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De nuestras Jornadas

Frente Amplio Democrático

L

o de hoy es que los partidos se opongan, que en el discurso hablen de la necesidad de un cambio urgente en el sistema político (en el cual se sustenta su existencia y funcionamiento) y, con el pretexto de salvaguardar la democracia, unan fuerzas contra un extraño enemigo. De vez en cuando mencionan que se requiere un gobierno de coalición, pero solamente para ocultar que a la reunión del agua y el aceite ya la conocemos como alianzas o coaliciones electorales.

El enemigo, dependiendo del dirigente que proclame la necesidad de unirse, es Andrés Manuel López Obrador o el Partido Revolucionario Institucional, pero para que no sea tan obvio que esas iniciativas tienen un contrincante bien identificado, en vez de llamarle frente amplio opositor lo bautizan como Frente Amplio Democrático (FAD). En Aguascalientes ya se realizó el primer foro entre partidos para ponerse de acuerdo sobre cómo se repartirán el pastel. El sábado dialogaron representantes de los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Encuentro Social; anunciaron que, aunque no estuvieron en la mesa, también irían con ellos los de Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza.

El FAD en Aguascalientes, suponemos, se opondrá en 2018 al PRI y a Morena, pero el discurso de venta es que se reúnen para impedir que la corrupción que caracteriza al partido en el poder siga impidiendo el desarrollo democrático, que lucharán para transformar el actual sistema político devastado por la corrupción y porque la población vive un miedo generado por la inseguridad, que avanza de manera constante en todo el país y porque el sistema político es a todas luces inoperante para cumplir con las exigencias de la sociedad... Suena bien, pero no tiene nada que ver con la realidad de Aguascalientes. En la entidad, Acción Nacional tiene la mayoría de los legisladores en el Congreso local, la gubernatura y las alcaldías de la mayoría de los municipios. El poder, entonces, está en manos del blanquiazul. En Aguascalientes Morena sigue siendo una fuerza política emergente; su líder no tiene el mismo arrastre que en otras entidades del país y, hasta ahora, no puede ser tomado en serio como un contrincante real de Acción Nacional; el PRI está en ruinas y disminuido. Es un partido de oposición que sufre, como todos los demás, el mayoriteo de la bancada panista.