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En Casa Lamm rinden homenaje al primero de nuestros narradores modernos

Iniciaron las conmemoraciones por el centenario natal de Rulfo

Su estilo es inconfundible, está hecho de tallas precisas que dejan desnudos los rasgos básicos de las acciones de los personajes: Jaime Labastida

Concedía capital importancia a los registros variables de la voz humana; ésta es el centro de todas sus ficciones humanas, dijo José Pascual Buxó

Foto
Autorretrato de Juan Rulfo en San Gabriel, ca. 1939, incluido en Noticias sobre Juan Rulfo: la biografía, libro de Alberto Vital, imagen publicada con autorización de la Fundación Juan Rulfo, que dirige Víctor Jiménez
 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de mayo de 2017, p. 2

El estilo desnudo de Juan Rulfo (1917-1986), y no el tema, es lo que abrió la narrativa de México al mundo moderno, dijo el poeta y editor Jaime Labastida, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), durante el homenaje que ese cuerpo colegiado rindió la noche del jueves al escritor jalisciense con motivo del centenario de su natalicio.

En ese acto, efectuado en Casa Lamm, participaron el filólogo y escritor José Pascual Buxó, el escritor Felipe Garrido y el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, todos miembros de número de la AML, en la que Rulfo ocupó la silla XXXV.

En su intervención, Labastida afirmó que si bien el ambiente en el que se sitúa la narrativa del autor de Pedro Páramo es el de un México que ya no existe, su escritura y voluntad de estilo se mantienen.

¿Por qué Rulfo es el primero de nuestros narradores modernos? Porque su estilo es único e inconfundible, está hecho de supresiones, de tallas precisas que dejan desnudos, con unas cuantas palabras, los rasgos básicos de las acciones y los actos de los personajes, expresó Labastida.

Imposibilidad de un texto definitivo

José Pascual Buxó destacó que, desde su aparición, El llano en llamas y Pedro Páramo hicieron patente que nos hallábamos ante la evidencia de un nuevo modo, sorprendente y exacto, de concebir la naturaleza y el sentido de las narraciones literarias.

Recordó que al principio los cuentos y novelas de Rulfo fueron motivo de incomprensión y rechazo por la crítica, debido a la novedad, independencia y sutil eficacia de su nueva poética narrativa.

La primera y más importante novedad, dijo, fue la ausencia absoluta de la figura del autor-narrador, para que sean los personajes ficticios los que ocupen, de manera autónoma y quizá inopinada, la totalidad del espacio narrativo.

Según el filólogo, Rulfo concedía capital importancia a los registros variables de la voz humana, al grado de hacer de ésta el centro de todas sus ficciones humanas.

Felipe Garrido planteó una lectura diferente de Pedro Páramo, en la que, entre otros aspectos, afirmó que al principio del relato no es Dolores Preciado la que ha muerto, sino su hijo, Juan, porque sólo de esa manera ese personaje pudo descender al inframundo, tema de la novela.

“Hay que leer Pedro Páramo y El llano en llamas sin caer en la trampa de una lectura literaria”, pidió el especialista, quien afirmó que Juan Rulfo conserva múltiples imitadores, aunque casi todos de superficie.

En su opinión, sólo algunos escritores a la altura del jalisciense aprovecharon sus lecciones, como Juan José Arreola, Julio Cortázar y Vicente Leñero, quienes en 1963, de forma respectiva, publicaron La feria, Rayuela y Los albañiles, además de Gabriel García Márquez, quien en 1967 dio a conocer Cien años de soledad.

Son cuatro novelas, asentó, deudoras Pedro Páramo, como la tiene Juan Rulfo con Mariano Azuela, autor de Los de Abajo, y Agustín Yáñez, de Al filo del agua.

Felipe Garrido consideró que es imposible llegar a un texto definitivo sobre la obra de Rulfo, puesto que siempre hacen falta nuevas ediciones que sigan aportando y que los críticos sigan trabajando.

Hay y seguirá habiendo nuevos lectores y críticos, así que habrá nuevas ediciones. Un clásico no puede ser reducido a un texto definitivo, dijo.

Eduardo Matos Moctezuma refirió que Juan Rulfo, como escritor, llevó la muerte a cuestas, a flor de piel, a flor de esqueleto, porque sólo de tal manera pudo revelar el lenguaje de ésta.

Siempre he pensando que para que nos pudiera dar el lenguaje de la muerte, debió convivir con los muertos, añadió el arqueólogo. Y es que él nos da la muerte a cada instante, hace hablar a los muertos después de la vida y más allá, los suyos son pueblos fantasmas con hombres fantasmas que rompen el límite de la existencia.