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México SA

¿Gobierno de mayoría?

Del Mazo: 17 de cada 100

Gana OHL una vez más

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na vez más, en el estado de México la mesa está servida. Sólo falta el cajonero pronunciamiento del candidato oficial, en el sentido de que gobernaré para todos (… los amigos y socios…). Finalizado el conteo de votos por las instancias supuestamente independientes y ciudadanizadas, el primo de Peña Nieto, Alfredo del Mazo, se proclama vencedor de la contienda, aunque de entrada la verdadera ganadora fue la trasnacional española OHL, pues –conocido el desenlace institucional– sólo ayer sus ganancias en el mercado accionario se incrementaron cerca de 6 por ciento. Negocio garantizado, pues.

Nada nuevo bajo el sol. La maquinaria tricolor –ilegal, desde luego– funcionó (sin menoscabo de la utilizada por los demás partidos, si bien con la misma ilegalidad, pero menos resultona) y a mediados de septiembre próximo el estado más poblado de esta República de discursos tendrá nuevo virrey, de la misma casa monárquica, y presumirá que su gobierno de mayoría alcanzará para dar y repartir.

Así, oficialmente, 33.7 por ciento de quienes participaron en los comicios dominicales (acarreo y compra de sufragios incluidos) votó por el primo, mientras 30.8 por ciento lo hizo por la profesora del diezmo, alrededor de 17.7 por el punk divisionista y algo así como 11 por ciento por la siempre exitosa vendedora de pinturas.

Sin embargo, lo anterior, de acuerdo con los estrategas tricolores –meros porros de traje y corbata–, es más que válido para presumir un gobierno de mayoría encabezado por otro de los ricos que gobernará uno de los estados más pobres del país, siempre con la filosofía del haiga sido como haiga sido que tantos beneficios ha procurado al país.

Pero en la danza de las cifras, ¿realmente se puede cacarear un gobierno de mayoría, del color que resultara? De entrada, la vencedora fue –una vez más– la abstención, pues sólo votó poquito más de la mitad de la lista nominal (52.5 por ciento), lo cual quiere decir que cerca de 5.5 millones de mexiquenses no participaron. Arrasó una vez más.

Y abajo, muy distinta, aparece el primo, seguido por la profesora del diezmo. De acuerdo con la presunción oficial, estas dos joyas de la política mexicana conjuntaron casi 65 por ciento del voto popular. Eso dicen, pero en realidad obtuvieron la mitad, es decir, en el mejor de los casos Del Mazo obtuvo 17 por ciento del listado (incluidos los cuatro partidos que se sumaron a su candidatura) y Delfina 15 por ciento, más o menos.

Así, se desvanece el gobierno de mayoría anunciado por los tricolores, por el simple hecho de que la representatividad y legitimidad del nuevo virrey se reduce a sólo 17 de cada 100 mexiquenses con derecho a sufragar (compra de voto incluido) y a 12.5 de cada 100 si se considera el número total de habitantes en el estado de México, de tal suerte que esas proporciones, ni echándole muchas ganas, pueden ser calificadas de mayoritarias, sin olvidar que los gobiernos de esta República de discursos (federal, estatal o municipal) simple y sencillamente son los representantes, gerentes, sicarios y gatos de la élite (¿en serio Del Mazo gobernará igual para la prole de Ecatepunk que para los divinos de Huixquilucan y/o para la famiglia monárquica? ¿Te cae?).

Pero, bueno, lo mismo sucedería si de repente cae un rayo celestial en el siempre imparcial Instituto Electoral del estado de México y provoca cambios documentados en las cifras definitivas, tras agotadoras jornadas de casilla por casilla, voto por voto. Cualquiera de los candidatos, como les llaman, estaría en la misma situación que el virrey, y en el caso de la profesora las cifras serían de 15 por cada 100 del listado y 12 por cada 100 de los mexiquenses. Para el punk divisionista las cifras sólo le alcanzan para 9 y 6.25 de cada 100, respectivamente. Y a Josefina ni siquiera para representar a los expendedores de Comex en Naucalpan.

Aun en el inexistente caso de que Del Mazo, Delfina y Zepeda sumaran sus votos para armar un gobierno de mayoría, la realidad les impactaría la dentición, pues en conjunto apenas si representarían –es un decir– a cuatro de cada 10 votantes y a tres de cada 10 mexiquenses. Por ningún lado, pues, aparece la mayoría.

No hay novedad, pues la anterior es una muestra del tipo de gobierno de mayoría que comenzará a mediados de septiembre próximo, que será del mismo alcance de los que ahora encabezan los 32 virreyes en funciones (el chapitas Eruviel incluido) y el monarca (en turno) mayor, es decir, el mismo ejercicio que a lo largo de casi nueve décadas ha encabezado la famiglia mexiquense adoradora de Atlacomulco. ¿En serio alguien cree que el primo lo hará distinto?

Pero qué más da si el PRI se dice ganador, y lo es porque retuvo el negocio. Sin embargo, si se compara el resultado actual con el de seis años atrás por el mismo hueso, en realidad ahora el tricolor gastó muchísimo más recursos económicos y aun así perdió abundante terreno. En las elecciones de julio de 2011, con Eruviel Ávila como candidato, oficialmente el partidazo (más las rémoras del PVEM y de Nueva Alianza) obtuvo poquito más de 3 millones de votos, equivalentes, en aquella época, a 65 por ciento del total de sufragios (las cifras son del IEEM).

Pero en los comicios del domingo pasado el primo apenas obtuvo poco más de 1.9 millones de votos (casi 40 por ciento menos que seis años atrás), de tal suerte que la diferencia –más un piquito– se la quedó Morena. En la elección de 2011 los abanderados panista y perredista (más PT y MC) registraron proporciones similares a las del domingo anterior (12 y 18 por ciento, respectivamente”). Y esta historia se repite a escala municipal, estatal o federal. Tal vez las únicas ventajas reales del tricolor sean la pasividad de la sociedad mexicana y que, sin representar a nadie, más que a la famiglia (¿capicci?), siempre se queda con el pastel. Haiga sido como haiga sido, pero se lo queda, sin importarle las consecuencias.

Las rebanadas del pastel

Tres de tres. Pues nada, que cada uno de los integrantes de la tercia de nuevos priístas, la nueva generación política del tricolor, presumida cinco años atrás por el entonces candidato Enrique Peña Nieto, ya cuenta con su orden de aprehensión. Dos ex gobernadores han sido capturados (Javier Duarte y Roberto Borge), y uno anda prófugo (César Duarte). Qué bueno que el PRI se modernizó.

Twitter: @cafevega