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Era una mujer dura matando extraterrestres, dice del personaje de cómics de su infancia

Luc Besson recrea a su primer amor en Valerian y la ciudad de los mil planetas
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Cara Delevingne encarna a Laureline en la próxima cinta de BessonFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Sábado 22 de julio de 2017, p. 9

Los Ángeles.

Mucho antes de que fuera el autor detrás de varias de las más espectaculares y extravagantes películas de acción de todos los tiempos, Luc Besson era un niño enamorado de un personaje de historietas.

Su primer encuentro con Laureline, la heroína interpretada por Cara Delevingne en su próxima producción, Valerian y la ciudad de los mil planetas, ocurrió cuando tenía 10 años y vivía a unos 40 kilómetros de París.

Era 1969. Aburrido en el tedio de una vida bucólica, se topó con la revista Pilote que publicaba el cómic Valérian y Laureline.

Fue un tiempo en que no había Internet, sino un canal de televisión en blanco y negro y mi padrastro no tenía música en casa, así que la vida era bastante fría, dijo el cineasta francés de 58 años en una entrevista reciente con Afp.

“No estaban pasando muchas cosas; no había chances de escapar y de repente, recuerdo esas primeras páginas de Pilote. Era un libro de historietas y ahí estaba una pareja viajando en espacio y tiempo, combatiendo alienígenas”, siguió.

Hombres, prescindibles

Una de las primeras cosas que observó fue ese espíritu independiente de Laureline, que nunca antes había visto.

Era libre, era una dura, matando extraterrestres. La primera imagen de esta mujer era muy fuerte y me enamoré de inmediato, era muy sexy, recordó el cineasta francés.

Besson asumió esta imagen de feminidad y la plasmó en sus películas, con personajes sobre mujeres letales que no necesitaban un hombre para sostener una pistola.

Luc Besson arrancó en la década de los 80 con cintas de acción francesas influidas por Hollywood para luego dar paso al éxito internacional con Azul profundo (1988), Nikita (1990) sobre una mujer asesina y El perfecto asesino (1994) sobre una joven que se convierte en protegida de un asesino a sueldo.

Desde aquellos días dirigió otras cintas que recibieron críticas encontradas, pero que fueron éxitos de taquilla, como las series de alto octanaje El transportador y Taken.

Valerian fue su primer amor, pero no el único: el director se casó cuatro veces, incluyendo una breve unión con Milla Jovovich, su estrella en El quinto elemento (1997), y tiene cinco hijos.

Besson desarrolló una cualidad para descubrir el talento femenino, ya sea introduciendo a Jovovich o consiguiendo dejar a todos boquiabiertos con el debut de Natalie Portman en El perfecto asesino cuando tenía 13 años.

“En los años 70 y 80 las películas eran vistas desde el lado de los hombres y no era justo que la mujer llorara atrás de él preguntando ‘¿cuándo vuelves?’”, dijo Besson en rueda de prensa por el estreno de Valerian, previsto en Estados Unidos para mañana, así como en agosto en América Latina y España.

Esa no es mi visión de la relación entre un hombre y una mujer; a lo mejor fui criado diferente y tuve suerte de ver que ambos son muy fuertes, añadió.

Si bien es una película de acción espacial con infinidad de efectos, Valerian también aborda temas actuales como el cambio climático, la diversidad y las dificultades que pasa un inmigrante.

Fue filmada en París el año pasado en medio de grandes cambios políticos en Europa y Estados Unidos, con populistas buscando ganar terreno.

Crítica a corporaciones

Besson se resiste a hablar de política, pero consideró que su filme es una alegoría al altivo poder de las grandes corporaciones.

Comparó, por ejemplo, a los villanos con los ejecutivos involucrados en el escándalo de Volkswagen, que admitieron que 11 millones de sus automóviles de diésel tenían un software que falsificaba los resultados de las pruebas sobre contaminación.

Engañan, se salen con la suya y no quieren pagar, criticó. Y aunque Besson quiere que sus películas sean serias –para evitar simplemente ser una hamburguesa con queso– se mostró contra los cineastas que son demasiado severos sobre su arte.

“Me encanta hablar sobre todas estas cosas –ecología, inmigración– con una pequeña sonrisa y divirtiéndome al mismo tiempo, porque creo que al final la gente quiere ver una película y decir ‘me divertí, fue increíble’ y queda algo”.