Opinión
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México SA

Milagros vs realidad

Crecimiento=pobreza

Más migajas para todos

E

n la kermés de las buenas noticias los milagros son cosa de todos los días, y más los resultados positivos, precisamente en tiempos electorales. Juan Diego estaría verde de envidia si conociera cómo, de la noche a la mañana, ha sido rebasado porque en esta república de discursos todo funciona razonablemente bien (Meade dixit), sobre todo en el ámbito económico.

Primero la Secretaría de Hacienda, después los organismos de la cúpula empresarial y financiera, más adelante el Banco de México y ayer el grupo de especialistas en economía permanentemente consultados por el banco central unieron sus manos y gritaron ¡Aleluya!, porque en 2017 la poderosa economía mexicana crecería, dicen, más de lo previsto.

Bien, pero ¿cuánto? ¿De a cómo el espectáculo? Serenos, no sean golosos: el crecimiento adicional estimado para el presente año sería entre dos y tres décimas de punto porcentual, para finalizar el año en un rango de entre 1.5 y 2.5 por ciento (Hacienda y Banco de México) o de 1.97 por ciento (y 2.18 para 2018, según los citados especialistas). ¡Qué tal! ¡Progreso ya, migajas para todos!

Con estas buenas proyecciones y un jarrito de atole, el gobierno de Enrique Peña Nieto sólo engrosaría el de por sí abultado inventario de sexenios perdidos, pero eso sí con una sonrisa inconmensurable, porque durante estadía en Los Pinos a la familia y a los amigos les fue requetebién.

En la entrega de ayer comentamos que con las buenas noticias de Hacienda y el Banco de México el sexenio peñanietista reportaría una tasa anual promedio de crecimiento de entre 1.86 y 2.2 por ciento, que en los hechos sería el mínimo registrado –junto con el de Felipe Calderón– desde tiempos de Miguel de la Madrid. Si se considera la revisión al alza de los especialistas en economía, entonces tal previsión rondaría 2.02 por ciento. ¿Así, o más buenos resultados?

Pero al final de cuentas, en materia de crecimiento y bienestar ¿para qué son útiles dos o tres décimas de punto porcentual? ¿Para qué alcanza? De entrada es sano recordar lo que en días pasados advirtió la Cepal: “para los mexicanos de a pie la economía ‘creció’ (también de forma inequitativa) a un promedio anual de 2.6 por ciento, con enormes diferencias en cuanto a estratos y beneficios. Por el contrario, la riqueza registró un crecimiento real promedio anual de 7.9 por ciento en el mismo periodo, lo que significa que en México tal indicador se duplicó entre 2004 y 2014, pero sólo para los más acaudalados”.

Lo anterior quiere decir que, de entrada, los beneficios económicos para la prole (Paulina Peña dixit) resultan tres veces inferiores –si la distribución fuera equitativa, que desde luego no lo es– a los de la cúpula que ahora divulgan las buenas noticias y siempre obtienen muchísimo más.

Pero bueno, con base en lo anterior, se puede hacer un ejercicio comparativo con el crecimiento durante el sexenio calderonista, es decir, con el mismo que a los mexicanos prometió vivir mejor, aunque en los hechos generó 15 millones adicionales de pobres, siempre festinando que la economía y su avance se asemejaban a un poderoso navío de gran calado.

En el primer bienio del calderonato la economía mexicana creció a un ritmo anual promedio de 2.25 por ciento, algo que presumió como una maravilla hasta el hartazgo. Sin embargo, aunque parezca mentira, esa proporción resultó mayor a la que Enrique Peña Nieto registró en su primer bienio de estadía en Los Pinos (promedio de 1.6 por ciento).

Así, entre 2007 y 2008 –antes de la crisis del catarrito que a México le hacía lo que el viento a Juárez, según Agustín Carstens y el propio Felipe Calderón–, y con el navío de gran calado surcando los mares de la ignominia a toda velocidad, el número de mexicanos en pobreza se incrementó en casi 7 millones (las cifras son del Coneval).

En el primer bienio de Peña Nieto la economía creció 1.6 por ciento como promedio anual, y el número de mexicanos en pobreza se incrementó en alrededor de 2 millones, para totalizar 55.3 millones, aunque si se considera la medición de la pobreza patrimonial –la más contundente de todas– tal cifra rebasa 63 millones. En ese lapso el número se incrementó dos puntos porcentuales, es decir, a un ritmo mayor que el de la economía. Y también en ese periodo (2013-2014) se presumieron “sorprendentes avances sociales.

La anterior es la más reciente medición oficial de la pobreza en México y la actualización se divulgará en agosto próximo (el calendario original fijó mediados de julio, pero por una mera casualidad el aparato de maquillaje pospuso la fecha por aquello de las elecciones, y para dar tiempo a que el Inegi, ya con la señora Paloma Merodio en la nómina, corrija las inconvenientes tendencias suicidas de los mexicanos que se aferran a no comer).

Con Felipe Calderón la economía mexicana registró una tasa anual promedio de crecimiento de 1.87 promedio, mientras que el número de mexicanos en pobreza (cifras oficiales) pasó de 45.4 millones en diciembre de 2006 (cuando el tal Jelipe se aposentó en Los Pinos) a 61.3 millones (a la hora de, felizmente, abandonar la residencia oficial, en 2012).

Así, el crecimiento económico y el poderoso navío de gran calado generó 7 mil 260 nuevos pobres en el país por cada día de estadía de Felipe Calderón en Los Pinos (casi 303 por hora), hasta sumar 15 millones 900 mil. Eso sí, nunca dejó de presumir que la economía funcionaba como reloj suizo y que las políticas públicas no tenían otro objetivo que el bienestar de los mexicanos.

Con esos 61 millones y pico de mexicanos en pobreza comenzó el sexenio de EPN, y dos años después el inventario ascendió a 63 millones y pico. En el bienio la poderosa economía nacional generó un par de millones adicionales de mexicanos depauperados, a razón promedio diario de 2 mil 740. Y eso que eran años felices del Pacto y las reformas que moverían a México. Si la tendencia se mantiene, para 2018 más de 6 millones adicionales de mexicanos, cuando menos, habrán engrosado el padrón de pobres.

El deterioro económico y social ha sido permanente y notorio, pero si se atiende a los niños de la kermés de los milagros a México le va de maravilla.

Las rebanadas del pastel

Entonces: ¿para qué sirve, si se logra, un crecimiento adicional de entre dos y tres décimas de punto porcentual? Si el oficialmente registrado hasta ahora no alcanza ni para la propina, ¿qué pueden esperar los mexicanos con el nuevo impulso de una economía que funciona razonablemente bien?

Twitter: @cafevega