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Por primera vez, Georgina Quintana muestra al público esos trabajos

Lleva pintora sus libros mutantes y caprichosos al museo Carrillo Gil

Retoma la práctica de un género que ha nacido de una manera un poco silvestre, afirma en entrevista con La Jornada

La exposición reúne 23 obras de arte objeto creadas de 2007 a 2017

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Muchas personas hacen libros de artista; es algo muy íntimo; creo que sólo la Universidad de Stanford está interesada en comprarlos, expresa Georgina Quintana (al lado de algunas de sus obras)Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 8 de agosto de 2017, p. 5

Además de pintar y dibujar, Georgina Quintana (CDMX, 1956) crea libritos.

Siempre le gustó crearlos, aunque hasta ahora los expone por vez primera con el título Libros mutantes y caprichosos, en el gabinete de gráfica y papel del Museo de Arte Carrillo Gil.

Comenzó a hacerlos con la escritora Carmen Boullosa, quien tenía el taller Las Tres Sirenas, y la artista Magali Lara.

Quintana trabajó para Boullosa armando libritos. Luego se matriculó en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. También hizo estudios en la entonces Escuela Nacional de Artes Plásticas, con Gilberto Aceves Navarro. En el viejo San Carlos dibujó, con Héctor Xavier, en un zoológico, experiencia que motivó su gusto por trabajar de manera directa en la calle.

Hace poco encontró algunos ejemplares de los años 80 del siglo pasado y por alguna razón desconocida retomó esa práctica. Se refiere al libro de artista o libro-objeto como un género que ha nacido así de una manera un poco silvestre; además, hay bastante que hacer en esto. Muchas personas hacen libros de artista; es algo muy íntimo y personal. Creo que sólo la Universidad de Stanford está interesada en comprarlos.

Plantea: ¿qué haces con esto en tu casa? ¿Cómo lo exhibes? Lo tienes porque te gusta, sin embargo no es como un cuadro que cuelgas. Por otro lado, reconoce que hay personas muy interesadas en estas piezas raras.

Trabajar en vivo

El recorrido de la muestra de 23 trabajos, creados de 2007 a 2017, se inicia con Libro azul, un carrete de madera de tamaño mediano alrededor del cual se enrolla, o desenrolla, la larga tela dibujada, luego bordada en algunas partes. En esta historia sin historia desfila un muestrario de animales –una tortuga, un dinosaurio– a la manera de una evolución. Todo se guarda en una gran caja.

Sigue Naturaleza habitada, consistente en un sinnúmero de capas de telas, todas adquiridas en India, Nepal y China, como todo el material empleado en la exposición. Esta pieza se puede tocar al igual que Libro azul.

Autobiografía cuelga a la manera de una escenografía de guiñol, mientras las hojas de Geografías se despliegan por una pared de la sala. Aquí empleó la técnica del tránsfer: se hace primero un collage, que se fotocopia y se transfiere a una tela; diversos animales tienen de fondo mapas y listas de países como salidos de un atlas.

En entrevista con La Jornada, Georgina Quintana adelanta que próximamente saldrá el libro Memorias de la especie (Turner), con texto de Aline Davidoff, e imágenes de esos animales.

En otra pared se reproduce una declaración de principios para explicar de dónde nace su necesidad de escribir cosas y hacer libros, ordenar ideas o sensaciones de manera más gráfica, que no es lo que me sale en los cuadros-cuadros, de óleo, por ejemplo, explica.

Las piezas exhibidas en las vitrinas son más ortodoxas como libros o libretas. ¿A qué obedece la necesidad del ser humano de apuntar sus pensamientos, especialmente en algo chiquito, íntimo? Son como las confesiones, incluso, que te haces a ti misma quedito con la finalidad de contactar algo muy profundo que nada más quieres para ti, para ordenarte internamente, para darle forma a algo que no sabes qué es lo que pasa. A veces nos sentimos sobrepasados por tanto que pasa externa e internamente. Es el poder de estar en paz y silencio conmigo misma. Esa es mi sensación.

A Quintana le gusta mucho trabajar en vivo, salir a la calle con una tabla y plumones para dibujar; esos bocetos se convertirán en libros, grabados, instalaciones u otro tipo de dibujos.

Sobre la pared se despliegan las múltiples hojas de Lo que ve la muda, libro que nació de esta sensación de no tener palabras, como la muda en mí que necesita expresarse. Descubrí de pronto muchas maneras de dibujar en mí. Todo esto pasa adentro.

La exposición Libros mutantes y caprichosos, de Georgina Quintana, montada en el Museo de Arte Carrillo Gil (avenida Revolución 1608, San Ángel), concluirá el 22 de octubre.