17 de junio de 2017     Número 117

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

TRUMP: contradicciones y crisis
de la globalización neoliberal*

Alberto Arroyo Picard Universidad Autónoma Metropolitana [email protected]

Ante la coyuntura actual en la relación de los tres países de América del Norte, y los intentos gubernamentales para “modernizar” el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), algunos retos que enfrentan los movimientos sociales son:

  • Retomar la iniciativa para buscar una salida benéfica para los pueblos a la crisis de la globalización.

  • No podemos caer en la disyuntiva de globalización salvaje o proteccionismo.

  • No podemos caer en la trampa de que hay que salvar el TLCAN ya que supuestamente la ruptura llevaría a una crisis sin precedentes.

Aprovechemos la crisis de la globalización para un cambio de fondo en beneficio de los pueblos, en que la competencia no se base en bajos salarios y condiciones laborales, así como en la relajación de las regulaciones ambientales.


Alberto Arroyo Picard, al centro en la primera fila FOTO: Edgardo Mendoza / ANEC

El reto no sólo es la lucha por la desaparición del TLCAN y sustituirlo por un acuerdo distinto de complementación económica, sustentabilidad social y ambiental, respeto a los derechos humanos, etcétera, etcétera. Si no logramos una fuerza social mucho mayor en cada uno de nuestros países y en nuestra región, hay un escenario aún peor que el TLCAN: la desaparición formal de un acuerdo trilateral e imposición unilateral de sus contenidos por la vía de la fuerza económica y política de Estados Unidos sobre México. Es decir, concesiones unilaterales de nuestro gobierno, sin obligaciones para el gigante del norte.

Estamos en una nueva etapa del capitalismo.

Lo nuevo de la etapa actual del capitalismo es la globalización de la producción, ya no sólo del comercio y la inversión. Estamos en una etapa de fábricas globales dispersas por el mundo, lo cual lleva a buscar libre circulación de mercancías y capitales, y necesita una gobernanza global de la economía de la que forman parte esta especie de constitución mundial de los derechos del capital que son los tratados de libre comercio (TLCs) y los acuerdos en materia de inversiones y de servicios.

Asimismo, hay una formación profunda de los Estados. Recordemos que el papel estructural del Estado es garantizar la reproducción del sistema, pero ahora a los Estados nacionales se les exige jugar un papel que garantice la reproducción del sistema global aun a costa del desarrollo de sus países.

Pero esta globalización está en crisis. En el ámbito económico la crisis se expresa en el empobrecimiento de la población. La revolución tecnológica, incluida la automatización y robotización de la producción disminuye la capacidad de generar empleos, lo que aumenta el empobrecimiento de gran parte de la población y con ello crece la dificultad de encontrar mercado a la producción aumentada. Es decir se agudiza lo que Marx llamó el salto mortal de convertir de nuevo la mercancía a dinero.

Ello lleva a que muchas inversiones se refugien en la especulación financiera. Resulta más negocio especular que producir. Pero esto concentra la riqueza, no produce nueva riqueza, y cuando revienta la burbuja especulativa, lleva a crisis como la de 2009, que pueden ser cada vez más frecuentes.

Otro sector de refugio es la sobreexplotación depredadora de recursos naturales que junto con otros factores ha llevado a la aceleración del cambio climático. La globalización también conlleva un excesivo movimiento de insumos y componentes de un extremo del mundo a otro, lo que tiene un enorme impacto o huella ambiental.

Es decir, esta voracidad del capitalismo globalizado, desregulado, depredador, concentrador extremo de la riqueza está topándose con contradicciones económicas y límites ambientales.

En el ámbito político, la crisis de la globalización se manifiesta así: los Estados nacionales han descuidado su papel de garantizar las condiciones de reproducción ampliada de la economía a nivel nacional.

Esta contradicción es particularmente importante en Estados Unidos, donde el motor de su crecimiento es el mercado interno, que está disminuyendo por la precarización del empleo.

El empobrecimiento de la población y el servir primordialmente a la burguesía globalizada explican la dificultad de las elites políticas nacionales de buscar la legitimidad que les permita mantenerse en el poder.

Es increíble que los resultados del Brexit, la derrota demócrata en Estados Unidos y el crecimiento en Europa de las derechas extremas, se quieran explicar por el “atraso” de los votantes y no como una rebelión de los damnificados de este modelo.

Por estos factores, la crisis está siendo aprovechada por las derechas en muchos países desarrollados.

¿Cuál es el significado de Trump en esta crisis?

Trump aprovechó estas contradicciones para llegar al poder, pero no representa una solución real. Ni siquiera tiene un proyecto reformista dentro de la globalización, sino que pretende profundizar la globalización salvaje: Y lo hace por medio de una mayor desregulación al sector financiero, un desprecio a las regulaciones ambientales y profundización de los tratados de libre comercio. Su discurso no corresponde con su actuación.

Trump negocia amenazando, y las elites de nuestros países han caído en esta trampa. El gobierno de México está dispuesto a dar lo que sea para mantener el TLCAN y con ello el negocio de su burguesía globalizada y de la elite política corrupta que nos ha gobernado.

La promesa del trumpismo de más empleos en Estados Unidos es un engaño, ya que si acaso logra (lo que es poco probable) que regresen fábricas al territorio estadounidense vía la baja de impuestos a las ganancias. Ello se compensará vía mayor robotización, es decir, menos empleos.

Además, ni siquiera ha prometido mejores salarios y pudiera usar la precarización del empleo estadounidense como otro incentivo para re-localizar en Estados Unidos empresas que se fueron.

Un escenario catastrófico, pero no totalmente descartable dado lo autoritario de Trump, pudiera ser que la política anti-migrante pudiera conjugarse con una menor protección al desempleo que obligue a los estadounidenses a aceptar trabajos hoy inaceptables.

Es decir que Trump representa el enfrentamiento autoritario a las dificultades de la actual globalización, incluso es una expresión de lo que se ha llamado una acumulación militarizada. Recordemos que el rubro que más aumenta en la nueva propuesta de presupuesto son los gastos militares.

NI TLCAN, Ni caos, sí hay opciones.

* Ponencia presentada durante el Encuentro de Organizaciones Sociales Canadá, Estados Unidos, México.
Por Nuevas Formas de Cooperación Internacional (26 y 27 de mayo)

opiniones, comentarios y dudas a
[email protected]