Economía
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Es el nivel más bajo entre 18 países de AL y el Caribe: BID

Recibe el agro mexicano sólo 2.5% de créditos que otorga el sector financiero
 
Periódico La Jornada
Martes 16 de mayo de 2017, p. 24

El sector agropecuario en México recibe alrededor de 2.5 por ciento de créditos que otorga el sector financiero, lo que representa el nivel más bajo entre 18 países de América Latina y el Caribe, indicó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El financiamiento llega apenas a 16 por ciento de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) del sector mexicano, lo que contrasta con los créditos que consiguen 78 por ciento de mipymes de la industria metalmecánica, 50 por ciento de la petroquímicas y 46 por ciento del sector de la confección, detalló el organismo regional en un estudio sobre el financiamiento del sector agroalimentario y desarrollo rural.

En América Latina y el Caribe la participación del crédito en el sector agropecuario dentro de la cartera total bajó de 11.9 a 4.02 por ciento en 2012, aseguró. Entre los 18 países analizados, Paraguay es el que más crédito otorga a los productores, con 33 por ciento del financiamiento total, seguido por Venezuela (alrededor de 18 por ciento), Uruguay (16), Nicaragua (14), Argentina (13), Brasil (9) Chile (8) y Ecuador (6).

Otras nueve naciones (Bolivia, Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia, República Dominicana y Perú) destinan entre 3 y 5 por ciento de su financiamiento al sector agropecuario. En el último lugar se ubica México, con apenas 2.5.

El BID consideró que el acceso al financiamiento y el desarrollo de los sistemas financieros resultan clave en la productividad de la economía de un país y es uno de los retos que enfrentan las naciones latinoamericanas, pero los sectores agroalimentario y rural presentan retos particularmente desafiantes en la materia.

El acceso a créditos no sólo sirve para que los campesinos incrementen sus niveles de productividad y, con ello, disminuyan las brechas de pobreza y desigualdad que padece la población rural respecto de otros sectores, sino también para que enfrenten riesgos ante la vulnerabilidad que provocan los desastres naturales y el cambio climático.