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Ver día anteriorLunes 31 de julio de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El muro y los recursos naturales en la frontera común
A

unque el presidente Peña Nieto, los funcionarios y líderes empresariales involucrados en la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) aseguran que México resultará favorecido, el señor Trump dejó en claro la semana pasada que será él quien determine el destino de dicho acuerdo: Tal vez tendremos que ponerle fin, incluso podría ser salvado. Al mismo tiempo, el gobierno canadiense amenazó con abandonar el TLCAN si Estados Unidos insiste en eliminar el sistema de resolución de controversias imparcial.

De lo que no parece haber duda es de la necesidad de revisar los términos del tratado luego de 23 años de existencia. Así lo expresa el sector empresarial perjudicado con él, agrupaciones agropecuarias y del trabajo. A los que se suman temas como la migración y la forma poco aseada en que realizan sus labores las trasnacionales mineras canadienses y las maquiladoras del vecino país. Y la cultura, olvidada en el TLCAN. La secretaría federal del ramo convocó a un consejo de artistas, intelectuales y productores para trabajar en pro de esta nueva línea de acción. Aportarán ideas otras personalidades del mundo de las artes.

En cambio, brilla por su ausencia la opinión gubernamental sobre el medio ambiente y los recursos naturales, afectados por el acuerdo. Más urgente hacerlo si Trump insiste en levantar un muro en la frontera. Al respecto, La Jornada Ecológica, que desde hoy puede consultarse en Internet, se ocupa de los desajustes que dicha obra causará al patrimonio natural que comparten ambos países. Gracias a la ayuda de los doctores Horacio de la Cueva y Eduardo Peters, un grupo de especialistas de centros de investigación de México y Estados Unidos muestra algunos de los daños a la avifauna y la flora, así como en las cuencas hidrográficas compartidas.

Entre otras cosas, exponen la suerte que le espera al berrendo, que todavía tiene como área común a los estados de Arizona, Sonora, Chihuahua y Coahuila y se encuentra protegido por las normas oficiales; aunque llegaron a ser miles de ejemplares y extendió su presencia a Canadá, su número decreció notablemente. Algo similar pasó al lobo mexicano, casi extinto por perder su hábitat y la caza despiadada por parte de ganaderos. O el bisonte, el mamífero terrestre más grande del continente, diezmado en aras de la apertura de tierras para la agricultura y la ganadería de Estados Unidos. Casi a punto de desaparecer, se recupera y se desplaza entre ambos países. También afectará a ciertas especies de aves que se mueven por la frontera común y que por el muro no podrían hacerlo ya, pues vuelan bajo (como el tecolote pigmeo) para evitar las aves rapaces. Otras igualmente tendrán problemas al alterarse su hábitat por la tecnología moderna que irá unida al muro para detectar el paso de migrantes ilegales.

Además de la vida animal, los especialistas advierten los desajustes que habrá en tres cuencas hidrográficas: las del Colorado, Bravo y Tijuana. Y el daño que sufrirán las charcas vernales, que en tiempo de lluvias se forman en Baja California y albergan una gran variedad de especies de flora y fauna únicas en el planeta.

De la Cueva y Peters recuerdan que no es de ahora la idea de construir el muro. George W. Bush habló de erigir una fortaleza entre ambos países para evitar la entrada de migrantes indocumentados y controlar el comercio de estupefacientes. Hoy dos tercios de la frontera ya cuentan con barreras físicas que no afectan a miles de ilegales, pero sí a las especies silvestres. Advierten que las autoridades ambientales y la diplomacia mexicana tienen en sus manos un tema que evitan abordar: existen estudios científicos para sustentar una demanda que busque reparar los daños presentes y futuros del muro.

Esa muralla afectará a especies protegidas y listadas en las normas oficiales de los dos gobiernos. La renegociación del TLCAN es, además, una oportunidad para darle oxígeno a la Comisión de Cooperación Ambiental, y que los tres países aborden seriamente el tema del impacto ambiental transfronterizo a fin de beneficiar ecosistemas y especies compartidas. Y, por supuesto, a quienes habitamos América del Norte.