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De nuestras Jornadas

Policías en problemas

E

l conflicto surgido en la policía estatal en demanda de mejores condiciones laborales merece atención inmediata; así sus peticiones pudieran rayar en lo absurdo, los uniformados deben ser escuchados.

Si no tienen la razón, habrá que explicarles por qué no proceden sus exigencias; si la tienen, la autoridad deberá buscar la forma de mejorar su situación en la medida de lo posible.

Elementos policiacos, de Protección Civil, bomberos y algunos otros relacionados con la protección y la seguridad ciudadanas, deberían ser los servidores públicos con los mejores salarios y prestaciones por lo importante y riesgoso de su ocupación. Sin embargo, ocurre lo contrario: los gobiernos los tienen prácticamente en el abandono.

No es extraño que, por ejemplo los bomberos, se quejen de falta de uniformes y equipos, incluso mangueras y cascos, mientras funcionarios del nivel que sea reciben elevados salarios y se dan vida de reyes.

En ninguna circunstancia, menos aún en la que actualmente vive Guerrero, en la que imperan la inseguridad y la violencia, es recomendable un despido masivo por un paro de tres días mientras con grupos organizados se procede con toda tolerancia y condescendencia, así bloqueen durante 12 horas la Autopista del Sol o incendien edificios públicos como el palacio de gobierno, como ha llegado a ocurrir.

Tampoco es plausible que la autoridad muestre simpatía hacia grupos de autodefensas de reciente creación, los reciba con brazos abiertos y dialogue pronto con ellos, aun con la certeza de que se mueven fuera de la ley, mientras a los servidores públicos, a la gente de casa, pues, los trata con mano dura y decisiones drásticas.

La Policía Estatal se ha fletado en todo momento, como ocurrió en los tres días consecutivos de violencia que vivió hace poco la región de Tierra Caliente, y eso no debe pasarse por alto, aun en el entendido de que es su obligación.

Es necesario brindarles empatía, comprensión, acercamiento con los jefe; tal vez sólo estén esperando algunas palabras de reconocimiento a su esfuerzo y entrega; bien se haría en procurarles algunas mejoras tanto personales como en las instalaciones que ocupan, así como brindarles mejor trato. Después de todo, por muy rudos que parezcan, son seres humanos.