Opinión
Ver día anteriorDomingo 9 de julio de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
¿La Fiesta en Paz?

El yo acuso de Ricardo Frausto al sistema mexicano

Antonio Mendoza, más paciencia y fe en sí mismo

Foto
PAMPLONA. Gonzalo Caballero es sacado de la plaza de toros de Pamplona, luego de haber sido lesionado durante una corrida, en el contexto de las fiestas de San FermínFoto Ap
E

l espectáculo taurino se promueve de una manera tan torpe y descoordinada –¿desde siempre, hace décadas?– que los jóvenes metidos a toreros, además de afición, valor, inteligencia, personalidad y otras características, deben poseer toneladas de paciencia y de espera, aunque las oportunidades se nieguen, no obstante las reiteradas aptitudes que algunos de ellos demuestran frente al toro.

El empresariado taurino, algo menos en España, opera por capricho, amiguismo, mangoneos e intereses extrataurinos más que por rigor de resultados, nivel de desempeño, imán de taquilla y oferta de espectáculo, trátese de figuras o de modestos. Rabia y resentimiento ocupan entonces el lugar que correspondería a la competencia equitativa y a un trato elementalmente justo acorde con las cualidades mostradas. A los públicos no les queda más opción que dejar de ir a las plazas, mientras gremios, crítica y autoridades se someten al poderoso en turno.

Lo he meditado desde hace algunos meses; ha sido difícil, pero he tomado la decisión: me voy del toreo, no por falta de afición, de valor o de facultades; me voy porque las grandes empresas no me dejan entrar, señaló en un comunicado insólito el matador de Aguascalientes Ricardo Frausto, con 26 años de edad y tres años siete meses de alternativa.

“…las principales empresas taurinas del país –agregó Frausto–, a pesar de mis constantes triunfos como novillero y después como matador, no han querido tomarme en cuenta: desconozco la razón. Lo que sí veo es que en prácticamente todas las ferias del país se repiten los mismos carteles, con los mismos toreros, y lo único que me dice eso es que si no le caigo bien al que decide, me tapan en las demás empresas. Incluso, estando anunciado el año pasado para confirmar alternativa en la México, después me bajaron, ya con contrato de actuación firmado.”

Haber actuado los últimos 20 meses en 13 corridas, cortado 12 orejas, obtenido cinco puertas grandes, una vuelta al ruedo y siete salidas al tercio alternando con figuras no fueron argumentos suficientes para que las empresas dieran más juego a Frausto, cuyo error no han sido sus cualidades toreras, sino ¡su falta de paciencia! Pero, ah, cómo le hacen daño a la fiesta los antitaurinos, mientras los taurinos, con sus caprichosos criterios, se encargan de hundirla.

Platiqué con el matador capitalino Antonio Mendoza –24 años de edad y 20 meses de alternativa–, quien en la corrida 18 de la temporada pasada dejó vivos a sus dos toros al tiempo que reiteraba su expresión y cabeza con capote y muleta ante un complicado encierro de Rancho Seco, y me decía: Pasé unos días muy difíciles pensando en torno a mi carrera, después de que he matado muy bien muchos toros. Al final me sirvió para reafirmar mis ánimos como torero. Esta falta de oportunidades ha contribuido a motivarme. De tanto no torear te vuelves más expresivo frente al toro. En la vida, las contrariedades sirven para animarnos o desanimarnos. Después de esa corrida en la México parece como si no trajera una destacada trayectoria previa.

“Es muy desgastante –añadió Mendoza– estar esperando y esperando, así como intentar romper un círculo muy cerrado. Pero no pierdo la fe en mí mismo. Sé que siento y hago sentir al tendido. Antes de llegar a la México toreé una sola tarde en 2016, por lo que fue un doble gran reto: por un lado la falta de rodaje, y por el otro, esconderla y echar pa’lante”. Por cierto, Mendoza, como Silis y Pepe Murillo, que tan bien estuvieron en la México, no han vuelto a ver un pitón.