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Desde una poesía comprometida, confirma el sentido ético de la literatura

Reconocen a Adam Zagajewski con el Princesa de Asturias de las Letras

Maneja ese raro triunfo del escritor: ser político pero, a la vez, muy humano, dice Richard Ford

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 9 de junio de 2017, p. 7

Madrid.

El poeta polaco Adam Zagajewski fue reconocido ayer con el Premio Princesa de Asturias de las Letras por el sentido ético de su obra literaria, que es al mismo tiempo fruto de la tradición occidental y de sus vivencias personales, marcadas por el exilio al que fue orillado por el régimen comunista de su país natal.

Respecto de su galardón, Zagajewski señaló que aunque un poeta trabaja en soledad recibe esta noticia inesperada como un gran honor.

El poeta forma parte de la historia viva del siglo XX. Con sus extremos, contradicciones y vaivenes. Su figura literaria emergió en una época, los años 60 y 70 del siglo pasado, en la que había una ebullición por una nueva era y, al mismo tiempo, en Polonia prevalecía el régimen comunista, en el que la falta de libertad y la censura llevó a muchos creadores e intelectuales a buscar el exilio. Zagajewski lo tuvo que hacer, primero en Alemania, después en Francia y finalmente en Estados Unidos.

En el acta, el jurado sustenta que “la poesía de Zagajewski –así como sus reflexiones sobre la creación y su intenso trabajo memorialístico– confirma el sentido ético de la literatura y hace que la tradición occidental se sienta una y diversa en su acento nativo polaco, a la vez que refleja los quebrantos del exilio. El cuidado por la imagen lírica, la vivencia íntima del tiempo y el convencimiento de que tras una obra artística alienta el fulgor, inspiran una de las experiencias poéticas más emocionantes de la Europa heredera de Rilke, Milosz y Antonio Machado”.

Foto
Adam Zagajewski, en imagen tomada de Internet

Richard Ford, quien hace dos años ganó el galardón, celebró la elección del poeta polaco, al sostener que la poesía luminosa, profunda, a veces irónica, pero siempre lírica de Adam Zagajewski maneja ese raro triunfo del escritor: el de ser político pero, a la vez, sumamente humano en un gesto continuo, complejo e irresistible.

Zagajewski, nacido en 1945 en el pequeño pueblo de Lwów, es sobre todo poeta, pero también ha cultivado la novela, el ensayo y el cuento. En los años 70 del siglo pasado se unió al grupo de disidentes de Cracovia, Teraz (Ahora).

Con el poemario Plótno (1990) evolucionó hacia la contemplación poética, lejos de la combatividad de sus primeras obras. Sobre este cambio dijo: “la poesía está en otra parte, más allá de las inmediatas luchas partidistas, e incluso más allá de la rebelión –aun la más justificada– contra la tiranía”.