el mundo ven cada día 125 millones de horas de video. Netflix invertirá este año alrededor de 6 mil millones de dólares en contenidos, en los que se incluyen cientos de millones dirigidos a producciones exclusivas que sólo se pueden ver en su servicio. Pero la historia podría haber sido muy diferente si el gigante de las videotecas Blockbuster hubiera aceptado la oferta de Hastings en 2000.

Netflix pretendía gestionar la marca de Blockbuster online y de este modo introducir su propio nombre en las filiales del gigante. Más tarde un gerente de Blockbuster recordaba en el portal Variety, que podrían haber comprado Netflix por 50 millones de dólares. Sin embargo, Blockbuster no tomó en serio a la delegación del joven servicio, según contó el jefe de finanzas de Netflix, Barry McCarthy.

Diez años después, Blockbuster se declaró insolvente y cerró en 2013 tras un rescate fallido del servicio de televisión por satélite Dish.

La empresa quebró, entre otras cosas, por el servicio en streaming iniciado por Netflix en 2007. Sin embargo, Hastings tenía claro que Netflix se vería rodeado rápidamente por la competencia si se reducía simplemente a ofrecer contenidos ajenos. De modo que subió el listón y apostó por ofrecer series exclusivas. La primera fue House of Cards, sobre el político sin escrúpulos Frank Underwood. Netflix consiguió al equipo formado por Kevin Spacey en el papel principal, y David Fischer, director de Hollywood, porque ofreció algo que ninguna cadena está dispuesta a dar: una garantía de dos temporadas.

Grandes contratos

El éxito de la serie en Estados Unidos y en los mercados internacionales estableció a Netflix en el negocio de las producciones de televisión. Ahora el responsable de los contenidos, Ted Sarandos, se ha hecho famoso en el mundo de la producción por estar dispuesto a ofrecer mucho dinero por grandes contratos. Netflix volvió a dar vida a series tan populares como Full House o Las chicas Gilmore y se ha asegurado el próximo proyecto de la creadora de Grey’s Anatomy, Shonda Rhimes.

Poco antes de que Disney rompiera su acuerdo de exclusividad en Estados Unidos y apostara por su propio servicio en streaming, Netflix compró la editorial de cómics Millarworld con títulos como Kick-Ass y Kingsman, un remplazo potencial para las series de Marvel, pertenecientes a Disney.

También sorprendió la decisión de Netflix de prometer cinco películas a la estrella de las comedias Adam Sandler. Aunque la gente critica sus películas, sigue viéndolas, argumentó Hastings. Netflix sabe eso porque los datos son un pilar central de su modelo de negocio. Sabemos cuándo ven los usuarios un contenido, cuándo le dan a la pausa, cuándo dejan de ver una serie, dice el responsable de innovación, Todd Yellin.

Con este conocimiento la empresa puede predecir cada vez mejor qué usuarios quieren ver determinadas series. La idea es hacerle al cliente pocas recomendaciones, pero dar siempre en el clavo, dice el jefe de producción, Neil Hunt. Ya se realizaban recomendaciones a los usuarios en Netflix en el 2000. Ahora el software determina en gran medida las decisiones de los espectadores.